Six

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Izuku cubrió su rostro con ambas manos. Sus mofletes ardían y sus labios temblaban. Dejandosé llevar por la euforia, se sumió en un llanto feliz y cálido, sin previo aviso, su mundo se sumió en una cascada de rosas y nubes de algodón. Los murmullos no faltaron y los chillidos de emoción recorrieron la habitación, dotándola de viveza y amor. Por inercia, mordió sus labios, ¿Por qué? ¿Por qué después de tanto tiempo?

— ¿Por qué nunca me lo dijiste? — Murmuró — Habríamos podido ser felices por mucho más tiempo y me habría ido con más recuerdos, ¿Por qué? — Sollozo.

Con la manga de su sudadera limpió sus lágrimas, sus manos y su corazón latían con frenesí y desesperación. El horror del "¿Y si?" Había empezado a jugar con su alma, ¿Y si hubiéramos estado más tiempo juntos? ¿Y si me hubieses dejado colorear tu vida por má tiempo? Cogió los papeles y volvió a leerlos, eran notas, letras de canciones y muchos dibujos hermosos y delicados, tan delicados como una gota de lluvia. Habían ilustraciones detallas y preciosas.

Nerd, ¿Por qué eres tan idiota?

Maldito extra, ¿Por qué tienes que ser tan adorable?

¿Por qué siempre estás acompañado de ese bastardo mitad - mitad?

Creo que te odio.

Creo que me gustas, pero mereces algo menos problemático.

Tienes suerte de que alguien tan importante como yo, guste de ti.

Jamás te lo diré, lo llevaré conmigo a la tumba. Solo tendrías problemas con alguien tan ruidoso, violento y con una personalidad de mierda.

Te amo.

Eres lo más puro de este maldito mundo.

Eres mi todo.

Y así, habían muchas notas iguales. El papel era viejo y arrugado, mostrando el pasar de los años. Izuku sonrió, las creaciones de Katsuki eran maravillosas. De hecho, él lo era, el chico escritor de canciones y notas fugaces, debía tener un sabor dulce y al mismo tiempo, agrío. Con mucha delicadeza, cogió una de las páginas y ladeó la cabeza, era el título de una canción, "La melodía de mi alma" ¿Por qué solo el título? Arqueó una ceja con curiosidad. Repentinamente, algo llamó su atención, había dejado los dibujos de lado. Nervioso, los estudio y volvió a llorar. Esta vez, su sorpresa se convirtió en tortura. Katsuki lo había retratado de una forma majestuosa, ojeó cada boceto. Pese a que todos eran de su persona, existía uno diferente.

En el, Izuku se encontraba bajo los copos de nieve. No obstante, a su lado había una silueta. Unos centímetros más alta que él y con el cabello formando ligeros picos. — ¡Kacchan! — Exclamó. Inhaló y exhaló, su corazón latía con frenesí — ¡Estoy a tu lado! — Balbuceó.

Estaba consciente de que Katsuki no había terminado el dibujo. O tal vez, dejarlo así fue su intención. Dejándolo al azar, a lo imposible como si él solo fuese una mancha en la vida de Izuku — No es así — Dijo. Decidido, buscó el número de Katsuki y cogió el teléfono, ¿Cómo lo haría? El rubio lo había ignorado toda su vida y la única palabra que había recibido unas cuentas veces, había sido "Muere". La puerta de su cuarto se abrió. Su madre y su padre observaban con los ojos entrecerrados. Lo estaban leyendo y él lo sabía.

— ¡Llámalo! — Gritaron.

Izuku dio un leve salto y asintió. Sus padres le guiñaron un ojo y salieron con pasos silenciosos. Toshinori apretó la mano de su esposa, lo único que deseaban era que Izuku fuese feliz hasta el último minuto de su vida. Respiraron hondo, ellos debían recibir a Katsuki, querían pedirle algo y esperaban una respuesta sincera. Al mismo tiempo, Izuku murmuraba sin parar, ¿Qué le diría? ¿Dónde se encontrarían? Sin pensarlo tanto, llamó. Finalmente lo hizo. Un tono, dos tonos y después del tercero, escuchó la voz adormilada de Katsuki. Ahogó un grito, era muy tierno.

La melodía de mi alma | KatsuDeku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora