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Tome con rapidez el café y me lo bebí de un solo trago, después de todo, no me quedaba demasiado en mi vaso, comencé a guardar mis pertenencias y observe una ultima vez mi reloj, tenia poco tiempo.

Había pasado bastante tiempo desde que viajaba, ya ni siquiera recordaba con detalles el lugar a donde me pensaba dirigir durante esa tarde, llegaría casi al anochecer, recordaba el camino con detalles, pero mas allá de eso no.

Era primera vez que conduciría por mi mismo hasta un lugar fuera de la ciudad, después de todos los años que había pasado viviendo allí.

Salí de la cafetería cargando con una mochila de mi hombro, caminé un poco por las calles del centro de la ciudad, no era demasiada la distancia hasta mi departamento. Había hecho una anotación mental sobre esa cafetería, no volver allí a menos que sea necesario, no es que me molestase demasiado nada, pero desde que había comenzado a escribir y publicar mis libros, las personas habían comenzado a actuar un poco extraño a mi alrededor, lo entendía, pero me incomodaba hasta cierto punto, lo suficiente como para desear evitarlo un poco.

Aunque si alguien se acercase a mi en la calle con la intención de pedirme que firme alguno de sus ejemplares de algún escrito mío, lo firmaría sin dudar, incluso con una sonrisa sincera en mi rostro. Aunque me sintiese un tanto nervioso con la situación, en especial si la otra persona comenzaba a hacer comentarios o intentar quedar con otra intención.

Pero esa no era la verdadera razón por la cual debía viajar durante esa tarde. La razón era mas complicada que eso.

Subí hasta mi departamento y terminé por tomar las pertenencias que me quedaban allí, había sido un gran lugar, con una buena vista, aunque excesivamente grande para solo una persona. Baje y me despedí de la recepcionista, informando que me marcharía, esta me respondió de forma bastante breve, nunca había llegado a realmente crear algún lazo con alguien en ese edificio.

Subí a mi automóvil, Volkswagen Virtus negro, cómodo y rápido. Luego de lanzar una ultima mirada al edificio elegante donde se había encontrado mi departamento, comencé a conducir hacia la carretera.

No había demasiado trafico, por ende, llegaría dentro de poco mi destino, no podía evitar sentir mi corazón acelerar un poco y un nudo en mi garganta, había deseado posponer aquello, lo había pensado por mucho tiempo, pero ya había sido la hora, todo había quedado arreglado.

Conduje mientras escuchaba algo de música, siendo sincero conmigo mismo, no había mucho para mi en la ciudad donde había estado, me había encargado de no crear lazos demasiado estrechos con nadie, no porque lo desease de esa forma, mas bien, solamente porque no deseaba hacerlo.

No después de lo sucedido hace un par de años, no después de haberme creído loco. Y es que realmente debía estarlo.

Lleve mi mano hasta el collar en mi cuello, habían pasado años desde que lo tenia, nunca me lo había quitado, no porque realmente desease recordar lo sucedido con respecto a ello, mas bien, porque sin ese objeto en mi cuello me sentía un tanto extraño, casi como si estuviese desnudo.

Fije mis ojos en la carretera, lo que menos quería esa desenterrar ese tipo de pensamientos, pero ahí estaba yo, desenterrándolos por mi mismo, dándoles vida y haciéndome sentir ansioso nuevamente.

Y mi mente se mantuvo inquieta todo el camino, lo cual conllevo un par de horas, pero cuando entre con mi automóvil al camino estrecho entre el bosque, mi mente paso a un estado de frenesí puro.

Evite mirar a mi alrededor, solo el camino, debía concentrarme en mi parada importante, dirigirme hacia mi casa, aunque de igual forma podía ver la gran masa verde a mi alrededor que componían la gran cantidad de arboles, el aire fresco llegaba a mi, limpio, había olvidado como se sentía aquello. Después de todo, había evitado poner un pie en ese lugar desde que me había auto declarado de forma personal como un completo demente.

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