Daddy; karmaland

3

...no me arrepiento de lo que hice...

*

Vegetta escuchó como Luzu decía que se había ido. ¿Alex se sentirá mal? ¿Por qué lo había hecho? ¿Era culpa de Fargan? Si resultaba que si, iba a martarlo. Aunque sea su amigo.

—Alex, espérame- balbuceaba borracho mientras chocaba con algunas cosas en el camino

¿El camino a la casa de Alexby era ese? Parecía largo, a comparación de otras veces en las que había ido, ahora sentía que era eterno. Cuando llegó al molino supo que estaba cerca, veía un poco nublado y tambaleaba un poco pero ya no le faltaba mucho. Aún podía esforzarse para llegar.

—Suavementeeee, be-sa-me que quiero sentir t- hip- tus labios besándome otra- hip-  vez~

Cualquiera que lo viera en ese estado se daría cuenta que andaba pasado de alcohol. Se le dificultó un poco subir los escalones, tropezó al primer intento. Era medianoche y las gradas estaban frías, pero empezó a subir gateando.

Después de una pequeña lucha, llegó a la puerta principal. Tocó esperando una respuesta.

*

Alex estaba en su casa, no quería llorar así que solo pensaba en irse a dormir. Iba a ponerse su pijama pero vio una de sus faldas tiradas. La levantó y la miró, vio un poco más en un cajón que tenía cerca y encontró unas ropas que hace tiempo no usaba. A David nunca le gustó que cada vez que hicieran el amor, usara ropas "reveladoras". Ahora, ya no era más su novio, si quería podía usarlas cuando quisiera. 

Tomó unas cuantas prendas y se fue al baño. Con paciencia, empezó a ponérselas. Daba igual, nadie lo iba a ver mientras recordaba otros tiempos. Terminó y se vio al espejo: no se veía tan mal. Se colocó una bata y volvió a su habitación, al llegar, abrió uno de sus "cajones prohibidos".

—Uhh~

Comenzó a retirar algunas de sus cosas. Sogas, esposas, mordazas, lubricantes, dildos, condones de distintos sabores, vibradores, un látigo... 

Hace tiempo había intentado hacer eso con David. No salió bien. No le gustaba para nada amarrarlo, lo único que usaron de todas las cosas que tenía eran los preservativos.

Miraba las cosas, no podía usar todas, mucho menos él solo. Y obviamente no iba a pedir ayuda a nadie, asi que no le quedaba de otra que divertirse él solo.

Tomó un dildo, era de tamaño mediano. Se sacó la bata, dejándola a un lado, y subido a su cama le puso un poco de lubricante y empezó a introducírselo poco a poco. Soltó un par de gemidos mientras lo hacía, era inevitable. Cuando ya lo tenía dentro y estaba dispuesto a empezar la verdadera acción, empezó a escuchar golpes de la puerta

—¿Quién puede ser a esta hora?

Se sacó el dildo, se puso la bata y se dispuso a ir. Le habían interrumpido su momento de calentura, pero por la manera en la cual tocaban, parecía que era algo urgente.

—¿...Si?

Abrió la puerta y se quedó helado.

—Oh...

Vegetta levantó su mirada al darse cuenta que al fin le habían abierto la puerta.

—Alex-

—Si...- hizo una pausa- ehh... ¿Necesitas algo?

Y de una manera repentina, se levantó de golpe. Se acercó al menor y estaban cara a cara, sus alientos chocaban.