¿Por qué no me cree? -Usagi estaba en la comisaría, prestando declaración-. ¡Mamoru Chiba no tiene los diamantes!
La sargento Kaio, una mujer de mediana edad con ojos azul cobalto, se cruzó de brazos.
-Señorita Tsukino, incluso usted tiene que admitir que su historia es increíble. ¿Diamantes bajo la escalera? ¿Un hombre asaltado por un chihuahua? Y no olvidemos los disparos en la heladería.
- ¡Todo es verdad! Pregúntele a Mamoru si no me cree a mí.
-Ya lo he hecho. Pero ahora me gustaría hacerle un par de peguntas más. Usagi intentó controlarse. Llevaba dos horas contestando preguntas. Al menos, la sargento le había asegurado que Sammy estaba fuera de peligro, pero que debido a la sedación no podía declarar. Aunque la policía no prestaría mucha atención a un Tsukino.
Por eso esperaba que creyeran a Mamoru. Aunque dudaba que él quisiera dirigirle la palabra después de aquel escándalo.
-Cuando descubrió los diamantes bajo la escalera, ¿por qué no llamó a la policía?
Usagi tragó saliva.
-Temía involucrar a mi hermano. Quería encontrarlo primero y pedirle una explicación.
-¿Y no le preocupó ocultar pruebas?
-No... bueno sí. Mamoru quería que lleváramos los diamantes a la comisaría, pero yo lo convencí para que esperásemos.
-¿Eso fue antes o después de besarlo?
-¿Qué?
La sargento consultó sus notas.
-Según el señor Chiba, usted lo besó poco después de haber encontrado los diamantes en la escalera.
-No fue un beso... le estaba dando respiración boca a boca.
-Ya veo.
-No, me parece que no lo ve -replicó Usagi. Mamoru encontró los diamantes, alguien le golpeó en la cabeza y yo le hice el boca a boca. Pero eso no tiene nada que ver. ¿Esto qué es, una investigación policial o Lo que el viento se llevó?
-Sólo estoy intentando establecer la naturaleza de su relación
-¿Cómo la ha descrito Mamoru?
-Prefiero ser yo quien haga las preguntas, señorita Tsukino.
-Somos amigos. Bueno, no somos amigos de verdad. La noche que encontró los diamantes era nuestra primera cita. Y era una cita falsa.
-¿Una cita falsa?
-Es un poco complicado de explicar.
-No me sorprende -suspiró la sargento.
-Todo empezó cuando conocí a Madame Luna.
Usagi le contó lo de los posos del café y que estaban hechos el uno para el otro...
-¿Lo entiende? En realidad, es culpa mía. Soy yo quien ha metido a Mamoru en este lio
La sargento Kaio la miró, pensativa.
-Sólo quiero hacerle una pregunta más, señorita Tsukino.
-Dígame.
-¿Está usted enamorada de Mamoru Chiba?
En aquella ocasión, Usagi no vaciló:
-Sí.
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DIFÍCIL DE ATRAPAR (Café Romeo Libro 2)
RomanceMamoru Chiba estaba empeñado en permanecer soltero, por mucho que los posos de su café hablaran de amor. Quería encontrar a la mujer perfecta, y esa mujer no era para nada Usagi Tsukino, la temperamental diseñadora de interiores con la que se encon...