🅰🅳🆅🅴🆁🆃🅴🅽🅲🅸🅰
Primera versión de "Plushophilia"
NO esta terminada y NUNCA será terminada.
Veanlo como la versión Beta con ortografía y narrativa mal hecha.
Temática sobre comportamientos, pensamientos, ideologías y relaciones no sanas. (...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La tormenta había caído de golpe, apenas salí del edificio y cerré la puerta, esta calló y me hizo soltar un suspiro. Podía escuchar los truenos y relámpagos caer, además de ver las gotas de lluvia por medio de los faroles y las luces fluorescentes de aquel callejón.
—Lo que me faltaba –dije frustrada en voz alta aferrada a mi bolso.
Menos mal que tenía paraguas. Lo abrí y comencé a caminar hacia la parada de autobuses. Escuchando mis botas de tacón haciendo un ruido que acompañaba a las gotas de lluvia, siendo estos los únicos sonidos y mi única compañía.
Mientras caminaba no pude evitar oír sonidos extraños. Pasos fuertes detrás de mí o como alguien pequeño corría de un lado a otro, haciendo ruido entre montos de basura y uno que otro contenedor.
Durante un buen rato los oí. Haciéndome sentir incomodidad y un nerviosismo que iba creciendo poco a poco.
Después de un buen rato oyendo dichos sonidos, no podía aguantarlo más, la inseguridad como la curiosidad de saber quién me seguía me carcomía. Decidí darme la vuelta y ponerle cara a lo que sea que estaba frente a mí.
Pero cual fue mi sorpresa ver la calle desolada. Solo los departamentos tenían sus luces prendidas además de algunos anuncios fluorescentes que parpadeaban y los faroles detrás de mí. Sentí un escalofrío recorrerme, tenía un mal presentimiento.
Volví a caminar. Pero ahora ya no escuchaba los pasos. Sin embargo, me invadió la sensación de ser observada. Podía sentir los ojos de alguien clavados en mí. Podía sentir que los tenía bien abiertos. Cual búho mirando a su presa en la noche. Me sentía acechada, nerviosa y con miedo.
Más que incomodarme , me alarmó, y apreté el paso. Finalmente llegué a la parada de autobuses. Había dos personas esperando ahí.
Si hay gente no me seguirá más, pensé con miedo y esperanza.
Finalmente llegué. Pare y podía sentir mi respiración agitada, junto con mi corazón palpitando.
—Señorita ¿está usted bien? –me preguntó la anciana junto a mí.
—¿Eh? –reaccioné sorprendida–. S-si, si –respondió nerviosa y aún agitada–. Es sólo que la lluvia me agarró desprevenida –me excuse.
Ella no me dijo más. Suspire de alivio y me senté a su lado. Cerré mi sombrilla y me quedé a esperar el autobús. El alivio llegó a mi como una bomba, y poco a poco se apoderaba de todo mi ser; regulando mi pulso y mi respiración.
No tardó más de cinco minutos cuando llego y me subí. Me subí a él y me senté casi en el fondo. Estaba vacío pero no le tomé importancia, después de todo ya era muy tarde.
Me recosté en el asiento, apoye la cabeza en la ventana y cerré los ojos un momento. Cuando sentí el autobús frenar para una parada abrí los ojos lentamente. Ya estando totalmente abiertos vi a alguien enfrente de mi. No justo en el asiento de enfrente, si no un par de asientos más adelante.