Capitulo V: Punto de inicio

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Esta no era la primera vez que salía de aquella habitación, por la noche, procurando que nadie me viera, salí a explorar. En parte tenía curiosidad, pero el motivo principal era que tenía que ir al baño. Moverse era relativamente fácil, prácticamente todos los pasillos del segundo piso tenían grandes ventanas y que era fácil escuchar los pasos de los guardias en el silencio de la noche. Al final pude recorrer casi toda la mansión.

Llegué al jardín interior donde estaba el tipo de antes, hablando con un mayordomo y Hayato un poco más alejado sentado en el suelo. Entonces me acerque a él.

—¿Oye, que me he perdido?
—¿Eh? Ah, eres tú, ¿Sam verdad? ¿Cómo estás?

No ha respondido.

—Si, el mismo. Y para lo otro... Se podría decir que he estado mejor.
—Bueno, soy capaz de entenderlo, todo se me hace tan...
—¿Confuso?
—No, es fácil de entender, lo difícil es aceptarlo.

Por desgracia es verdad, la extraña luz de la chica, los libros, la mansión entera. Era imposible que algo tan grande fuera falso.

—Ah, sí. Respondiendo a tu pregunta: varias cosas. Lo primero que hicieron fue enseñarme la mansión, luego me mostraron la geografía global y por último leí un poco de los libros de mi habitación. ¡Ah, si! También creo que sé cómo funciona algo. ¿Qué idioma hablas?
—¿Qué? ¿Eso que tiene que ver? Español.
—Creo que lo tengo, no tiene importancia en sí, pero está bien saberlo. Al parecer podemos hablar, leer y escribir en cualquier idioma, aunque lo de escribir solo palabras que hayamos visto.
—Bueno, algo es algo.
—Oye, ¿Esa persona que está con el mayordomo, sabes quién es?
—Sé algunas cosas, en primer lugar, es un cabrón, no tiene miedo en golpear, participa en la guerra y no me sorprendería que tuviera problemas mentales. Aparte de eso no sé nada. Espera, creo que había dicho algo de un entrenamiento.
—Esa descripción es muy específica. ¿Hay algo de lo que quieras hablar?
—Quizás en otro momento. Solo ten cuidado con lo de los golpes.

Tengo mi propia forma de clasificar a las personas. Primero están mis padres. El segundo puesto es para mis compañeros de clase o conocidos, no me caen mal, pero tampoco es que sienta algo por ellos. En el tercer puesto esta la gente normal y extraños donde simplemente no siento nada.. Y por último está las personas que odio. Hasta ahora todas las personas que he visto en este lugar han se han ganado mi desprecio, el rey, la princesa, y el tipo de ojos rojos, aunque este es algo complicado. Hasta ahora solo Hayato es el único que no ha hecho nada para que lo odie.

Sin darnos cuenta, la persona de lo que hablábamos se acercó a nosotros.

—Escuchadme, mi nombre es Yugo y a partir de hoy voy a prepararos para el combate de la manera más dolorosa y agonizante que se me ocurra.
—...
—...

Hayato y yo nos miramos unos segundos para luego volver a mirar a Yugo.

—¿Pero qué mierda estás diciendo?
—Lo que Sam intenta decir es: ¿Podrías especificar más?

No voy a combinar mi forma de ser por ese tipo. Es más, con las personas que apenas conozco suelo ser más cordial.

—El rey me llamó para qué os entrenará en caso de que hiciera falta. Y según lo que he visto y que no siquiera tenéis la magia sellada puedo decir que hace mucha falta.
—Vale, eso deja las cosas más claras. ¿Cómo nos vas a entrenar?
—Improvisaré sobre la marcha.

Ahí es donde entro yo.

—¿¡No tienes nada preparado!?
—Oye mocoso, primero tengo que ver vuestras condiciones físicas, luego pensar lo que es mejor para vosotros. Y eso sin mencionar todo lo demás.
—Ñeh...
—Como ya he dicho primero tengo que veros en acción. Atacarme.
—... ¿Qué?
—La mejor forma de ver vuestras capacidades es ponerlas a prueba en persona.
—Oh, sí. Llevo queriendo hacer esto desde hace como 10 minutos. Sonaba mejor en mi cabeza.

De esa forma pasó una hora.

—Creo que me he torcido el tobillo.
—Creo que me he torcido la columna.
—Sam, si eso pasará no te podrías mover y gritarías de dolor.
—No me hagas pensar, me he golpeado la cabeza y me duele el cerebro.

¿A que vienen esa conversación? Pues bien, lo que ha pasado durante toda la hora era que Yugo nos dio una paliza. Ha sido horrible, no sé cómo lo hacía, pero nunca conseguíamos darle un golpe y con las pocas veces que golpeaba dolían mucho, ¿Lo peor? Según él se estaba conteniendo mucho.

—Ya me he cansado de esto, mañana por la mañana seguiremos.
—¿¡Esto es todo!?
—Hayato, como te vuelvas a quejar, yo mismo seré el que te dé una paliza.
—No, me refiero a que no hemos hecho nada más que esto, sin instrucciones ni nada.

Por muchas ganas que tenía de que esto terminará, lo que decía Hayato tenía sentido, esto no debería contar cómo entrenamiento.

—Ya... Hablando de eso, esto era solo para ver vuestras capacidades físicas y de combate.
—¿Y qué tal somos?
—Espera, antes de eso. ¿Cuánto tiempo has tardado en ver "nuestras capacidades"?
—Para lo primero... Sois mucho peor de lo que pensaba. Rubio, no tienes ni la más menor idea de lo hace en una pelea. Y tu niño, das golpes al aire con la esperanza de que alguno me golpeara. Y respondiendo a lo segundo, ya tenía claro como eraís hace como 40 minutos.

En el fondo tenía razón, según lo que he visto, Hayato no sabía qué hacer y yo tampoco. Espera...

—¿¡Como que hace 40 minutos!? ¿¡Has pasado todo este tiempo dándonos una paliza solo por gusto!?
—Que no te calles hace que quiera aumentar ese tiempo al doble.
—Grrr...

Tengo ganas de responder a eso pero más ganas de que esto acabe.

—¿Una última pregunta? ¿Te pasa algo en el corazón?

Desde que había empezado el entrenamiento había notado que el sonido sé sus latidos eran algo raros. Hayato no sabía de lo que estaba hablando pero a juzgar por la reacción de Yugo el sí.

—Es la primera vez que alguien se da cuenta de eso. No me pasa nada en el corazón en sí, lo que pasa es que lo tengo en el lado derecho, es genético.

Tenía mi respuesta y era lo único que me importaba. El motivo me daba igual.

—Si no tenéis nada que decirme me voy. En unos momentos vendrá otra persona para que continuar.
—¿Espera, que hay más?

Eso último lo dije con algo de miedo.
Una vez que Yugo se fue Hayato y yo nos quedemos solos, pero estábamos muy cansados, por lo que nos quedamos callados descansando en el suelo, el sentado y yo acostado boca arriba. Aunque nuestro tiempo a solas no duró mucho, ya que en poco tiempo pude escuchar a alguien venir. Mire al pasillo y puede ver a una chica de pelo verde oscuro con dos trenzas, sus ojos del mismo color y llevaba gafas. Vestía una cota de malla mezclado un vestido azul y llevaba un cetro con una joya verde claro.

-H-hola, m-me llamo Ino y-y me ocuparé de v-vuestra tutoría s-sobre la magia.

Dicho eso hizo una nerviosa reverencia. No sé si era por el cansancio que aún tenía, pero mi único pensamiento fue:
Genial otra rarita.

Soy un héroe, a mi maneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora