Chapter XII

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Dos días después Damián se había reunido con su mejor amigo en el hogar de este último, Aleix había aprendido a las malas que negarle el paso al menor era mil veces peor que dejarlo pasar, así que no muy feliz tenía a un castaño moviéndose por toda su sala, parloteando sin parar de su novio y algo de un departamento.

El peliazul resopló, tratando de mantener su concentración en la líneas del libro que sostenía entre sus manos, pero realmente era imposible, Damián estaba inquieto, terriblemente angustiado por una tontería que para Aleix no tenía sentido.

-¿Quieres parar?-le pidió ya algo cansado-te dará una crisis de ansiedad si sigues así

-no, no lo creo-el castaño le miró, aunque trató de inhalar y exhalar con suavidad por si acaso-hace un par de meses que no tengo una

-¿Enserio?-Aleix enarcó una ceja, mirándole con incertidumbre-

-sí, se siente genial, es decir...-hizo una mueca-me altero con mucha facilidad aún, pero nada que implique yo auto golpeándome o visitas al hospital

-¿Qué ha dicho tu médico al respecto?-el ojimiel trató de sonar lo menos interesado posible al soltar su pregunta-

-no lo sé-su menor se encogió de hombros, sentándose en el suelo, frente a la mesita de centro-desde que me di cuenta dejé de ir

-¿Eres idiota o qué? No puedes simplemente dejar de ir sólo porque te place

-¡Es que no me queda tiempo! el Dr. Evans es muy insistente y eso acorta mi tiempo con Dexter

-Aleix puso los ojos en blanco-al menos tiene sentido que tus crisis hayan disminuido

-¿Por qué lo dices?-Damián le miró con cierta intriga-

-eres tan tonto que no puedes usar el cerebro para dos cosas, o piensas en Dexter o en tu ansiedad. No hay más.

Damián abrió la boca para rebatir aquello, terriblemente ofendido, sin embargo, no encontró nada que decir ni con que rebatir eso, así que mejor decidió ignorarlo. De alguna manera era cierto, desde que salía con su bellísimo y sensual irlandés -que Dexter no sepa que lo llama así en su mente- no se preocupa demasiado por su alrededor, ha dejado de pasar tanto tiempo solo en su habitación y simplemente es él en lo único que piensa -además de sus odiosas tareas-

-¿Y cuál es el problema ahora?-Aleix suspiró, dejando su libro de lado-has parloteado desde que llegaste por nada

-¡Cómo que por nada!-chilló el ojiazul-eres un insensible

-oh vamos-se cruzó de brazos-¿Qué hay de malo con que el chico viva en "los confines de la ciudad"? por decirlo de alguna manera. Es peor a que lo haga en un motel barato o debajo de un puente, créeme.

-Damián le observó largos segundos en silencio, antes de poner esa expresión lastimera que Aleix odiaba, o algo así-no me recuerdes cuando vivías en ese sitio horrible

-no lo digo por eso, simplemente si el chico te dijo que estaba bien, pues está bien-el chico del piercing trató de suavizar su tono-mira, él está orgulloso de lo que tiene, he sentido eso, será poco, pero es suyo. Y, no se va a morir congelado ni mucho menos, no puede estar tan mal

-¡No puedo evitar preocuparme! ¡Es tonto lo sé!-el menor explotó, sus dedos rasgando suavemente el dorso de sus manos-es paranoia probablemente...sólo...realmente estoy enamorado de él...lo amo y me parece injusto que siendo la maravillosa persona que es no tenga todo lo que merece

-te voy a detener justo allí porque, uno eso fue asquerosamente cursi y siento que vomitaré, y dos ¿Cómo que lo amas? ¡Llevan un par de meses saliendo!

-el tiempo es relativo-el ojiazul le restó importancia-sólo sé que lo amo, yo así lo siento. No es como siempre te dicen ¿sabes?-Damián sonrió-no sentí nervios o me cohibía al verlo, no sentía un torbellino ni que mis piernas temblaban...sentí paz cuando lo conocí, sentí como si él hubiese estado en mi vida desde siempre...familiaridad, confianza...fue...extraño-soltó una risita-y he de admitir que si me espanté un poco porque era como "Hey, ¿Qué te pasa? Lo acabas de conocer", pero todo...todo se sintió correcto

-recuérdame no volver a preocuparme por ti-Aleix negó, haciendo una mueca-

-aaww ¿te preocupaste por mí?-el menor echó a reír-sabía que en el fondo me querías

-cállate-espetó el mayor-y céntrate

-ya, ya, disculpa por emocionarme

-en fin, ¿no puedes simplemente olvidar ese asunto?-insistió Aleix-hasta donde sé el chico es muy tímido ¿no?

-lo es, no quiero asustarlo, sé que lo dirás-Damián abultó su labio sin percatarse realmente-pero no puedo simplemente no pensar en ello. Cuando tú pasabas malos ratos también me preocupé, viviste aquí una temporada

-me rogaste y le dijiste a tu madre que hable conmigo-le recordó el mayor-sabes que soy muy amable y cordial con ella

-por eso le dije-el ojiazul le sonrió-realmente Dexter ha pasado mucho y odio el como las mejores personas son las que más sufren, las que tienen las peores pruebas, él...él es tan bondadoso y amable, y gentil sin importar que tan dura ha sido la vida con él y yo...sólo ¡Me parece injusto! Debería poder estar tranquilo al caminar de vuelta a casa, jugar en una consola las horas que quiera, cantar en su sala o poder comprar un bonito sofá sin temer no hallar espacio

Aleix no dijo nada ¿Qué supone que diga?

Damián era tan...Damián.

-yo lo he tenido todo-murmuró con la mirada fija en algún punto vacío-de alguna manera me avergüenza haber sido tan materialista con algunas cosas, o haber gastado mi dinero en tonterías

-ah, bueno, entiendo eso-el mayor asintió conforme-es una reflexión madura de tu parte, y está bien ¿sabes?

El castaño se encogió de hombros.

Ya sin mucho que poder aportar a la conversación y con un Damián jodidamente romántico con cada cosa que salía de su boca, decidió soltar con todo su sarcasmo acumulado la frase que quizás no debió decir:

-llévatelo a vivir a tu departamento, estás loco de todos modos

Damián elevó la mirada al instante, sus orbes azules brillando intensamente como el cielo de verano y una enorme sonrisa empezando a alzarse en sus labios.

El rostro antes de la tragedia <pensó Aleix>

-¡Es una excelente idea! ¡La mejor de todas!

Obviamente nadie pudo quitarle esa idea de la cabeza al castaño, así que después de mucho rogar y trabajar con su madre en la boutique -y de sacar buenas calificaciones porque era parte del trato- logró tener todo listo en su departamento para poderse mudarse.

Claro que primero pasaron un par de meses antes de que Dexter, tras muchas súplicas por parte del castaño, aceptara compartir piso con este.

-¡No te vas a arrepentir, cielo!

-ya lo sé...-murmuró con las mejillas sonrojadas-pe-pero recuerda que pagaré la mitad de todo

-lo sé, lo sé, no planeaba discutir eso contigo, sé que ganarías-Damián el sonrió-

Las mejillas de Dexter parecían arder, pero armándose de mucho valor besó la mejilla del ojiazul.

-gracias...-le sonrió tímido, jugando con las mangas de su sudadera-

Entonces Damián sólo no pudo callárselo más.

-Te amo, Dexter...

Dulce y TiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora