CAPÍTULO 6

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SEONGHWA POV

Nada más levantarme me metí en la ducha y me quedé un buen rato bajo el chorro de agua fría para despertarme bien, debía ir a la mansión a torturar con la chica esa de pelo negro y amiga de Daniel, así que tenía trabajo que hacer durante todo el día.

Me vestí con un pantalón de chándal negro, ajustado por los gemelos, unas bambas rojas chillonas y una camiseta blanca larga, que iba por la mitad de mis muslos, después una sudadera negra también larga, pero que dejaba ver la camiseta blanca de debajo, me até las cadenas al pantalón para que colgasen, me dejé el pelo negro y despeinado y me puse la capucha de la sudadera antes de bajar a la cocina.

-Buenos días – dije bajando las escaleras de casa.

-Antes de hablar, medícate, por favor – me pidió mi padre señalándome el armario de las pastillas.

Rodé los ojos, era un exagerado, sí que era verdad que alguna vez con las prisas se me había olvidado la pastilla y la había liado un poquito, pero no era para tanto.

Le di una colleja a mi padre y a mi hermano para saludarlos, masajeé el cuello de Rina cuando pasé por detrás y abrí el armario, le di la pastilla a mi hermano y me tomé las mías sin agua, ya estaba acostumbrado a ellas.

-¿Has hecho tortitas, papá? – pregunté sorprendido y sentándome en el sitio de mi madre – cuidado, San, puede que esté intentando matarte.

-Solo intenta demostrarnos que, si se divorcia de mamá algún día, sobreviviremos con él – me dijo Rina bebiendo del zumo de naranja.

Yo solté una carcajada por eso y mi padre me miró serio.

-¿De qué te ríes, puto niño? – me preguntó dándome una colleja.

-De que es imposible que sobrevivamos contigo – dijo mi hermano señalándolo con el tenedor.

-No, de que el primero que se muere si se divorcia de mamá, eres tú – dije mirando a mi padre.

Mis hermanos rieron dándome la razón y mi padre me dio otra colleja más fuerte que me hizo reír a mí.

Nos pusimos a desayunar nosotros solos, porque mi madre había salido esa noche de fiesta con unas amigas de la Universidad que aun mantenía y aun no había llegado, tampoco era nada raro, a mi madre le encantaba salir de fiesta y siempre que lo hacía volvía por la mañana tranquilamente.

-Papá, te llaman – le dijo Rina mirando su teléfono sobre la mesa cuando él se levantó a dejar su plato en el lavavajillas.

-¿Por qué te llama el presidente? – preguntó San riendo – no me digas que te lo estás tirando – bromeó.

-No, pero quiere que su hija se tire al mío – rió y le colgó al presidente, yo fruncí el ceño – sí, sí, tú – me dijo a mí – que le molaste a la hija y me ha llamado ya ocho veces para organizaros una cita – me explicó.

-Mira, yo me meo – Rina soltó una carcajada.

-¿Esa mujer está segura de lo que dice? – preguntó San mirando a mi padre asombrado.

-Ya le he dicho, si no hay sangre de por medio mi hijo no quiere citas ni mamonadas – dijo lavándose las manos – pero está insistente el cabrón.

-Ni se te ocurra prepararme una cita con la hija del presidente – lo advertí yo señalándolo de manera acusadora.

-Que no, hombre, que ya sé yo que no es tu estilo – me dijo riendo y miró a la puerta cuando picaron – esta mujer siempre que sale de fiesta pierde las llaves – suspiró mi padre.

REFLECTION (Kpop Multifandom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora