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—¡Esperen! —grité. La pequeña Judith dio un brinco del susto, los cuatro voltearon y vi la felicidad en sus ojos. Quise correr y abrazarlos, pero no podía acercarme tanto.
—¡Cat! Me alegra que estés bien. —dijo Tyreese.
—A mí también me alegra verlos bien. —posé mi vista en la mayor. —Carol. —estiré mi mano y la tomó con una sonrisa. Debajo de mi improvisada mascarilla también estaba sonriendo. —Toma a Judith, de veras necesito respirar bien. —saqué a la niña de la cangurera improvisada y se la tendí a Carol. Me quité la blusa morada del rostro y tomé una gran bocanada de aire, en todo el día no me la había quitado. Peletier me tendió una caja de fósforos, no podía dejar la prenda contaminada por ahí. Le prendí fuego y la tiré al suelo. —¿Vieron a alguien más salir? —pregunté mirando intercaladamente a Ty, Lizzie y Mika.
—Sasha, Maggie y Bob. —respondió el hombre. —¿Tú?
—No, cuando salí del A ya todo estaba destrozado y lleno de caminantes.
—Debemos irnos. El día se nos acaba. —sugirió Carol. Sin protesta, caminamos siguiendo las vías del tren. —Oigan. —llamó nuestra atención. —Adentro hay agua y comida. —señaló la mochila que llevaba en la espalda. Tyreese la descolgó y sacó de ella una botella con agua, Mika bebió primero.
—No te vi salir. Creí que...—empezó Tyreese.
—No estaba ahí. —Lizzie bebió agua. —Todavía no había regresado. Rick y yo encontramos un auto, él llevó lo que teníamos a la prisión...y yo seguí buscando. —la duda en su explicación no me convenció. Tyreese me extendió la botella y lo rechacé, si yo bebía los demás no iban a poder.
—No te ves muy bien, toma agua. —insistió.
—No los quiero contagiar, Ty. Estoy bien. —también insistí. Miré a Carol para cambiar de tema. —¿Lo viste? —me referí al ataque.
—Vi el final. Los vi a los tres corriendo al bosque, —señaló a Tyreese y las hermanas—, estaban muy lejos y los perdí.
—Nos encontraste. —dijo Mika con una sonrisa.
Seguimos caminando, Lizzie y Mika iban delante, Ty y Carol en el medio y yo a la retaguardia. Lizzie y Mika se acercaron a un letrero al lado del camino. "Santuario para todos. Comunidad para todos. Los que llegan, sobreviven" decía, debajo de la frase había un mapa con un asterisco y la palabra Terminus.
—¿Terminus? —pregunté. Llegó como flash el recuerdo de la transmisión en la radio cuando fuimos por medicamentos, quizás un mensaje de esa comunidad.
—El hombre que tratamos de ayudar hace un rato nos habló de ese santuario. Dijo que era seguro y que sólo debíamos seguir las vías. —contestó Tyreese.
—¿Cómo podemos confiar en que no es como Woodbury? —preguntó Lizzie.
—No podemos. Hay que esperar a ver el lugar, analizarlo y tomaremos una decisión. Hay que seguir.