CAPÍTULO 8: DISPAROS AL CORAZÓN

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SÁBADO 16 DE NOVIEMBRE DEL 2019

JAKE

Me desperté estirándome en la cama y me levanté de un salto para ir a ducharme y vestirme. Habíamos quedado con Dániel para atar cabos que aún seguían sueltos y ya llegaba tarde.

Cuando hice todo lo que tenía que hacer, salí de mi cuarto y atravesé el pasillo deteniéndome en la puerta del cuarto donde dormía Lía. Llevaba en la cama el día entero después de la muerte de su abuela y solo salía para comer o ir al baño, y no la culpaba, era normal que estuviera destrozada. Si me hubiera tocado a mí pasar por todo lo que estaba pasando, no habría aguantado ni la mitad de lo que ella lo estaba haciendo.

Llamé a la puerta suavemente con los nudillos y al ver que no me abría decidí entrar cautelosamente para ver cómo estaba. Sin embargo, para mí sorpresa no estaba.

¿Hoy se ha levantado? Me pregunté extrañado.

Volví a cerrar la puerta pensando donde podría estar, pero un fuerte ruido en la cocina me sacó de mis pensamientos y asustado corrí a las escaleras y para bajar lo más rápido posible, agarré la barandilla con una mano y salté pasando mis piernas por encima y cayendo en el primer piso de pie.

-¿Qué ha pasado?- pero no hizo falta que nadie respondiera ya que al ver quien estaba en la cocina, mi pregunta de donde estaba Lía fue respondida.

-Lo siento, esto de cocinar no es lo mío- dijo señalando una sartén del suelo.

-Discrepo- dijo Mateo quien no sabía que estaba allí con la boca llena – Estas tortitas están… puf.

-Lo que no es lo tuyo es dejar de ser tan torpe- dijo riéndose mi hermana quien también estaba desayunando.

Mateo la miró de una forma extraña y ella evitó su mirada interrogante.

-Deja que te ayude…- Me agaché para coger la sartén pero Lía también lo hizo y accidentalmente cogí su mano en vez de la sartén… accidentalmente.

Me quedé mirándola aún agachados y sonreí al verla con tan buena cara.

-Te veo de buen humor- susurré.

-Yo también- dijo sonriendo.

-¿Os habéis perdido ahí abajo?- gritó Mateo interrumpiendo como siempre.

Lía se levantó riéndose y yo volteé los ojos poniéndome también de pie.

-Creo que tengo que pasar de desayunar, no por tus tortitas, ya las probaré otro día lo prometo- dije guiñando un ojo y cogiendo mi chaqueta de cuero de la silla de la cocina.

-¿Dónde vas?- me preguntó mi hermana.

Me quedé callado muy tenso y dirigí una mirada nerviosa a Mateo metiéndole prisa para irnos.

-Ehh… pues a clase, ¿A dónde íbamos a ir?- dijo Mateo recogiendo rápidamente sin mirar a Jessica.

-Hoy hay fiesta, es día no lectivo, tú mismo me lo dijisteis ayer- siguió insistiendo.

Él seguía recogiendo sin mirarla a la cara y yo no podía apartar la mirada de ella quien me estaba interrogando con los ojos.

-Ya, pero….

-Quedaron con el profesor de educación física para ayudarle a organizar cosas del gimnasio como castigo por haber faltado tanto a sus clases... sobre todo él- dijo Lía muy segura señalando a Mateo – Venga, os acompaño a la puerta.

Le di un beso en la mejilla a Jessica de despedida y salimos al porche.

-¿A dónde vais?- preguntó Lía cruzándose de brazos.

La noche (00:00) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora