Capítulo 1.

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Dione.

Mire encantada todo a mi alrededor, sin duda alguna Forks era de mis lugares favoritos. El olor a madera húmeda, tierra mojada y árboles inunda mis fosas nasales.

Estacione mi auto frente a el que iba a ser mi nuevo hogar temporalmente, una enorme sonrisa se formó en mis labios al ver aquel auto de policía en la casa continua a la mía, iría a visitar más tarde.

Baje del auto con mis maletas en mano, entre a la casa la cual ya estaba amueblada, sólo sería necesario uno que otro cambio, subí a la que sería mi habitación y comencé a desempacar mis cosas, en lo cual no tarde tanto como esperaba, una vez termine decidí ir a visitar.

Salí de casa y camine tranquilamente hasta el porche de la casa vecina, toque un par de veces la puerta y sonreí en grande al ver quien la abría.

-Hola tío Charlie -lo saludé mientras lo abrazaba, el me correspondió sorprendido.

-Dya, estas enorme, la última vez que te vi... -lo interrumpí.

-Tenía sólo diez años, tío Charlie -dije divertida -Obviamente tenía que crecer.

-Lo se, pero es que siento que no ha pasado mucho tiempo desde que Bella y tu jugaban en el jardín -dijo nostálgico.

-Hablando de Bella, escuché que estaba viviendo contigo ¿Dónde está? -le pregunté curiosa.

Ambos nos habíamos sentado en la mesa de la cocina, vi a tío Charlie hacer una mueca.

-En su habitación, su novio y su familia se fueron de Forks hace unos meses, no ha hecho nada más a parte de ir a clases y trabajar desde entonces, siempre está encerrada en su habitación -dijo -Salió con una de sus amigas ayer, pero no lo sé, no me da buena espina, es como si estuviera muerta en vida.

Hice una mueca.

-No te preocupes tío Charlie, yo me haré cargó -dije levantándome.

-Suerte Dya -dijo.

Subí las escaleras y trate de abrir la puerta de la habitación de Bella, pero tenía seguro, fruncí el ceño, eso no me detendría, hice un pequeño gesto con mi mano y la puerta se abrió.

Al entrar a la habitación el olor a vampiro estaba impregnado en cada parte de esta y estaba completamente segura de que también Bella esta impregnada de ese olor, todo en ese espacio olía a sangre y dulces.

Bella estaba acostada en su cama, parecía dormir y no la culpaba era muy temprano no eran más de las siete de la mañana, me senté a su lado y como si sintiera mi presencia se abrazo a mi cuerpo, acaricie sus cabellos castaños con cariño, lo cual hizo que despertara sobresaltado.

-Ed... -comenzó a decir, pero entonces me reconoció -Dya -se veía bastante sorprendida, pero entonces comenzó a sollozar -D.Dya, eres tú.

La abrace con fuerza mientras dejaba besos en su frente.

-Aquí estoy Bels y no volveré a dejarte -murmure contra su frente.

-Promételo, Dya p.prometemelo -pidió con voz débil.

-Te lo juro -dije segura.

-Te extrañe mucho Dya -dijo.

Me quite mis zapatos y nos cubrí a ambas con sus sábanas, se acurruco contra mi pecho.

-Yo también te extrañe Bels, no sabes cuanto -susurre.

Vi como volvió a quedarse dormida, puse una mano en su frente, sin duda estaba agotada física y mentalmente, ese chico la había dejado con el corazón roto.

Escuche la puerta ser abierta, Charlie entró y nos miro tiernamente.

-Ya me voy a trabajar -dijo -Estoy más tranquilo contigo aquí.

Le sonreí.

-Cuídate tío Charlie.

Él salió y minutos después escuché su auto arrancar.

Todo el tiempo que Bella estuvo durmiendo estuve acariciando sus cabellos, se notaba bastante relajada con mi presencia, entonces se giro lo que aproveche para bajar a prepararle algo de comer.

Sorprendentemente tanto el refrigerador como la alacena estaba llena de comida, preparé chocolate, unas tostadas con mermelada y una ensalada de frutas.

Ya con todo listo puse todo en una bandeja y subí a su habitación, está vez Bella se encontraba sentada en un sillón frente a la ventana.

-Veo que ya despertaste -dije dejando su desayuno en su escritorio.

Ella se giro rápidamente al escucharme, se levantó y me abrazo.

-Creí que había sido un sueño -dijo en un susurró.

-¿Sueñas conmigo? -pregunte burlona, ella sonrió un poco y negó.

-Idiota -murmuró.

-Así me quieres -dije divertida -Ven te traje tu desayuno.

Hice que se sentará en la silla del escritorio y vi tranquila como comía, quería asegurarme de que se comiera todo.

-¿Cuándo llegaste? -me pregunto.

-Esta madrugada, como a las cuatro -dije encogiéndome de hombros.

-¿Cómo estuvo tu viaje de reconocimiento? -me pregunto.

-Muy bien, aprendí todo lo que debía saber y mucho más -dije.

-Conocí a unos... -comenzó a decir, la interrumpí.

-Vampiros -le seguí.

-¿Cómo lo sabes? -preguntó.

-Tu cuarto y tu tienen el olor de un vampiro impregnado -dije haciendo una pequeña mueca -Así que imagino que él chico que te tiene así, es un vampiro.

Ella asintió triste.

-Si, pero su familia y él no son como tu -dijo.

-Existen diferentes Clanes de vampiros Bels, y por el olor que hay en la habitación estoy segura de que ellos son de los que brillan con el sol ¿Me equivoco? -Bella negó.

-¿Pero eres inmortal? -me preguntó, aunque ella ya sabía la respuesta.

-Si -dije con una sonrisa.

-Te ves feliz, Edward no quería que fuera como él, decía que no quería condenar mi alma -dijo con voz quebrada.

-Sin ofender, pero ese chico es un idiota -dije simple ella se sobresalto un poco -La inmortalidad no es nada malo, creo que debería estar feliz de que le hubieran dado otra oportunidad para vivir.

-Eso creo, hay muchas personas que querrían haber tenido esa oportunidad -murmuró con una pequeña mueca.

-No sufras más por él -le pedí -No te diré que lo olvides ya que eso es imposible, no olvidas a alguien a quien amas de un momento a otro, pero te pido que dejes el encierro y que comiences a vivir nuevamente, que se de cuenta de lo que se está perdiendo al haberse ido.

Me miro con los ojos llenos de lágrimas, las cuáles se secó rápidamente y asintió.

-Tienes razón, es momento de avanzar -me miro y se abalanzó sobre mi acurrucándose contra mi cuerpo -No sabes cuanto te había necesitado, gracias por volver.

-No me agradezcas Bels, siempre estaré allí para ti -dije antes de besar su frente.

-Te quiero Dya -dijo.

-Y yo a ti Bels -murmure.

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