Era tan sencillo decirlo y no me di cuenta, hubiera acabado con tanto despecho diciendo no y quizás con ello estaría más tranquila, sin tanto dolor en el corazón.
Si le hubiera dicho no, no hubiera tocado mi cuerpo y yo no me hubiera sentido tan asquerosa al llegar a casa, porque sentía que me había traicionado a mi misma.
Tal vez mi amiga hubiera entendido que el chico que me tocaba para la cita doble no era de mi agrado, así no hubiera tenido que salir corriendo del restaurante.
Si yo decía "no quiero hablar de ello" mi familia hubiera dejado opinar sobre mi peso, el paseo hubiera sido divertido y ameno.
Hay muchas razones por las cuales debí decir no, pero para ese momento yo no pensaba en mi, yo pensaba en complacer a los demás y esa pobre chica dentro de mi aguanto lo peor de todo el mundo, sin decir palabra. Solo aceptando el "estás muy gorda" "estás muy delgada" "no deberías ser callada cuando salimos todos" "porque te trajiste a la amiga fea" "desde que somos novios te volviste pesada".
La lista podría continuar porque son muchas cosas que acepte, sin yo querer.
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Recuerdos de una juventud mal vivida
Short StoryViví y muy mal, siempre con una nueva herida todo por no saber comprender la complejidad de la vida.