Capítulo 4 🌙

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"Impedir que muera o salga lastimado. " Eran las palabras que más se repetían en la cabeza de la joven.

Esperaba fuera de su casa a Kaito, llevando ropa a su gusto pero bonita. Tenía un rostro severo, tanto que cuando llegó su novio la contempló a lo lejos consternado.

—¡Hola! —dijo sacándola de sus pensamientos. —¿Nos vamos?

—¡Ah, sí! —exclamó despertando y dirigiéndose a su lado con alegría.

Así se fueron juntos a pasear por los centros de Beika, se divirtieron todo el rato, aunque Kaito estaba un poco ansioso por saber que le tenían que decir.

Tomaron helado y anduvieron comprando cualquier cosa interesante. También comieron postres y visitaron lugares turísticos cercanos.

—Y bien... —se detuvo en un momento. —¿Qué era lo importante que tenías que decirme? —preguntó con cierto fastidio.

Estaban frente a frente. La chica bajo la mirada desilusionada, aspecto que preocupó al mago.

—Yo... —titubeó, pero al final se armó de valor. —Akako-san me ha dicho algo demasiado importante sobre ti. —susurró.

—¿Eh, Akako? ¿Esa bruja?

Ella asintió y él espero.

—Hizo una predicción... Sobre tu muerte.

Kaito abrió los ojos sorprendido.

—"Tú, que deseas pecar en una noche de luna llena,crea un camino en el cielo y escondete en la torre púrpura más alta."
—citó. —No se cumplió cuando ella pensaba, y cree que puede ser en tu siguiente trabajo. También pienso que tu última nota es muy parecida a... —explicaba con ojos entre nervios y tristes.

Después de escuchar, antes de que ella acabará de hablar, Kaito rió divertido.

—Entiendo que estás preocupada. Pero te prometo, mi señorita, que no voy a permitir que pase. Jamás te dejaría sola. —dijo con un dulce tono elegante.

Sinceramente, sus palabras aliviaron por un rato los pesares de la joven. Sin embargo, cada vez creía con más fuerza las palabras de la bruja.

Anocheció, y ella llevaba en sus manos rosas rojas que su novio le había comprado, de regreso a casa.

Estando frente a la puerta de la joven, unos momentos se miraron fijamente sonrientes. Una de esas ocasiones, dónde sabes que se querían.

Antes de despedirse, Kaito se acercó a ella y beso su mejilla, haciendo que ella se ruborizará.

—¿Eh? —balbuceó.

Kaito sonrió como un niño y tomó su mano, para rodearla pronto en un cálido abrazo. Ella correspondió. Tenía miedo de perderlo, y por eso sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas, evitando dejarlas ir. Porque si moría, esta vez sería la última juntos. En el siguiente día, iría por la joya.

Kaito se separó, y solo le acarició la cabeza.

—Hasta mañana.

Lo vio alejándose, deseando que no fuera el adiós.

Él se iba, y ella se quedaba sola.

Cuando lo notó, dejó caer las rosas y corrió llorando trás él.

Lo tomó del brazo, girandolo para sorpresa del chico, y unio sus labios en su beso.

—Te quiero mucho. Por favor, vuelve. —dijo antes de irse corriendo de nuevo a casa, dejando al joven completamente desconcertado y avergonzado, con el rostro pintado de rojo.

Antes de que mueras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora