¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Apenas desperté salí de la celda, Daryl estaba apoyado en la barandilla justo frente a su celda, Beth junto a él poniendo atención a Judith quién estaba en la caja que usaba como cuna; en la baranda junto a las escaleras estaba Carol.
—Buenos días—les dije.
—Hey—respondió Daryl.
—¡Hola! —dijo Beth con su destello de alegría.
—Hola, linda—dijo Carol muy maternal.
En las escaleras estaba Carl cargando el cartucho de su arma—una Beretta 92FS— y unos escalones más abajo estaba Hershel; Michonne, Glenn y Maggie estaban dispersos por el lugar. Merle seguía encerrado y Rick iba de aquí para allá con un maletín de municiones, cargando las armas y discutiendo con Hershel.
—Hola, sheriff—saludé a Carl, sentándome junto a él.
—Hola—luego de eso, me pasó el arma ya con el cartucho adentro.
—¿Ocupas ayuda? —le pregunté confundida.
—No. Tómala. Es tuya.
—No, Carl. Es tuya.
—Quiero que tú la tengas, por aquello. —insistió.
—Carl...
—Tómala—la agitó un poco, con insistencia. No muy segura la tomé.
—Gracias. —él sonrió y dio un asentimiento.
—No podemos quedarnos—Hershel alzó la voz.
—No nos iremos— Rick cargó la Colt M4A1.
—¿Y si hay otro francotirador? —Maggie revisó su cartucho. —Las maderas no nos protegerán mucho—las maderas que Carol había puesto con Axel, descanse en paz.
—Ni siquiera podemos salir—dijo Beth.
Yo no sabía que opinar, por un lado, quedarse y pelear por el lugar que tanto les había costado era lo correcto, pero era obvio que alguien iba a morir o resultar gravemente herido.
—No a la luz del día. —contradijo Carol.
—Si Rick dice que no huiremos, no huimos. —defendió Glenn.
—No. Mejor vivamos como ratas—habló el hombre de un brazo.
—¿Tienes una mejor idea? —preguntó Rick molesto.
—Debimos habernos escabullido anoche y vivir para pelear otro día. Pero perdimos esa oportunidad, ¿no?. Estoy seguro que ya tiene exploradores en cada salida de este lugar.
—No le tenemos miedo a ese desgraciado—dijo Daryl.
—Pues deberían. Lo del camión por la valla, fue solo para sonar el timbre. Quizás tengamos sólidos muros para escondernos, pero él tiene las armas y los números. Y si llega a dominar este lugar, diablos, podría matarnos de hambre si quisiera. — habló Merle. Si los demás no se habían asustado, pues yo sí.