Abrazo 31: Feo Dilema

709 56 72
                                    

Narra Takato

—Chunta... Chunta... —lo llamaba una y otra vez, pero él parecía estar en otra realidad o al borde de perder la consciencia.

Apenas si pestañeaba y sólo veía a la nada.

Los amarillentos rayos del Sol iluminaban su rostro, haciéndolo ver pálido y con ojos llorosos.

Además de que estar sentado contra una pared y medio abrazado a sus rodillas, no lo hacía ver menos lastimero.

Comenzaba a preocuparme de que estuviera enfermo, así que puse mi mano en su frente que, para mí sorpresa, estaba húmeda y fría.

Pero al hacer esto, Chunta dio un pequeño brinco y volteó a verme con confusión.

—¿Te sientes bien? El director me pidió que te buscara porque ya vamos a comenzar a grabar y no aparecías —dije, pero él parecía no comprender mis palabras.

Me senté sobre mis talones enfrente de él y tomé sus manos delicadamente, estas también estaban muy frías.

—Te vi hablando con Iwanoff-san hace media hora y luego desapareciste, ¿pasó algo con él? —pregunté, y él pareció querer decirme algo con la mirada, pero sus labios no se movieron.

Con el tiempo, había visto el cambio en los ojos de Chunta; de unos perdidos y desorientados, pasaron a unos determinados y anhelantes, de ahí, a unos radiantes y felices... pero ahora... se veían preocupados y desolados.

Después de unos segundos negó con la cabeza y contestó —: Me siento algo mareado, eso es todo.

Me jaló de la mano hasta sí para abrazarme y yo sólo lo dejé ser.

—Si te sientes muy mal podemos irnos, después de todo puede que uno de los golpes que recibiste ayer te haya afectado o algo así —inquirí, recargándome en su pecho.

Si bien la posición no era muy cómoda para ninguno de los dos, sentía que ambos necesitábamos ese abrazo.

—No, está bien —negó —. Ya faltamos ayer, estaría mal hacerlo de nuevo.

—¿Seguro?

—Seguro.

—Está bien, pero si te desmayas en plena escena no esperes que te cargue —bufé tras un suspiro y Chunta exhaló una risita.

—Entremos, no hay que hacerlos esperar más —masculló y nos levantamos para ir al set.

—Azumaya-kun, ¿te encuentras bien? —preguntó Hashiba-san, el manager de Iwanoff-san, mientras que se acercaba a nosotros con cierta ansiedad en sus pasos —. Knight me dijo que estaba preocupado por ti ya que parecías enfermo.

El semblante de Chunta cambió en cuanto lo vio.

Su expresión parecía la de un lobo defendiendo a su cría, nada parecido a lo indefenso que se veía hasta hace unos segundos.

No sé si lo hizo concienzudamente, pero se puso enfrente de mí y colocó su largo brazo en lo poco de mi cuerpo que no estaba cubierto por el suyo.

—Estoy bien, Hashiba-san, muchas gracias —contestó con recelo y amargura.

«¿Algo pasó entre ellos dos», me pregunté, ya que aquella actitud no era muy común en Chunta.

—Oh, gracias a Dios —suspiró con alivio —. Sería un fracaso que en tu primer protagónico te enfermeras.

—Lo sé, muchas gracias por su preocupación —y dicho eso, no tardó ni un segundo más y se alejó del hombre arrastrándome a mí en el proceso.

Muy Juntos Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora