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Himiko es alguien especial, poseedora del corazón más bello y puro que alguna vez haya tenido la oportunidad de conocer

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Himiko es alguien especial, poseedora del corazón más bello y puro que alguna vez haya tenido la oportunidad de conocer. Su encanto fue detonador de bello interés y ganas de protegerle. Ningún peligroso hombre degenerado va a tocarla mientras ella viva. Y si algo pasase, tenía la seguridad de que encontraría la forma para protegerla desde el más allá.

Tenko sabe que en los últimos días hay algo ahí, dentro de Himiko, algo que de algún modo la perjudica. Por supuesto que ha intentado averiguar qué es exactamente acercándose a ella, y en la mayoría de veces Yumeno evitó completamente la conversación pasando de la maestra.

Recurrió a algo simple que podría ayudar a llegar a ese punto de ayuda, por lo que había estado planeando con anticipación varias actividades para pasar el rato junto a ella, motivarla a ser más consciente de sus acciones, y de paso que le contara algo sobre el problema que sabe que le afecta. Almorzar juntas; practicar Neo Aikido; tomar una ducha; platicar; vamos, un poco de todo.

Cuando amaneció se levantó enérgicamente, se cambió a una velocidad indescriptible, lavó sus dientes y se fue corriendo como si alguien la persiguiese por detrás en busca de la pequeña Yumeno. Si había una persona en el camino ella usaría su talento para esquivarla y evitar cualquier accidente.

Sin embargo, algo alimentaba la incertidumbre de Tenko. No hallaba a Himiko por ninguna parte. Por cada sala de la que salía sin rastro de la ilusionista era un motivo más para que su ansiedad y temor crecieran.

Pensó que estaría en el comedor dado a la hora; pero al llegar se topó solamente con el detective Shuichi, quien conversaba con la pianista Kaede. Ambos voltearon desconcertados por los jadeos frecuentes de Tenko.

— ¿Estás bien? ¿Qué ocurre? — Mencionó Kaede un poco alarmada por el bienestar de su amiga.

— ¡Para nada! Es algo muy grave. — dijo entre suspiros para regular el ritmo de su respiración

— ¿Podemos ayudarte con eso? — Esta vez fue el detective quien habló, demostrando su preocupación en sus palabras.

— ¡No me hables como si tuviéramos mucha confianza, maldito hombre! — El tono de voz usado dejó mudo al receptor.

— ¿Necesitas ayuda? — Kaede ya se había levantado de la mesa y se había colocado a un lado de la practicante de Neo Aikido.

— Estoy buscando a Yumeno. No la he encontrado por ningún lado, siento que... — Su expresión estaba repleta de angustia.  — ¿Qué tal si le pasó algo?

La cara de la pianista se aquietó e inmediatamente puso su mano en el hombro de Tenko para transmitirle tranquilidad.

— Cálmate. Puede que ella no se haya levantado aún y esté en su cuarto. —

— Eso sería extraño, ella no se despierta tan tarde. — Tenko dijo eso segura. ¿Cómo es que está afirmándolo así?

— ¿Y si está en el gimnasio hablando con alguien? O quizá en su sala haciendo algún truco de "magia". — La pianista pensaba más lugares donde la pequeña podría estar.

Cuando el alma necesita llorar | TenmikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora