doce.

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Buenas Marian, ¿todo bien? Yo acá ando, muy glotón y con hambre. Anoche me quedé dormido craneando cosas para hacer a futuro y me quedé dormido.

Ahora estoy comiendo budín de naranja. Ernestina cumplió años ayer y me regaló un budín, esas son las vecinas que merezco.

Me intento peinar un poco, pero tengo el pelo bastante enmarañado y me da paja pelear contra él.

Agarro la mochila y me voy a cursar. También tengo paja de ir a cursar, pero bueno loco, la vida es así.

Me subo al colectivo y me apoyo en el vidrio como si fuese un videoclip de principios de los 2000's. Me causa mucha gracia hacer eso, banco mucho mentalizarme esa película rara y vivirla.

Está aburrida la cursada, me paso las horas mirando al techo húmedo e intento encontrar formas en sus manchas. Gotea y escucho con mucha precisión el golpeteo del líquido contra el piso hinchado por la acumulación de agua en él.

Tengo que hacer algo en la facultad de derecho, así que ya mismo me estoy dirigiendo hacia allá. Violadores del Verso en mis oídos y toda el envalentonamiento del mundo en mis hombros. Era ahora. Marian, ¿sabes hace cuánto no viajaba en el transporte público sin miedo? Claro, yo tampoco.

"¿Qué haces acá?" pregunta sonriendo y con ilusión en los ojos. "¿Me pasaste a buscar?" se acerca y yo la aparto sin mucho preámbulo.

"No, necesito decirte unas cosas." frunce el ceño. "Esto está más que terminado, enterrado a ochenta metros bajo tierra..." escupo con bronca. "Me partiste al medio por decir lo mínimo, me hiciste trizas y te aprovechaste de mi vulnerabilidad porque era más chico..." trago el nudo que se forma en mi garganta. "No me interesa la excusa que quieras poner ahora, vos tenes que agradecerme por no haberle dicho nada a Wawa, y la mejor forma de agradecerme es dejándome en paz de una vez por todas." remato.

"Valen..." me llama con los ojos cristalinos. Qué cínica, por favor.

"No, no me llames de ninguna forma. Chau Sara, que andes bien." aprieto con más fuerza la tira de la mochila y con una sonrisa orgullosa escapando de mi boca.

Cuando estoy contento tengo muchas ganas de caminar, pero ahora no tenía tiempo, no iba a llegar al subte. Combino la línea H con la B y me subo en Pueyrredón. 

Camino vagón a vagón con velocidad intentando cruzarme con ella.

Medrano. Ahí está, Lucero siendo la más linda del subte y la línea. Mira concentrada su cuaderno, supongo que estará leyendo apuntes. ¿Está mal tener vergüenza de acercarme? No, porque eso significa que estoy volviendo a sentir como antes.

Ángel Gallardo. Ella voltea y me ve. Me sonríe, corre su pelo para acomodarlo detrás de su oreja y dirigir nuevamente su cara al apunte.

No, hoy no.

"Hola..." sonrío a su lado. Ella me ve sorprendido.

"Mira vos, hablas." sonríe dulce. "¿Volviendo a casa?" asiento. "No estás escuchando música."

"Lo usaba para cuando tenía miedo..." confieso.

"¿Ya no tenés miedo?" ríe chiquito, como con miedo a molestar. 

Claramente no sabe que si hay algo acá que no hace, es molestar.

"No, ya no tengo miedo." contesto orgulloso.

"Valiente, fuerte y sano... yo sabía." sonríe acercándose a la puerta.  "Nos estamos viendo, Valen." se despide con la mano.

No, hoy no.

"Lu..." la llamo. "Capaz u-un día de est-tos..." ahora los nervios sí que me jugaban en contra. Por impulso rasco mi brazo de manera disimulada pero con fuerza. Dios, no de nuevo.

"Me gusta mucho la birra, te aviso para que no te asustes..." advirtió. "Toma, llamame un día de estos." me guiña el ojo tendiéndome el papel con su número y su nombre.

Malabia. Se baja sonriente y yo pego el suspiro de mi vida.

Lo había hecho, la había invitado a salir, ¿esto se tiene que festejar? ¡CLARAMENTE! Estoy a punto de llamarte, pero sería spoilearte la nota, así que ahora seguro me estás puteando y yo tomando una birra con Lucero, cosas que pasan.

Dorrego. Bajo contentísimo y con muchas ganas de bailar un tema en la calle, por lo que cambio la lista de Spotify y pongo un cuarteto violento para combinarlo con mi humor. La gente me mira raro, pero te juro que en estos momentos no podría chuparme más un huevo.

Entro a casa contento, extasiado. Bailo con Baco y abrazo a el Depa con alegría. Agarro la guitarra y te guitarreo hasta el himno nacional. Le cuento a Tadeo la secuencia y él solo repite que está orgulloso de mí y que era hora.

Agarro el papelito y lo agendo, creo que es momento de mandarle un mensaje diciéndole que la agendé por si acaso, imaginate la llamo y me bloquea el número.

¿Podés creer que le hablé casi sin ansiedad? Porque yo todavía no.

Me merezco ser feliz, es cierto, y creo que por primera vez en mucho tiempo está pasando.

Vibra mi celular y sonrío al ver que era ella. 

Nos vemos Marian, tengo que contestar.


FIN.

🥀🥀🥀

Y se acabó.

Seguro le haga extras así no me pegan gordas putas, pero no prometo nada.

Laik si amaste a este valentín autolike chupala saraaaaa.

𝐥𝐢𝐧𝐞𝐚 𝐛 - 𝐰𝐨𝐬Where stories live. Discover now