+18, violencia, romance, desamor y síndrome de Estocolmo.
¿Que pasará con la vida de Marinette?.
Una azabache emancipada de 18 años, luego de ser secuestrada juntó a otra chica por el famoso diseñador Gabriel Agreste.
Llevada a su mansión en Londres...
- ¿Y bien que opinas? - Adrien dio una vuelta en su lugar dando una completa vista de su atuendo.
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- Te vez realmente apuesto en ese traje, a un que si llevaras tu cabello peinado lucirias más formal y elegante - Contestó Marinette acostada boca abajo desde la cama.
Félix había salido de la mansión temprano por un imprevisto, lo cual ya no era extraño para la azabache.
Dando la oportunidad perfecta para que la chica pasara tiempo con Adrien en su habitación, ayudándole con su apariencia para la graduación.
Tras oir la sugerencia de la femina, el rubio rodo los ojos y suspiro pesadamente acercándose hasta ella con sus manos en la cintura.
- Lo último que quiero es parecerme a Félix imitando su ridículo peinado, prefiero mi propio estilo que me caracteriza - aludiendose a si mismo pasó una de sus manos por sus cabellos desordenados.
La chica rio por lo bajo reincorporarse de su sitio.
- No se qué problema tienen con la forma en que se peinan sus cabellos cada quién, de todas formas se ven completamente iguales, que más da que lleven el peinado parecido - se encogió de hombros acercandose hacía Adrien.
La pequeña azabache intentó estirarse para tratar de peinar los rubios cabellos de su acompañante, quién instintivamente tomó sus muñecas evitando todo tipo de contacto con su cabeza.
- N-no, Félix y yo podremos parecer iguales por fuera pero por dentro somos completamente distintos, hay una gran diferencia entre ambos - contestó safando el agarre hacia las muñecas de Marinette.
La azabache lo observo extrañada mientras Adrien se daba la vuelta encaminandose hacía el espejo para verse de cuerpo completo.
- ¿A que te refieres con eso?, si se qué tu eres más extrovertido y él es serio y reservado pero ¿porque lo dijiste de esa forma?. - Marinette se sentó en la cama con sus manos juntas sobre su regazo esperando una respuesta.
Y aquí estaba la oportunidad.
Éste erá él momento qué él rubio había estado esperando, mordio su labio inferior tras considerar lo qué estaba a punto de hacer.
Traicionar a su hermano contándole a Marinette una verdad que la lastimaria.
O callar para que ella misma se diera cuenta y se resintiera con Adrien por no decirle la verdad.
Miró su reflejo sobre el cristal considerando qué debía hacer.
Elegir cualquier opción traería consigo una consecuencia, a un que hasta este punto, poco le podria importar a Adrien agregar una discusión más a la lista que ya había tenido con su gemelo.
