Chapter XI

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La primera vez que Damián estuvo a punto de conocer el departamento de Dexter fue poco antes de su primer beso, regresaban de ver una película animada en el cine, algo de Disney seguramente, sólo porque Dexter insistió en que no podría dormir con una de terror, y Damián haría cualquier cosa para complacerlo.

Aquella vez Dexter sólo le permitió acompañarlo hasta un par de cuadras antes del edificio dónde vivía, se despidieron en una esquina con un par de sonrisas nerviosas y un corto beso en la mejilla, cortesía de Damián por supuesto.

La segunda vez que sucedió, fue el día del parque de diversiones, Damián lo había besado y el irlandés era todo balbuceos y sonrojos. En todo lo que podía pensar el ojiazul era en que lo había arruinado, o eso le dio a entender el silencio en que caminaron hacia el edificio de Dexter.

-puedo ir solo desde aquí-murmuró de pronto el ojiverde-

Damián levantó la mirada, dándose cuenta que estaban en la misma esquina donde se habían despedido la única vez que le permitió acompañarle.

-el castaño negó-permíteme acompañarte a tu depa

-no es necesario-el rizado no se animaba a mirarlo, sus dedos jugando con las mangas de su sudadera-

-Dex...-el menor suspiró-¿En qué piensas?

El irlandés levantó apenas la mirada, confusión bañando su rostro.

-desearía decir que me arrepiento, pero moría por besarte-soltó con brutal honestidad-estoy más que enamorado de ti, Dexter, y te prometo que no quiero asustarte, pero tampoco deseo que te alejes de mí

El pelirrojo mordisqueó su labio inferior en señal de nerviosismo, y sólo atinó a asentir murmurando un muy bajito <primer beso>

-Oh...-Damián no pudo evitar sonreír-entonces ¿No estás molesto? Sólo... ¿avergonzado?

El mayor asintió despacio.

-que alivio. Estaba algo asustado al respecto

-Dexter negó con una pequeña sonrisa-yo...ya debo irme

-¿Enserio no puedo acompañarte?

-nos vemos mañana-le aseguró Dexter, brindándole una última sonrisa-

Damián recuerda no haber insistido ya que, el irlandés seguramente se sentía demasiado cohibido aquel día, pero pronto se percató de que siempre había una excusa para no acompañarlo hasta su edificio después de sus citas. Es decir, ¿Por qué la negativa? Dexter ya había estado incontables veces en su casa -bueno, la casa de su mamá-, lo había llevado incluso al departamento que estaba adecuando con ayuda de sus padres para poder independizarse pronto, entonces ¿Qué había de malo?

Para cuando tenían tres meses de novios, porque obviamente después de ese beso Damián tenía que declararsele formalmente a su hermoso pelirrojo, decidió que si o sí conocería el departamento de su mayor. Así que, tras todo un sábado juntos -gracias a que sus vacaciones de clases milagrosamente habían coincidido- en donde anduvieron en bici por el parque, fueron al centro comercial a por dulces y pasaron el resto de la tarde jugando en casa de Damián -de la madre de Damián-, llegó el momento donde Dexter debería irse y el ojiazul pondría su plan en marcha.

-ya es tarde-murmuró el ojiverde mirando por la ventana de la habitación del contrario, los colores anaranjados pintando el horizonte-debo irme

Dulce y TiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora