Una tarde de sábado

23 5 0
                                    

Sentada frente a mi ventana, pensaba en porque no salí con mis amigos aquel día, pero esa parte inconsciente y obstinada de mi me recordaba que yo les había cancelado, me sentía mal estaba sintiendo esa sensación de vacío que se me hacia ya familiar, añoraba lo que nunca había tenido y lloraba por aquello que yo jamás había perdido. Así todas las tardes de un sábado se convirtieron en un vacío tan abrumador que no entendía.

El pequeño detalle del porque lloraba era porque vivía una vida que no era la mía, y ojalá lo hubiera entendendio para ese momento.

Recuerdos de una juventud mal vividaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora