Cat;; ネコ [Meanie]

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Cuando Mingyu tenía 10 años, sus padres decidieron que la familia debería mudarse al campo.

No es tan malo para un niño de su edad. Hay espacio para correr y los vecinos le permiten robar fresas y jugar con terneros recién nacidos. Su madre lo deja quedarse afuera hasta la puesta del sol y, en algunos sentidos, incluso juega en el bosque donde atrapa libélulas y persigue a las ranas.

No hay muchos niños de su edad y su hermana es demasiado joven (y molesta) para mantenerse al día con todas sus payasadas, por lo que pasa mucho tiempo solo. Solo desea tener a alguien con quien explorar.

Finalmente son sus vacaciones de verano de un mes y aunque sus padres habían prometido inicialmente un viaje a Busan, su abuela termina en el hospital y su madre es llamada para cuidarla.

Su padre no es muy experto en ocuparse de las cosas de la casa, ya que está lejos gracias al trabajo, pero Mingyu lo usa para su ventaja. Ellos comen ramen para la cena dos noches seguidas y su papá le permite quedarse afuera todo el día, sin necesidad de volver a casa y leer o practicar piano durante unas horas cada día.

("Probablemente sean tus últimas vacaciones de verano libres después de todo, Mingyu. Disfrútalo").

Entonces Mingyu pasa sus días cazando insectos y alimentando con largos tallos de hierba a los caballos de los vecinos. Un día, encuentra un pequeño grupo de árboles, un bosque en el camino.

Él trepa a los árboles allí todos los días y una tarde, rasgó el costado de su camisa en una rama espinosa. Mingyu no dice malas palabras, pero piensa una palabra muy mala en su cabeza (había escuchado a su padre decirlo una vez cuando su automóvil fue chocado por un taxi) porque sabe que no puede esconder esto de su madre y ella. No será feliz por eso.

Giró su torso para mirar el daño. Pudó ver rayas de tierra a su lado, incluso si va a recibir un regaño por haber roto su camiseta, lo menos que podía hacer es tratar de limpiarlo (y a sí mismo).

Había una corriente a solo unos pasos de distancia y se quitó la camisa, quedando atrapado su brazo por un momento en el proceso. Encontró una roca grande y lisa a lo largo del borde del agua y frotó la tela, tratando de imitar cómo ha visto a su madre y su abuela lavar. No sabía si lo estaba haciendo bien, pero cada pocos golpes, revisaba las manchas de suciedad y las veía desvanecerse. Lo llenó de una sensación de vértigo, como si su madre estuviera orgullosa de él. Por supuesto, menos todo el escenario de destruir su camisa.

Una vez que se ve lo suficientemente limpia para él (aunque ahora no solo está rasgada sino que también está empapada y arrugada), la colgó en una rama baja cercana antes de comenzar a lavarse.

No estaba sangrando, pero pudo ver (y sentir) el largo rasguño a lo largo de su cintura. No dolía mucho, pero el agua fría se sentía bien. Se sintió tan refrescante que le tomó un largo momento darse cuenta de que no está solo.

No oyó ni veía nada, pero tiene esta sensación de como si alguien lo estuviera mirando. Ya lo había sentido antes, cuando su madre se quedó en silencio en la puerta de su habitación mientras se metía caramelos de gelatina de contrabando en la boca.

Cuando Mingyu levantó la vista, una parte de él esperaba verla parada allí, con la mano en la cadera y una expresión divertida grabada en su rostro. Pero en cambio, se encontró con dos ojos dorados desconocidos.

Dos ojos que pertenecen a un gato.

El felino estaba sentado al otro lado del agua, observándolo sin pestañear.

-¡Oh hola! -gritó, extendiendo rápidamente una mano mojada hacia él.

El animal completamente negro deja escapar un suave chillido cuando las gotas de agua vuelan hacia él, claramente asustando al minino y haciendo que se esconda en un grupo de árboles.

-¡Espera, vuelve! -Mingyu le pidió, lanzándose hacia él y cayendo de rodillas, directamente al agua.

Por supuesto, el gato no escucha ni cumple con su solicitud. Y ahora sus pantalones cortos también están empapados, el agua fangosa del arroyo empapada en el dobladillo.

Miró su reloj (un regalo de cumpleaños de su abuelo) y suspiró. Definitivamente no hay tiempo suficiente para secarlos antes de que su madre regrese del hospital.