Día 1: Hanahaki disease

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~En un aspecto romántico, las rosas negras simbolizan un amor trágico. Regalar una Rosa Negra puede representar luto, pesar, dolor o algo que ya murió; Pero también significa amor verdadero y eterno, porque simboliza un compromiso que va más allá de lo físico, es algo espiritual que se podría resumir en " Eres mío por siempre"~

De nuevo estaba tosiendo flores sobre el lavabo, con cada pétalo que tosía expulsaba también coágulos de sangre, y mientras el agua se los llevaba, se formaba un hermoso pero aterrador collage rojo y negro que parecía presagiar su futuro cercano. Se queda mirando el espectáculo con una sonrisa amarga hasta que desaparece por el desagüe, entonces se limpia los restos de su ataque de tos que le habían quedado alrededor de la boca, buscando hacer desaparecer ese regusto a muerte que siempre permanecía después durante un tiempo.

Fargan no estaba preocupado por su condición, triste sí, pero no era de los que se preocupaban innecesariamente, porque si algo tenía solución, entonces no hacía falta preocuparse, y si no la tenía, preocuparse era inútil, pues nada cambiaría lo inevitable, así que se había resignado tristemente a morir por amor, ya que no estaba dispuesto a perder sus sentimientos a cambio de salvarse, al fin y al cabo ¿Qué era la vida sin sentir alegría, felicidad, amor...? No merecía la pena vivir así. Tampoco había posibilidad alguna de que la persona a la que amaba le correspondiese, porque Willy era una persona fría, con un corazón oscuro tan ennegrecido como los pétalos de las rosas que crecían en su interior. Fargan lo sabía, era plenamente consciente de que Willy no era capaz de amar a nada ni nadie, lo supo desde el principio, pero eso no impidió que cayese como un tonto por él, era muy propio de él lo de ignorar el peligro hasta que era demasiado tarde. Ese pensamiento le hizo gracia, no solo moriría por amor sino también por imbécil, ya tenía su epitafio.

Sin embargo, el búho no era el único que había caído por el impasible líder de la Hermoandad Oscura, Vegetta también se encontraba sufriendo por amor no correspondido hacia su amigo de la infancia, por su casa también se podían encontrar pétalos de rosas negras adornando el suelo junto con gotitas de sangre cada cierto tiempo. Por eso últimamente se había distanciado de su amigo, acercándose más a Rubius, para tratar, en vano, de deshacerse de esos sentimientos que tanto mal le estaban causando, y quizá en el proceso le había dado falsas esperanzas al osito, pero no era su culpa, realmente le gustaría poder enamorarse de él, pero no se puede elegir de quién te enamoras, además de que el amor es persistente, se arraiga dentro de ti, en este caso literalmente, dispuesto a quedarse ahí hasta el final. Vegetta, al contrario que Fargan, estaba desesperado, había hecho todo lo posible, pero nada parecía funcionar, cada día iba a peor, los ataques de tos eran cada vez más frecuentes, los pétalos cada vez eran más abundantes, hasta que llegó al punto de expulsar rosas enteras directamente. También estaba aterrado, no quería dejar de sentir ni morir, el pánico se iba apoderando de él mientras se abrazaba a sí mismo dentro de su solitaria mansión. Se apoyo en una de las paredes al sentir como perdía toda su fuerza de repente, dejándose resbalar hasta acabar sentado en el suelo, aún abrazándose a sí mismo, mientras lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Por primera vez en mucho tiempo se sentía perdido, sin saber qué hacer.

Días después Fargan y Willy fueron a buscar a Vegetta para pasar el rato juntos, y aunque al principio quiso negarse, no pudo resistirse, al fin y al cabo eran sus dos mejores amigos y les echaba de menos, siempre se lo pasaba muy bien con ellos, las risas nunca faltaban, esa vez no fue la excepción. Le enseñaron el descifrador de contraseñas, se colaron en la casa de Auron, la explotaron, mataron a un par de sus animales, fue un día lleno de diversión, a pesar de tener que disimular las flores que tosía, porque por mucho que trataba de contenerlas, no podía, su garganta empezaba a picar de manera insoportable, y si aguantaba eso, se quedaba sin aire al acumularse varias rosas en sus vías respiratorias, así que no le quedaba más remedio que girarse o apartarse un poco para que sus compañeros no se diesen cuenta de su enfermedad. Sabía que si Willy se enteraba de sus sentimientos, se apartaría de él, lo abandonaría como si no valiese nada al pensar que se había vuelto débil y patético, no quería eso. Por suerte, al ojiverde no le importaban demasiado sus idas y venidas, pero el que sí se dio cuenta de su extraño comportamiento fue el búho, que empezó a prestarle atención para averiguar qué le pasaba, preocupado por él. No tardó en atar cabos al ver los pétalos que tanto le atormentaban, pero que esta vez no le pertenecían a él, junto con gotitas de sangre esparcidos por el suelo, la cruel verdad estaba ante sus ojos, golpeándolo sin piedad. Vegetta también sufría la misma enfermedad que él por culpa de la misma persona, las flores no dejaban lugar a dudas.

Fargetta MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora