Capítulo 13 (mini)

2.6K 459 20
                                    

¡Otra vez, gracias!

🤗🤗🤗🤗

________________________

Desde que era consciente del uso de llevar calzones, tenía una manía muy fea que sus progenitores le trataron de quitar. Y para más inri, su trabajo era de ser un buen ejemplo en cuanto a la discreción y educación se trataran. Más de una vez, su curiosidad trajo graves consecuencias. Consecuencias que aún persistían en el presente, como un recordatorio de sus malas acciones. La lección, supuestamente, debía de estar aprendida, ¿no? Sin embargo, no era su culpa que la puerta no estuviera encerrada del todo, ni que los protagonistas de la conversación que estaban teniendo en la intimidad hablaran más alto de lo normal. No era su culpa, aun así, los oyó. Podría haber tomado otro rumbo o hacer notar su presencia, mas no  los habría escuchado decir:

— ¿Estás seguro de que no quiere que te atienda un médico? Hubiéramos llamado a Charles.

— Seguro; ha sido un susto, aunque el susto me lo he llevado yo. ¿Es en serio que se ha comprometido con ella?

Ella  era un eufemismo de mujerzuela. 

— A mí también me había pillado por sorpresa, Julian. ¿Qué vamos a hacer? 

— No sé, pero desconfío de esa mujer. Es tan ciego con las mujeres que no puede ver dos dedos enfrente de sus narices.

— No seas tan duro con él. 

— ¡¿Qué no sea duro?! Les hemos mimado demasiado y es nuestra culpa que actué de esa forma tan libertina. Les hemos dado mucha alas e ínfulas en su vida.

— He de recordarte que tú disfrutaste de la tuya antes de interesarte en mí.

El silencio que provocó, indujo a pensar a Balthazar que la duquesa había ganado esa batalla.

— No es lo mismo; no estaba en mis cabales en ese tiempo — masculló entre dientes —. Porque cuando me fijé en ti, no me interesé por otra dama.

— Puede ser que esté pasando lo mismo. No lo sabemos. Si es esa la dama adecuada para nuestro hijo. No me mires así, Lobrough me dijo que era buena persona.

El aludido le costó tragar un nudo que se le introdujo en la garganta. Se fijó en sus puños apretados y los destensó. 

— Además, si no hubiera sido por la adopción de mis padres, habría seguido siendo una ladrona y tú, mi querido duque, no podrías haberme hecho tu esposa.

— Te habría secuestrado — provocando la risa jocosa de la duquesa.

— De seguro, que mi respuesta hubiera sido una patada en la espinilla.

— Eso duele, Ally — haciéndole recordar viejos tiempos.

No hacía falta ser adivino para lo que estaría haciendo.

Se escuchó de nuevo el silencio, aunque unos segundos más tarde, fue interrumpido por unos  suspiros.

— ¿Le damos una oportunidad?

— Si no tenemos más remedio...

En el pasillo ya no hubo nadie que los pudiera escuchar.

***

—¡¿Qué tengo que aprender reglas de protocolo y de etiqueta?!

Esa mañana no se había levantado bien y, para colmo, no había dormido nada después de la nochecita que vivió en la casa del marqués. No era de extrañarse que lo hubiera escuchado mal. Pero no fue así. 

El marqués Werrington se había presentado en su casa, no para decirle que sus padres se negaban. No, para nada. Sino que aprendiera unas cuartas normas. Si lo hubiera sabido, se habría quedado en la cama, ignorando la realidad.

— Sí, Lobrough ha tenido la idea y mi madre está de acuerdo. Así te ganarías el favor del duque.

Así que Lobrough había tenido la idea. 

¿Por qué la quería ayudar si no era su asunto?

— Entiendo tu reacción; esas normas las tuve que aprender desde muy pequeño y no son nada divertidas — añadió Adam interrumpiendo sus pensamientos.

— Vaya, pensé que no lo haría sola. Aunque necesitarías retomar las clases — le palmeó la mano al ver que quería coger un pastelito de la bandeja que había en la mesa del comedor —. No te he invitado a desayunar, Werrington.

— ¿Le vas a negar un dulce a tu futuro marido?

A ella le estaban empezando a doler las sienes.

— De acuerdo, solo uno — le hizo caso omiso porque cogió dos —. Está bien, ¿y cuándo tendría que tomar clases de protocolo y etiqueta? 

No mencionó que ya las había tomado cuando fue alumna de la señorita Strauss, pero claro tanto el duque como la duquesa no conocían de ese hecho y la fama de cortesana era más escandaloso y conocido. ¿Y Balthazar? ¿Acaso se le había olvidado también? No lo creía, cuando tuvieron la conversación de anoche. Encima, de haberlo pasado cuando se distanciaron.

¿Sería un intento por ayudarme o burlarse de mí, como venganza por mi compromiso?

Dado que ayer no se enfadó, ni se burló... y fue totalmente sincero cuando les dio su felicitación, no creyó que fuera lo segundo.  No fue consciente de que su expresión se tornó más pensativa de lo normal.

¿Por qué, Balthazar?

¿Aún te sientes culpable por lo que hiciste? ¿Esta es tu manera de ganarte mi perdón?

No sabía si eso le llenaba de satisfacción o de... 

— Entonces, ¿lo harás?

¿Tan importante era?, se preguntó al darse cuenta de que su compromiso estaba siendo más relevante de lo que se plantearon en un principio. Cabeceó, el pensamiento era muy surrealista. No tenía sentido.

— No tengo otra opción y  si quiero ganarme el favor del duque, así lo haré.

— Gracias.  Después de lo de ayer, no quiero que se desmaye otra vez.

Ahí estaba la respuesta del porqué de repente él quería que lo hiciera.



Ámame #5 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora