Capítulo 5 🌕 - Final.

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"...Yo lucharé oponiendome a ello."

"Quiero protegerte." Otras palabras que no cesaron en su corazón hasta el amanecer.

Kaito no iría al instituto, y ella tampoco. Tuvo un debate mental en la madrugada, decidida a impedir que su amado muriera si la profecía era cierta. Además, no concilió el sueño gracias a su última atrevida y dulce acción hacia el joven.

No arriesgaría a dejar solo a su novio.

Espero por la noche después de hablar en privado con Jii, dirigiéndose aparentemente desarmada al lugar.

Subió sigilosa a la torre Iluminada de tonos púrpura, luna llena brillante. Evitó a los policías y llevaba una capa negra que cubría parte de su cuerpo y su rostro.

Dicho lugar estaba rodeado de helicópteros, debajo había un montón de policías rodeándo todo. Además del robo, también cuidaban a la reina de Vespania de cualquier percance además del ladrón.

El viendo sacudió su cabello cuando escuchó en otro edificio muy aledaño la voz del Inspector Nakamori, dicho acontecimiento la paralizó.

Vio a Kaito salir corriendo desde la azotea de la construcción a un lado, sonreía divertido. Sacó su pistola de cartas y a pesar de la altura, disparó un gancho a la torre que lo jaló con fuerza.

El fuerte lazo se aferró a una parte de la torre justo frente a ella. Kaito llevaba patines y se montó sobre él. La chica veía atónita la situación, pocas veces presenciaba los robos del joven.

Mientras permanecía asombrada, el lazo se soltó sin más. Salió volando por los aires al momento que el ladrón se balanceo sobre lo que aún faltaban segundos para caer.

Ella corrió a la orilla para poder tomarlo pero le fue imposible.

Porque mientras pasaba aquello, en la cabeza de ambos pasaron miles de cosas que jamás habían hecho juntos.

Una lágrima se derramó.

"Antes de que mueras, aún debemos de..." Pensó desesperada.

Casi a punto de gritar el nombre del chico, ahuyentó al miedo y sacó de entre sus ropas una pistola muy similar a la de Kaito.

La disparó, y mientras Kaito caía al vacío, de esta salió otro gancho que en un abrir de ojos se sostuvo en la elegante ropa blanca. Los azules ojos del chico se abrieron lentamente y su expresión de esperar lo peor se suavizó al ver en la lejanía a su amante. Detrás de ella había innumerables estrellas brillantes que la hacían ver cómo salvadora. Confuso, él se limito a sonreír cuando colgaba aún del cable. Se sentía como un idiota, aquella caída hubiera sido fatal. Kaito no creía en esas cosas, pero debía disculparse con ella por no considerar en una posibilidad así.

Cuando cayó, Nakamori y sus soldados se apresuraron a ir al suelo de inmediato, así que aún no se visualizaban por ahí.

Después de sonreírse mutuamente, la chica junto todas sus fuerzas para subirlo.

Justo seguido de subir, él la abrazo sin decir nada, mantenido su sonrisa, siendo correspondido.

—Gracias. —dijo él para después besar su frente.

—Te amo. —susurró ella. —Y no quiero perderte nunca.

Las finas manos del joven recorrieron con suavidad el rostro de la chica. Después de mirarse a los ojos, ella cerró los suyos, esperando.

Sintió su agitado aliento aledaño a sus labios. Tembló de los nervios. Pero la sensación era dulce. El tacto de sus labios era agradable y casi mágico.

El segundo beso.

Juntaron sus cabezas después de separarse. Y a pesar de estar ruborizados, rieron juntos.

—Aún tengo algo que robar. Espérame aquí, volveré lo antes posible. —dijo caminado a su destino con aire divertido.

Pasaron pocos minutos antes de que volviera corriendo con una joya roja en sus manos mientras se escuchaba la policía correr tras de él.

Sin decir nada, tomó a la joven entre sus brazos y saltó con su ala delta.

Y para el gran momento, estaba juntos. Porque aquella joya contenía otra en su interior.

Era Pandora.

Ahora solo falta detener a la organización.

Pero no importaba, porque estaban juntos y lograrían lo que fuera unidos.

Fin.

Antes de que mueras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora