Nine

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Izuku continuó escribiendo y escribiendo, su historia de amor debía ser tierna y sensible. Debía llevarlo al borde de las lágrimas y traerlo de regreso con una sonrisa. Ladeó la cabeza, ¿Qué estará haciendo Katsuki? Habían pasado dos meses desde que iniciaron su relación, Izuku sonrió, amaba que Bakugo siguiera aún a su lado. Que tomara su mano y la apretase en señal de apoyo, que lo abrazara y que lo besara. Arrugó la nariz, su amigo Iida le hizo una pregunta fatal, "¿Y si lo hace por lástima?". Ese día volvió a ver las cartas y los dibujos, la mayoría lucían viejos y arrugados, demostraban el lento pasar de los años. Esa noche, no durmió, sabía que Katsuki no le mentiría. No obstante, no pudo dejar de pensar en esa interrogante, sin embargo, no pudo resistir la tentación y llamó a Katsuki. Después de dos tonos contestó, al escuchar la voz adormilada, hizo sonreír a Izuku, vaya que era tierno — ¿Deku? — Escuchó el apodo y su corazón latió con frenesí.

— ¿Estás conmigo por lástima? — Un silencio aterrador cayó sobre ellos.

Katsuki suspiró. Ya esperaba esa pregunta, joder, ¿Por qué dudaba de él? Se sentó sobre la cama y estiró el cuello, ¡Qué fastidio! Murmuró. Bah, era mejor solucionarlo de raíz y directamente.

— Si no quieres, no es necesario que contestes — Izuku habló es voz baja, como si temiese por la respuesta.

— Solo diré esto una vez — Respiró hondo — ¿Crees que me tomaría la puta molestia de estar con alguien por lástima? No tengo tiempo, mucho menos humor para esa mierda. Lee las cartas, todo, ¿En serio crees que gastaría mis días así? No seas idiota, maldito nerd, llevo años amándote, joder. Así que deja de dudar o te jodes — Cortó la llamada y sonrió — Te he amado por años — Bakugo susurró, cerró los ojos y colgó el teléfono.

Sumiéndose en el mundo de los sueños, Izuku soltó una carcajada, limpió las pocas lágrimas que habían salido y cubrió su rostro. Escuchar eso lo llenó de una calidez impresionante, acarició sus mejillas, estaban sonrojadas y podía jurar que también estaban coloreadas de un suave tono rojo. Sintió comezón en la garganta, necesitaba agua. Intentó levantarse y ocurrió lo inevitable, su coordinación falló. Sus piernas se debilitaron y cayó rendido sobre el piso de madera, intentó erguirse, pero fue imposible.

Se levantaba unos centímetros y cuerpo lo regresaba al suelo, inhaló y exhaló — ¡No, no ahora! — Alzó ambas manos y golpeó sus muslos. Apenas y sentía el dolor.

continuó golpeando y golpeando, continuaron sin responder. No era capaz de levantarse, las lágrimas se agolparon en sus ojos y las dejó libres. El llanto y los sollozos llenaron la habitación — ¡Mamá! ¡Papá! — Gritó. Las pisadas no tardaron en escucharse. Inko abrió la puerta y Toshinori corrió en dirección a Izuku – ¡Papá! ¿Por qué no me puedo levantar? ¡Ayúdame! — El shock golpeó a Izuku con una fuerza demoledora, una parte de su mente no quería aceptarlo. Batallaba contra la realidad y contra la agonía — ¡Mamá! — Gritó. Inko corrió y lo cubrió con sus brazos. Indicándole a Toshinori que preparara el auto. Debían ir al hospital, por unos minutos, el llanto de Izuku era lo único que se escuchaba en la habitación — ¡Puedo levantarme! ¡Yo puedo! — Intentó ponerse de pie, pero volvió a caer.

El suelo parecía un enorme agujero, un agujero que lo estaba engullendo con una lentitud dolorosa, ¿Lo único que podía hacer era llorar? Volvió a golpear sus piernas, esta vez, su madre le sujetó las muñecas con un agarre amable. Al mismo tiempo, Toshinori lo cargó, salieron y lo colocó con delicadeza en el asiento trasero del auto. Inko se sentó a su lado, aún cobijándolo en un abrazo. No podía pensar en nada coherente, ¿Y Kacchan? Fue lo primero que pensó, ¿En verdad voy a dejarlo solo? Cerró los ojos y contó hasta diez. Cuando llegaron, Toshinori lo levantó y caminaron en dirección a la entrada. No obstante, Izuku lo obligó a detenerse

— ¡Si entró allí todo esto será verdad! ¡No quiero! ¡Si entro, podría no salir! ¡Si entro ya no podré caminar a su lado! — Para Izuku, era el comienzo del fin.


— ¡Si entró allí todo esto será verdad! ¡No quiero! ¡Si entro, podría no salir! ¡Si entro ya no podré caminar a su lado! — Para Izuku, era el comienzo del fin

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La melodía de mi alma | KatsuDeku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora