Eight

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Izuku sonrió, había escrito sin parar por dos días. El mismo día que vio a Katsuki, lo decidió. Lo último que dejaría en este mundo sería una novela romántica. Volvió a sonreír, pero la sonrisa tenía un amago de melancolía, ¿Quién iba a continuar la escritura si sus dedos fallaban? Suspiró, tal vez su padre querría teclear todo lo que él dijera y así terminar el libro. Negó suavemente, pensar con negatividad no le ayudaba, al contrario, le aterraba. Se levantó y estiró sus brazos, vaya, no dolió tanto. Aunque claro, con el pasar de los días el dolor lo llevaría al límite. La puerta se abrió, era su madre. No necesitaba volverse para saberlo, reconocía sus dulces y amables pasos. Inko aferró sus brazos al cuello de Izuku y besó su mejilla izquierda, se sentía suave, su hijo era suave como un algodón.

— ¡Mamá! ¡Déjame! — Se carcajeó y se sumó al abrazo.

Los brazos de su madre eran reconfortantes y seguros. A veces, al estar entre ellos, sentía que todo estaría bien. Que viviría una vida larga y amena, mordió su labio inferior, ¿Por qué? ¿Por qué él? De nuevo, suspiró. Era estúpido preguntarse eso, así es la vida, triste y sin sentido, no obstante, también tiene sus momentos de caramelo y regaliz. Resopló, bah, aprovecharía este año. Quejarse estaba de sobra, con una lentitud casi dolorosa, su madre lo dejó ir. Colocó sus manos sobre los hombros de Izuku y los apretó levemente. Recordó a la persona esperando en el último escalón de la escalera y mordió su labio. Estaba feliz y esperaba que él estuviera hasta el final y no se acobardara. Le dio otro suave abrazo y hablo.

— Hay alguien esperando abajo, ¿Le digo que suba? — Los ojos de Izuku se abrieron ansiosos. Inko pudo ver un brillo de esperanza en ellos. Contuvo las lágrimas y continuó — Puedes salir a dónde sea, pero no te sobreesfuerces— Le dijo.

Inko inhaló y exhaló, pese a verlo tan vivo, era doloroso pensar en una despedida. Izuku asintió y se dispuso a ordenar un poco. Guardó todos los borradores de su libro, dibujos y poemas. Su madre observó cómo arreglaba su aspecto y revisaba su reflejo una y otra vez. Cuando lo vio preparado, le dio un último beso y salió. Bajo la escalinata con presteza y le lanzó una mirada de agradecimiento a Katsuki

— Katsuki, gracias por todo esto. Por estar aquí y por hacerlo sonreír — En este punto, la señora Midoriya no pudo detener las lágrimas, Toshinori entró en el momento exacto y la cobijó con sus brazos.

— No, gracias a ustedes por dejarme hacerlo y gracias por darle la vida, señora Midoriya — Katsuki habló en voz baja y con una calma increíble, algo inusual en él.

Sin darle tiempo para derramar más lágrimas, Katsuki se dirigió al cuarto de Izuku. La escena maternal iba a derrotarlo y no quería eso. Tocó la puerta dos veces y entró, joder, que tierno, pensó. Izuku usaba una sudadera larga de color verde y un pantalón negro ceñido y sus distinguidos tenis rojos. El pecoso le regaló una sonrisa nerviosa. Jugó con sus dedos y observó a Katsuki con pupilas centelleantes.

— Hola, nerd — Le saludó con el ceño fruncido — ¿Estás listo? — Izuku ladeó la cabeza confundido — ¡Vamos a salir, maldita sea! — Golpeó el suelo con fuerza y se cruzó de brazos.

Vamos, era tan difícil hablar de forma amable con este idiota, ¿Por qué? Mierda, mierda, necesitaba practicar sus palabras dulces.

— ¿Adónde vamos? — Le preguntó con timidez.

Pese a los años, Izuku aún no podía controlar sus emociones delante de Katsuki. Estaba emocionado, alegre, eufórico y sonriente. Después mucho tiempo, al fin lo tenía frente a él, repentinamente, una idea llegó a su mente. Bailando y saliendo de los límites de su conciencia. Sin darle tiempo al arrepentimiento, se abalanzó sobre el cuello de Katsuki y lo abrazó con fuerza. Bakugo parpadeó y sus mejillas se colorearon de rojo. Maldito nerd, ¿Por qué lo agarraba con la guardia baja? Tragando duro, le correspondió el agarre. Joder, no podía dejarlo. Guardó silencio, Izuku sonrió y estrelló sus labios contra los del contrario. El corazón de Katsuki latía con frenesí, ¿Esto era la felicidad?

La melodía de mi alma | KatsuDeku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora