Advertencias: Suicidio. A lo mejor no quieres leer esto si estás muy triste o si eres sensible, yo aviso.Fargan sabía quién era su alma gemela, por supuesto que lo sabía, pero jamás había abordado el tema con esa persona, porque siendo sincero, parecía que no le interesaba. Vegetta también debería haber notado que el búho era su alma gemela, pero nunca se había acercado a él de forma romántica, no siendo con él más que amigable, al contrario que con Willy y Rubius. Y es que Fargan podía distinguir muy bien cuando el pelinegro estaba coqueteando con alguien, si estaba interesado amorosamente en esa persona o no, después de todo, dos de sus amigos más cercanos estaban siendo cortejados por él, otra razón por la que jamás diría nada sobre el asunto de las almas gemelas, porque Vegetta siempre estaba rodeado de gente interesada en él, era como el soltero de oro, cosa con la que Fargan no podía competir. A comparación con Vegetta, él era insignificante, muy poca cosa, el pelinegro lo era todo, él no era nada.
Así pues, lo único que le quedaba era quedarse a su lado como amigo, apoyándole en las buenas y en las malas, siempre ofreciéndole una sonrisa alentadora, consejos, tanto buenos como malos, y consuelo cuando lo necesitase. Honestamente, era algo de lo que se sentía orgulloso, porque se había convertido en la persona en la que más confiaba Vegetta, era su confidente, no había nada que no le contase. Esa cercanía le gustaba, quizá no eran amantes, pero en cierto modo sentía que tenían más intimidad que muchas parejas, lo que le hacía feliz, no necesitaba más que eso. Se pasaban noches enteras hablando entre susurros y risas, como si fuesen dos adolescentes de quince años, bebiendo vino mientras comían cualquier cosa, lo que sea que tuviese el dueño de la casa en la nevera. Fargan admite que en más de una ocasión tuvo el impulso de besarle, agudizado por el efecto del alcohol, pero siempre se frenaba a tiempo, con la dolorosa certeza de que si lo hacía no habría vuelta atrás y perdería a Vegetta de forma definitiva.
Todo el pueblo sabía lo cercanos que eran, algunos incluso habían apostado que tarde o temprano empezarían a salir, pero no fue así, Vegetta por fin consiguió conquistar a Willy y a Rubius, comenzando una relación de tres. Las quedadas de los amigos se reducieron, pero seguían viéndose casi tan a menudo como antes, hasta que el oso y el ojiverde se pusieron celosos, empezando a presionar al pelinegro para que dejase de ver al búho. Fargan lo aguantó todo con una sonrisa, asintiendo comprensivo cuando el ojimorado le comentó con algo de pena que se podrían ver una vez al mes como mucho. Su vida sin Vegetta estaba vacía, no tenía mucho que hacer más que pasear dando vueltas por el pueblo, pues sus dos supuestos amigos ya no querían saber nada más de él desde que creyeron que estaba tratando de arrebatarles a su novio, solo le quedaba esperar esas esporádicas reuniones, que ahora se hacían al aire libre y a la vista de todos para que se pudiese demostrar que no habían hecho nada más allá de hablar, que apenas y le daban fuerzas para soportar el resto del tiempo que estaban separados.
Poco a poco el tiempo entre las quedadas se alargaba cada vez más, hasta el punto en el que hacía meses que Fargan no sabía nada de Vegetta. El búho estaba en su límite, se sentía solo, abandonado, sin nadie a quién recurrir. No tenía amigos, ni nadie que se preocupase por él, podía desaparecer y no se darían cuenta de ello, e incluso si lo hiciesen, seguro que se alegrarían de que por fin ya no estuviese en sus vidas. Sus pensamientos eran un agujero negro de desesperación y auto-desprecio, dejó de dormir, dejó de comer, solo bebía y tomaba pastillas para acallar el dolor que le causaba aquello que le arañaba su interior suplicando por la presencia de su alma gemela, que le gritaba que lo necesitaban para no morir de pena, pero eso a él le daba igual, había perdido la voluntad para vivir. Además, se decía a sí mismo que si Vegetta era feliz, entonces todo estaba bien, él estaba bien, que eso era lo único que importaba. Con una sonrisa amarga pensó que todo tenía sentido, su propósito en la vida era hacer que el pelinegro fuese feliz, él solo tenía que hacerle compañía en lo que encontraba a los amores de su vida, y que una vez que los encontró ya no le necesitaba porque ya había cumplido su cometido. Empezó a reír maniáticamente mientras lloraba, no podía parar de reír ni de llorar, tenía la certeza de que la soledad y el dolor le habían vuelto loco por fin. Presa de la desesperación cogió decidido todos los botes de pastillas que tenía, tomándoselas todas de una vez, buscando acabar con su vida. No tardó en caer al suelo, convulsionando antes de quedar inconsciente. Todo su organismo colapsó, su corazón empezó a funcionar de forma irregular antes de pararse, sus pulmones trataron de coger aire sin éxito hasta que se rindieron, y así dejó de respirar.
Vegetta sabía que Fargan era su alma gemela, pero el búho no parecía interesado en él, siempre bromeando sobre lo buen trío que harían Willy, Rubius y él si finalmente conseguía conquistarles, así que eso hizo, buscando pasar página con ellos. No es que no los quisiese, todo lo contrario, los amaba con locura, pero no era lo mismo que con Fargan, al fin y al cabo, él era su alma gemela, la complicidad que había entre ellos era inigualable, no había nadie capaz de igualarlo. Le dolió muchísimo tener que dejar de verle tan a menudo, dispuesto a romper en seguida con sus parejas si el búho le decía que no le parecía bien que tuviesen que dejar de verse, o si parecía dolido en algún sentido, pero nada, simplemente le sonrió y le deseó que fuese feliz, no parecía afectado, así que volvió a casa con el corazón roto debido al conocimiento de que al castaño le daba igual estar con o sin él. A partir de entonces, nada fue lo mismo, las reiniones con Fargan eran tensas, sus parejas le presionaban para que dejase de verle hasta el punto de que no le dejaron contactarle en meses, diciéndole que tenía que elegir entre ellos o él. Su paciencia se colmó, y finalmente les soltó a gritos la verdad, que Fargan era su alma gemela, que jamás podría quererles como le quería a él, pero que solo eran amigos porque el búho no estaba interesado. Después de una intensa discusión, rompió con ellos, y sin perder un segundo corrió a la casa del búho, tenía que decirle todo lo que sentía, aunque le rechazase, ya no podía callarse más. Llamó y llamó a la puerta, pero nadie contestó. Preocupado, se coló en la casa rompiendo un cristal, encontrándose con Fargan tirado en el suelo de la cocina rodeado de botes de pastillas, muerto. Presa del pánico, corrió a tratar de despertarle mientras sollozaba su nombre, las lágrimas no cesaban de caer mientras le zarandeaba, suplicándole por favor que despertase, que no podía estar muerto. En su cabeza solo se repetía la misma palabra en bucle: "No, no, no, no, no" No tardó en perder las fuerzas, quedándose tumbado sobre el cuerpo mientras continuaba llorando de forma desgarradora, todo su interior doliendo como el infierno por la pérdida de su otra mitad.
Del bolsillo del pantalón de Fargan se deslizó un trozo de papel. Vegetta lo vio, lo cogió con cuidado y procedió a leerlo, teniendo que limpiarse las lágrimas cada cierto tiempo porque no le permitían ver bien. Era su nota de suicidio. En ella explicaba por qué lo había hecho, lo mucho que amaba al pelinegro, lo solo que se sentía, como no tenía a nadie al que le importase... Eso solo fue una puñalada más al corazón del ojimorado, que no lo soportó más. Todo el mundo sabía que no puedes vivir sin tu alma gemela, el dolor, la pena, serían demasiado, además de que Vegetta también tendría que cargar con la culpa de ser la razón por la que el búho murió. Con cuidado levantó el cuerpo de Fargan para llevarlo a la cama, lo tumbó en un lado para después ir a por un cuchillo. Se abrió los brazos desde la muñeca hasta el codo sin hacer un solo gesto de dolor, ya estaba muerto por dentro después de todo, y una vez hecho eso se tumbó al otro lado de la cama, abrazándose al cuerpo inerte de Fargan, prometiéndole que en la siguiente vida estarían juntos y serían felices. Cerró los ojos, quedándose inconsciente antes de que su corazón se parase por completo.
Así los encontraron, abrazados, juntos en la muerte como no pudieron estar en vida.
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Fargetta Month
FanfictionUna historia corta de la pareja Fargan x Vegetta por cada día del mes. Los temas del Month los he creado yo, la portada ha sido creada por @Thoke__14