Día 4: Teñido

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Fargan y Willy estaban picando buscando diamantes para intercambiarlos por karmacoins cuando al búho se le ocurrió la idea de hacer una de sus típicas apuestas para ver quien encontraba más diamantes, a lo que el peliblanco aceptó, impulsado por su orgullo, y mientras discutían sobre el castigo del perdedor, el nombre de Vegetta se mencionó, lo que hizo que el castaño se iluminase.

-Willy, Willy, ya sé qué tendrá que hacer el perdedor -Dijo emocionado

-A ver, dime ¿El qué?

-Escucha atentamente, el que consiga menos diamantes tendrá que teñirse el pelo de morado ¿Qué te parece?

-¿De morado? -Preguntó extrañado- ¿Y por qué de morado exactamente? -Creía saber la razón, pero quería ver si su amigo sería lo suficientemente valiente para decirle la verdad o si se iría por las ramas

-Ah, pues no sé, simplemente pensé que tendría que ser un color llamativo. Quizá como mencionamos al señor ilegalísimo se me pasó por la cabeza ese color -Respondió con nerviosismo, tratando de sonar lo más normal posible, no quería que se notase lo enamorado que estaba de Vegetta, ni que si Willy aceptaba la propuesta, planeaba perder a posta para ser él el que tuviese que teñirse, pues estaba desesperado, no sabía cómo llamar la atención del pelinegro, y quizá si hacía eso ganaba puntos a favor para con él.

Willy era consciente de todo lo que pensaba Fargan, por supuesto. Era como su hermano, lo conocía tan bien como se conocía a sí mismo, así que decidió aceptar solo por apoyar su plan, aunque no estaba seguro de que fuese a funcionar, pero bueno, pasase lo que pasase, el búho siempre le tendría ahí para apoyarle. Se pusieron manos a la obra, el ojiverde picando lo más rápido que podía mientras el castaño dejaba el tiempo pasar sin picar apenas bloques, agradecido de que cada uno hubiese ido por su lado. Todo fue según lo previsto, Willy ganó, Fargan tuvo que pedir cita en la peluquería para teñirse el pelo, acabando con un tono de cabello morado bastante llamativo. El peliblanco no pudo evitar reírse cuando le vio, llegando a llorar de la risa cuando el búho, en vez de tomárselo a mal, le pregunto "¿A qué me queda bien?" mientras hacía poses ridículas para que se riese más. Entre risas empezaron a caminar sin rumbo aparente, cuando en realidad el ojiverde le estaba guiando hacia donde sabía que estaría Vegetta en ese momento, porque sabía que a pesar de la confianza que mostraba el búho, le daría vergüenza que su enamorado le viese con ese pelo, incluso aunque esa idea hubiese sido cosa suya, así que le tocaba darle un empujoncito. Tal como pensó, se lo encontraron saliendo de la tiendo después de haber echado un vistazo a las nuevas armaduras que vendían, así que se disculpó un momento con Fargan, escondiéndose detrás de una pared para observar qué tal iba la interacción entre los dos tortolitos, dispuesto a partirle la cara a Vegetta si se atrevía a ser cruel con el búho.

-Hombre, Fargan ¿Qué tal? -Vegetta fue el primero que se percató de la presencia del otro, acercándose por detrás para entablar una conversación. Al escucharle, el castaño se giró, enrojeciendo hasta la raíz de, su ahora morado, pelo- Ostras ¿Y ese pelo?

-Hola Vegetta ¿Cómo va todo? -Trata de sonreír mientras se le hace un nudo en el estómago por el nerviosismo- Pues perdí una apuesta con Willy, y bueno, este es el resultado -Ríe para tratar de esconder los nervios

-Pues mola un montón, te queda muy bien -Asegura con una sonrisa tierna- Me hubieses avisado y así nos teñíamos juntos -Dice esta vez emocionado

-Gracias -Eso fue suficiente para alegrarle el día, sonriendo de forma deslumbrante sin poder evitarlo- No se me ocurrió, la verdad, pero para la próxima te aviso

-¿Estás libre ahora? ¿Te apetece que vayamos a tomar algo para seguir hablando?

-Pues, estaba esperando a Willy, que se ha ido a no-sé-donde... -Responde vacilante, quería aceptar la invitación, pero no quería dejar plantado a su amigo. Éste, que estaba viendo y escuchando todo, en seguida le mandó un mensaje a Fargan diciendo que le había salido un imprevisto, y que lo sentía por dejarle plantado, dejándole vía libre para ir con Vegetta- Ah, olvídalo, me acaba de decir que se ha tenido que ir por un imprevisto, así que sí, estoy libre -Le mira ilusionado mientras el pelinegro cambiaba su cara de desilusión por una expresión de alegría.

Caminaron hacia la cafetería hablando animadamente de cualquier cosa que se les pasaba por la cabeza, riendo ante las ocurrencias y los chistes malos que se hacían entre ellos. Las horas pasaban tan rápidamente entre bebida y bebida que se les hizo tarde, tanto que acabaron yendo a cenar juntos al restaurante de Karmaland, donde siguieron hablando durante un par de horas más, parecían incapaces de separarse, demasiado perdidos el uno en el otro como para si quiera pensar en ello. Sin embargo, ninguno de los dos parecía dispuesto a dar el paso, danzando alrededor de lo evidente, pero sin atreverse a mencionarlo. Salieron del restaurante cuando terminaron de cenar, quedándose en la puerta en silencio, querían despedirse todavía, pero tampoco sabían qué decir o hacer a continuación. Vegetta acarició suavemente el brazo desnudo de Fargan para llamar su atención

-¿Quieres venir a mi casa del árbol para ver las estrellas, a ver si hay suerte y vemos alguna estrella fugaz o un meteorito? -Pregunta con la misma suavidad que su caricia

-Me encantaría -Acepta con los ojos brillándole de la emoción

Así pasaron la noche, aunque se miraron más entre ellos que al cielo, aprovechaban cuando el otro miraba hacia arriba para admirarle en lugar de centrar su atención en las estrellas, sin embargo, para ellos el otro era mucho más hermoso, más único y más brillante que cualquier estrella o meteorito. Finalmente, en ese momento de la noche en el que todo queda en silencio, en el todo parece real e irreal al mismo tiempo, y algo inhibido por el vino de la cena y el cansancio, Fargan se decidió a besar a Vegetta con un susurrado te amo contra sus labios. Vegetta, por supuesto, correspondió con el mismo amor. Parecía que eso era lo único que necesitaban, pues en cuanto dejaron de besarse, cayeron dormidos presa del cansancio ahí mismo, en una hamaca en lo alto de la casa del árbol de Vegetta, con el cielo nocturno sobre ellos, abrazándose mutuamente.

Demasiadas noticias impactantes, necesitaba algo soft. Espero que os haya gustado. Las tres personas que leen esto ya lo sabrán, pero por si acaso recuerdo que hay una votación en el perfil para el especial 200 seguidores, id a votad si no lo habéis hecho ya.

Fargetta MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora