Final

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Katsuki limpió su lágrimas con brusquedad y cerró la tapa del libro. Lo que Izuku había escrito, era su historia. Desde que se conocieron hasta sus últimos días, por algún extraño motivo, sentía un poco de paz. Leer las palabras de Izuku era cómo tenerlo a su lado y escuchar su voz susurrándole a oído, ¿Cómo sigues adelante? De nuevo, leyó la carta dejada por Izuku. Él le pedía que continuara su vida y que fuese feliz, ¿Cómo? Volvió a preguntarse. De súbito, la puerta de su cuarto se abrió, la cabellera rubia de su madre se asomó por el umbral y sus pasos rechinaron contra el piso de madera.

Katsuki parpadeó, observando cómo la mujer se sentaba a su lado. Mitsuki acarició una de sus mejillas y le sonrió. Habían pasado dos días y su hijo solo salía de su cuarto para comer y asearse. Lo cual, le preocupaba. Sin pensarlo, lo cobijó con sus brazos — Él te amaba, Katsuki. Sé que duele y te enoja, pero tienes que seguir adelante. Yo voy a cumplir lo que decía su carta, me dejó una, ¿Sabes? — Sonrió, escuchó a su hijo llorar y se aferró más a él.

— ¿Qué escribió? — Susurró con agonía.

El cuerpo de Katsuki tembló y sus entrañas se revolvieron. Las palabras de Izuku estaban esparcidas por todos lados. Su esencia en cada rincón y su imagen tomando el control de sus pensamientos. Apretó los puños, la situación era cruel y despiadada, inhaló y exhaló muchas veces. Las suaves caricias de su madre le daban un poco de tranquilidad, ¿Qué debía hacer? ¿Aceptar la realidad sin dudarlo? ¿Cómo? Su alma no se lo permitía. Su alma pedía a gritos a Izuku. Sin embargo, Izuku se había extinguido y jamás volvería. Ante tal afirmación, el tiempo se detuvo, no existía un lado bueno o un lado malo de la situación, solo existía un golpe de cruda realidad. Sentía que corría y corría y las horas se sentían eternas. Su corazón dio un vuelco, ¿Por qué seguía doliendo?.

— Cito: "Señora Bakugo, por favor cuide a Kacchan y oblíguelo a vivir con alegría. No deje que se hunda en depresión" — Los labios de Mitsuki se curvaron hacia arriba — Era un chico muy tierno, ¿Qué cosas? Un chico muy lindo y un gilipollas como tú — Bromeó. Katsuki suspiró, la vieja bruja en verdad era atrevida — Y lo haré, vas a sonreír. El dolor es un recordatorio de que fue real, Katsuki. Con cada recuerdo, tu alma arderá. Con cada caricia tu cuerpo temblará, pero todo eso es algo hermoso. Es una prueba de que él estuvo aquí y de que vivirá en tu corazón por siempre — Mitsuki habló tan bajo, que su voz casi pareció un murmullo — Vive, Katsuki. Debes hacerlo. Vuelvo a citar: "Dígale que todo estará bien" Y lo estará, créeme. Izuku era fan de tu banda, lo sabes — La mujer se levantó con lentitud y sonrió por última vez — Ya sabes que hacer — Katsuki parpadeó, había entendido la indirecta.

Las palabras desgarraron su cerebro. "Vuelve a cantar. Es tiempo de regresar" ¿Por qué no decirlo directo? Era un golpe bajo recordarle que Izuku también admiraba y disfrutaba de sus conciertos.

Aún con lágrimas en los ojos, volvió a coger el libro. Lo leería hasta quedar seco, hasta empaparse del deseo de vivir de Izuku y hasta comprender que tenía que seguir adelante

— No me voy a deprimir, eso solo me jodería más y más — Dijo — Deku, no iré al psicólogo por ti — Murmuró.

Si cantaba, sería para él y si su vida continuaba, sería por él. Al cabo de dos semanas más, Katsuki logró salir de su habitación. Aún dolía, pero ya no le quedaban fuerzas para sollozar. Incluso el cielo se alegró, era un día despejado. Recorrió las calles con lentitud, la brisa revolvió sus cabellos y las hojas danzaron, sus pasos se tornaron firmes. Cuando divisó la entrada, se quedó inmóvil, maldijo en voz baja y entró. El cementerio era un lugar frío y tétrico. Sin embargo, era el lugar de descanso del amor de su vida. Al encontrar la tumba, sonrió.

— Perdón por venir tan tarde, estúpido Deku. Tengo mucho que decir. El otro mes empezaré a componer y la banda volverá... y... — Tomaría tiempo, pero Katsuki saldría adelante. Al final, parte del sol se quedó con la luna.





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La melodía de mi alma | KatsuDeku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora