Pastelito de frambuesa

401 70 6
                                    

Sehun sintió que en todo el camino alguien lo venía siguiendo, pero, no miró atrás. Si se trataba del bastardo al que le debía dinero aún le quedaba un día para depositar, lo cual no le preocupaba por que ya tenía el presupuesto acordado listo para pagarlo mañana mismo luego de que su turno en la cafetería terminara.

Caminó entre todos esos edificios descuidados donde podías oír lo que hacían los vecinos, cosa que no le gustaba a Hun, por que los de al lado eran muy ruidosos en la noche y no lo dejaban dormir.

Llegó hasta el edificio donde vivía y subió las escaleras, por que el elevador no servía desde que tenía memoria que llegó al lugar y al encargado parecía no importarle.

—Edificio F, departamento 24, cuarta planta— Le informó el chófer a Chanyeol— La renta de los edificios es demasiado barata pero las condiciones en las que se encuentran es pésima.

—Bien, llévame a casa— Habló Chanyeol, luego de meditarlo no tenía caso de ir hasta el departamento del mesero y tocar la puerta como si nada, creería que estaba demente o algo y él todavía necesitaba investigar de dónde venía ese hermoso muchacho.

....

Llegó a tiempo a la cafetería y siguió su monótona rutina de todos los días, a excepción de que hoy se saltaría el almuerzo para ir al banco a depositar el dinero.

—¿Ya sabe que va a ordenar o se me quedará viendo al trasero toda la mañana?— Preguntó cabreado al cliente.

—Buenos días, pastelito de frambuesa, me parece una maravillosa idea tu propuesta, pero hoy tomaré sólo un café y quiero una rebanada de panque de moras— Dijo el moreno mirando de más a Sehun.

El contrario anotó y se fue de ahí sin mirar al castroso piel oscura que en toda la mañana no le quitaba los ojos de encima, cosa que lo traía demasiado nervioso.

Pronto acabaría su turno y se largaría de ahí para despejarse por lo menos pagando el dinero.

—Toma, bebéHun— Minseok le sonrió dándole la orden del moreno— ¿Irás al banco hoy?— Sehun asintió— Entonces puedes ir luego de dejar esta orden a la mesa, le cobras al cliente y eres hombre libre solo por hoy.

Sehun le besó la mejilla a Minseok en señal de agradecimiento por dejarlo salir un par de horas antes.

—¿Te han dicho que tienes una hermosa sonrisa?— La pregunta de aquel hombre moreno le recordó que traía esa sonrisa boba en todo el camino.

—Aquí tiene su orden, que la disfrute— Sehun borró su sonrisa antes de dejar el pedido en la mesa.

—Se ve apetitoso, pero me gustaría comerme un delicioso pastelito de frambuesa que tengo frente a mí— Kai le guiño el ojo haciendo a Sehun sonrojarse— Lástima que no está a la venta por que pagaría lo que fuera por él.

—Son 4 dólares por el café y el pan— Sehun le tendió la cuenta.

Kai rió ante la acción y de su cartera sacó 24 dólares sorprendiendo a Sehun.

—La propina es toda para ti, así que guárdala bien en tu bolsillo, pastelito de frambuesa— El moreno le sonrió coqueto— Será un secretito entre tú y yo.

Sehun hizo una reverencia antes de sonreírle al moreno de una manera demasiado hermosa que cautivó el corazón de éste. Se marchó feliz de su mesa y se dirigió a un lugar para empleados.

JongIn se maravilló al ver que con solo 20 dólares consiguió una hermosa sonrisa por parte de su pastelito de frambuesa, rió al imaginarse lo que haría por unos cuantos cientos de ellos.

—Espera, pastelito— Lo detuvo el moreno con una idea en su mente, sacó una pequeña tarjeta de su abrigo y se la tendió a Sehun— Si quieres una buena propina, ya sabes a quien llamar.

Sehun dudó antes de tomar la tarjeta, pero solo la guardó en el bolsillo de su pantalón y se despidió de mano de él.

Estaba demasiado feliz con la propina recibida por el piel canela, tal vez Dejun tenía razón y podría obtener ciertas cosas de él si se lo proponía, con esa propuesta salió con su mochila donde traía el dinero colgado en los hombros por la puerta trasera del local perdido en sus pensamientos.

Solo estaba a dos calles antes del cajero, justo ahora estaba atravesando un callejón de basura.

Nunca se dio cuenta del tipo regordete que lo venía siguiendo desde hace dos calles atrás hasta que sintió a alguien tomarlo por el cuello y poner una navaja en su estómago.

—La mochila— Habló el tipo con aspecto de puerco— O tu hermoso cuerpo, princesa.

Si no tuviera una navaja apuntando a su estómago hubiera insultado al gordo, pero como si la tenía se abstuvo de hacerlo y por instinto sujetó más fuerte su mochila.

—Vaya muchacho terco— Le susurró el gordo en el oído causando escalofríos en todo su ser al sentir su asqueroso aliento en él.

Antes de que Sehun pudiera reaccionar el tipejo le arrebató la mochila y lo empujó antes de echarse a la fuga, haciendo que cayera sobre unas bolsas de basura que para su buena suerte le sirvieron de soporte para no golpearse contra la pared.

Se quedó mirando a la nada intentando procesar lo que acababa de pasar hace unos instantes.

Estaba todo cubierto de basura, apestaba a podrido, un tipo demasiado gordo le acababa de quitar el dinero de la deuda.

La deuda.

Mañana se vencía el plazo.

Mierda.

No tenía planeado llorar, pero lo hizo.

Lloró por rabia, vergüenza y sobre todo por miedo.

Estaba perdido.

¿De dónde demonios iba a sacar 2,000 dólares antes de mañana?

Una idea para nada brillante vino a su mente.

Esa era su única opción.

Buscó en los bolsillos de su pantalón su celular que por suerte no se lo quitó el ladrón y la pequeña tarjeta de presentación.

—Kim JongIn— Leyó y marcó el número que estaba escrito ahí.

Esperó hasta que la peculiar voz del moreno sonó al otro lado de la línea.

Tal vez se arrepentiría luego.

Pero necesitaba el dinero.

Al otro lado de la línea Kai sabía que su plan había funcionado.

Pronto tendría a ese pastelito de frambuesa en su plato.

Solo para él.

le bébé mafieux (Chanhun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora