Capítulo XLII: De un problema a otro

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Bajo el sol del mediodía, una figura alta y otra pequeña vestidas con túnicas negras y rojas, con sombreros de bambú y un velo de gasa negro cubriendo sus rostros, caminaban sin prisa. El aire que rodeaba a la futura alta era refinado y noble a pesar de no mostrar su rostro, las pocas personas alrededor de la casa de té no pudieron evitar echarle una segunda mirada. El niño parecía infantil y muy energético mientras movía su espada de madera de arriba a abajo, imaginando estar en una gran batalla.

Cuando estos dos forastero se sentaron en la entrada, el camarero tardó un poco en despertar de su estupor e ir a tomar sus pedidos.

¡Este hombre no parecía ser alguien común!

La espada que colgaba en su cintura y por sus túnicas de muy buena calidad, el camarero supo que era un cultivador y uno muy rico.

¡Un gran pastel que cayó del cielo ante él y si no lo toma se arrepentirá toda su vida!

Escondido la codicia que brillaba en los ojos del camarero, estaba a punto de abrir la boca pero al segundo siguiente casi se cae de rodillas.

¡La espada del cultivador abandonó su vaina a una velocidad terrible!

Todos lo que estaban en la casa de té miraron sorprendidos al forastero y luego dirigieron sus miradas a la persona que atacó.

¡Y todos tragaron en seco!

A unos veinte pasos de donde estaba sentado el forastero, un hombre gordo y que estaba sudando como un cerdo, temblaba al ver esa magnífica espada a la altura de su entrepierna y que en cualquier momento haría un movimiento.

"Una escoria como tú que no sigue el camino de Dao correctamente no merece seguir llamándose a sí mismo seguidor del camino justo" la persona de negro habló con mucha tranquilidad, ni servicial ni arrogante, su voz era muy agradable con un toque de pereza en su tono "Usando el poder de Dao para hacer acciones atroces mereces ser eliminado para limpiar tus pecados".

Nadie habló.

Incluso el pequeño niño que tenía sosteniendo el hombre del y gordo.

Xiao Zhan chasqueó la lengua con desprecio. Miro al degenerado que no podía hablar por el miedo y se burló internamente, esta escoria tenía un poco de energía espiritual y cuando era joven había sido reclutado en una secta de nivel medio, sin embargo fue expulsado por su vagancia y talento nulo, aprovechando su estatus de cultivador se convirtió en un tirano en este pueblo remoto en las montañas, donde ejercía su tiranía y se aprovechaba de los débiles.

Sin ningún poder ni dinero, estás personas solo podían bajar la cabeza y hacerse los ciegos cada vez que esté cerdo actuaba.

Xiao Zhan tampoco lo habría sabido si no fuera por haber visto a una madre desesperada llorar con un su hijo de dos años, gritando a los cielos por justicia, aunque todos lo que la estaban rodeando solo decían algunas palabras de consuelo pero nadie actuó.

En estos dos meses que estuvo viajando, Xiao Zhan había visto de todo y lo que más odiaba, eran esa clase de basura que se aprovechaba de su poder e intimidaba a los débiles.

Después de haber investigado sobre ese hombre, Xiao Zhan le dio una bolsa de dinero y algunos elixires a la mujer, tomó a Xue Yang y se encaminaron al pueblo de las montañas.

"¡Muchas gracias por su ayuda inmortal!" gritó la mujer sin poder creer que haya recibido la ayuda de esa alma tan benévola, sostuvo su pequeño hijo mientras lloraba de felicidad.

Por fin alguien haría justicia por la inocencia perdida de su hijo.

"¡Hoy vas a pagar tus crímenes!" exclamó Xue Yang mientras agitaba su espada de madera "¡Mi A-Niang te dará una paliza!"

¡Transmigré en mi personaje de drama!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora