Usagi contó hasta diez mientras Mamoru Chiba le miraba el escote. Estaba acostumbrada a que los hombres prestasen atención a esa zona, olvidando todo lo demás, pero aquel parecía peor de lo normal.
Impaciente, se aclaró la garganta para llamar su atención. Cuando él levantó los ojos vio que los tenía de un color inusual: un azul profundo, azul zafiro.
Debía admitir que Mamoru Chiba era guapo. Guapísimo, en realidad: mentón cuadrado, nariz aquilina, el pelo corto. Tampoco pudo evitar fijarse en sus bíceps y en los anchos hombros que amenazaban con hacer saltar las costuras de su camisa blanca.
¿Por qué me mira con esa cara?
¿Yo? replicó Usagi. Es usted el que no deja de mirarme.
Siempre miro a las mujeres guapas. Especialmente cuando aparecen de improviso en mi casa. ¿Por qué estaba buscándome?
Usagi señaló un sillón.
¿No va a pedirme que me siente?
Prefiero que conteste a mi pregunta. O quizá yo pueda responderla por usted. La envía Madame Luna, ¿verdad?
Ella me dio su dirección, pero...
Lo sabía la interrumpió Mamoru. Sabía que era demasiado bueno para ser verdad.
Usagi se sentó en el sillón, a pesar de no haber sido invitada.
¿Qué quiere decir?
Mire, los dos sabemos por qué está aquí. Dejemos los preliminares y vayamos al asunto dijo Mamoru. Béseme.
Ella lo miró, perpleja.
¿Está usted loco?
No, sólo intento ir al grano. Una vez que me haya besado, los dos sabremos si hay futuro para nuestra relación. Aunque le advierto que la última mujer que me besó ha decidido no dejar que ningún otro hombre vuelva a rozar sus labios.
Mamoru Chiba no era sólo un lunático, sino un egomaníaco increíble.
Gracias, pero no. No suelo besar a un hombre cinco minutos después de haberlo conocido. Es una de mis rarezas.
Como quiera suspiró Mamoru, apoyando la cabeza en el respaldo de la silla. Dígame, señorita...
Por favor, llámeme Usagi.
Usagi. ¿Tiene por costumbre ir buscando novio de puerta en puerta?
Me parece que no lo entiende, señor Chiba.
Llámeme Mamoru sonrió él. Pero no había nada dulce en esa sonrisa. Su expresión le recordaba a un león mirando su presa. Seguramente estoy confundido. De hecho, probablemente usted es un invento de mi imaginación. Las medicinas me han mareado un poco.
¿Medicinas?
Ah, claro, eso debía ser. Tenía que haber una explicación lógica para su extraño comportamiento.
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DIFÍCIL DE ATRAPAR (Café Romeo Libro 2)
RomanceMamoru Chiba estaba empeñado en permanecer soltero, por mucho que los posos de su café hablaran de amor. Quería encontrar a la mujer perfecta, y esa mujer no era para nada Usagi Tsukino, la temperamental diseñadora de interiores con la que se encon...