Basada en la canción "Tan bien" - Lit Killah ft. Agus
- Me gustas. - Damian había escuchado esas palabras hace años cuando era un pequeño.
Él recordaba cada facción de la niña que le confesó sus sentimientos. Era de estatura pequeña, usaba unos grandes lentes redondos que la hacían lucir adorable, un cabello largo y negro, una piel pálida, parecía una muñeca frágil y delicada.
En ese entonces Damian no creía en las "Cursilerías" cómo el amor. Le dijo un frío y cruel "A mí no me gustas" Y se retiró cual cobarde.
Ahora él tenía veinticinco años, y aún recuerda la niña que había rechazado.
No sabía su apellido ni su nombre, solamente recuerda sus delicadas facciones y su iris morada, una belleza exótica.
- Damian, te estoy hablando. - Dijo su padre a través de la pantalla.
- Lo siento padre, prosigue. - Respondió Damian apoyando los codos en sus rodillas.
- Debes resolver un caso de narcotráfico con Dick y una compañera de trabajo. - Comentó con su semblante serio e imponente.
- Puedo resolverlo solo. - Dijo igual de serio que su padre.
- No estoy preguntando, es una orden. - Y sin decir más , cortó la llamada dejando a Damian con las palabras en la boca.
Damian bufó molesto y luego cerró la computadora. Se recostó en el sillón y llamó a Richard.
- ¿Aló? - Contestó su hermano adoptivo al otro lado de la línea.
- Padre mencionó que debemos trabajar juntos. - Respondió Damian con cada letra cargada de odio y rencor que lo caracterizaba.
- Oh, cierto. - Dijo Dick recordando las palabras de Bruce. - Estamos en la estación, nos vemos, demonio.- La llamada se cortó dejando a Damian enfurecido.
- TT... Estúpido Grayson. - Murmuró enojado. Tomó su chaqueta y luego salió de su departamento camino a la estación.
Él y Dick eran unos reconocidos policías y detectives. A Damian le gustaba trabajar solo, pero para su suerte, su padre y jefe no pensaba lo mismo.
Las calles oscuras y frías de Gotham eran su paisaje de cada día, ya estaba acostumbrado.
Llegó a la estación que estaba repleta de reporteros y periodistas. Entró a duras penas e intento visualizar a Grayson entre tantos policías.
- ¡Pequeño D! - Exclamó Dick para llamar la atención del muchacho.
El sólo gruñó con disgusto y luego se acercó a su hermano.
- ¿Por qué el lugar está tan lleno? - Preguntó con molestia mirando a su alrededor.
- Verás... Nuestra compañera es... ¿Cómo decirlo? - Hizo una pausa buscando la palabra correcta. - ¿Famosa? - Comentó inseguro.
- ¿Famosa? - Repitió Damian confundido.
- Listo, Dick. Perdón por la tardanza. - Una melodiosa voz femenina se escuchó al lado de Damian.
Ambos dirigieron sus miradas hacia la mujer que estaba a su lado. Dick sonrió y Damian la miró confundido.
- Bien. - Sonrió y luego la ubicó al frente de Damian. - Él es Damian. - Apuntó a Damian. - Ella es Rachel. - Dijo apuntándola.
Rachel alzó su mano para poder estrecharla con Damian, pero él aún estaba sumergido en sus infinitos ojos violetas.
- Él no es muy social, déjalo. - Dijo Dick tomándola de los hombros. - Vamos, hay trabajo que hacer.
Damian no podía parar de pensar en la mujer que recientemente le habían presentado. Estaba seguro que era la pequeña a la cual lastimosamente rechazó cruelmente.
Ahora ya no usaba lentes, sus facciones eran maduras, pero aún eran delicadas y perfectamente hechas.
Sus labios estaban pintados con un labial rojo fuego y sus ojos tenían un perfecto delineado. Su cabello ya no era largo, era un elegante corte arriba de los hombros. Reflejos morados resaltaban en el.
Los siguió a ambos por la estación hasta que llegaron a la oficina de Dick.
- Comencemos, no podemos retrasarnos. - Comentó un sonriente y alegre Dick.
Rachel solo sonrió, la felicidad de Dick era contagiosa. Damian hizo una mueca tonta observando detalladamente a la muchacha la cual estaba sumergida en el mundo de las letras.
(...)
El caso fue realmente difícil, no tenían mucha evidencia a favor, lo que hizo el caso más largo de lo habitual, para la mala suerte de Damian.
Durante ese tiempo, Damian y Rachel se acercaron mucho creando y reforzando una amistad, claro que Damian no quería solo una amistad.
Cuando acabaron con el caso, Rachel se tuvo que ir nuevamente a Metrópolis, en donde vivía actualmente.
Ella era muy inteligente, y por esa razón su padre los asignó con la mujer.
- Espera. - Dijo Damian tomando de la muñeca a Rachel antes de que atravesará la puerta de la estación.
- ¿Qué pasó, Damian? - Dijo la mujer girándose hacia él, mirándolo de frente.
- Yo... Emm... ¿Acaso no me recuerdas? - Preguntó observándola a los ojos. Ella solamente sonrió.
- Nos conocemos hace unos meses. - Respondió obvia. - ¿Por qué te conocería desde antes?
- Eras pequeña. Me dijiste tus sentimientos y yo te... Rechacé. - Lo último lo dijo en un susurro que Rachel alcanzó a escuchar.
- Sí lo recuerdo. - Dijo ella observando su reacción.
- Fuí un idiota, pero no debes irte... Puedes quedarte y yo-
- Shhh... Silencio, fue hace muchos años. - Comentó mirándolo a los ojos.
- Podemos intentarlo, ahora... - Sonrió tomándola de las manos. Ella negó con una sonrisa y apartó las manos delicadamente.
- Te esperé durante años. Ahora es tarde. - Negó suavemente.
- Pero ahora he madurado. - Sonrió con esperanza en sus ojos.
- No, simplemente no funcionará. - Hizo una pausa pensando en sus palabras. - Fue un enamoramiento de niñatos. Actuemos como adultos y afrontamos la realidad. Ten una buena vida, Damian.
Dejando a Damian con las palabras en la boca, atravesó la puerta de cristal y desapareció entre los periodistas que la bombardeban con preguntas.
Alguien tomó su hombro.
- ¿Estás bien? - Preguntó Dick observando su perfil.
Él solo se quedó callado imaginando que hubiera pasado si no la hubiera rechazado.