Cuarto Día

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¿Conocen ese sentimiento de soledad? esa sensación de que nunca encontraras alguien como tu que te ame, imagínense si enamorarse de alguien es tan complicado para dos adolescentes de sexo opuesto, para un chico que descubre que su interés amoroso no es "normal" y además de eso no tienes ni siquiera una pizca de probabilidad de que él se enamore de ti, siempre he pensado que al menos las mujeres pueden enamorarlos con su personalidad, siendo amables y detallistas pero aunque yo siempre los he tratado con ese toque especial de amabilidad, siempre dándoles apoyo y pequeños regalos que significaban para mi, ellos nunca me verían mas que solo un buen amigo.

¡Ah! pero un día... como si fuera un regalo divino... o tal vez no, encuentras a una persona que ama igual que tu, piensas que por gustar lo mismo se pueden enamorar pero al pasar el tiempo y mirar atrás, lo mejor hubiera sido ser solo amigos, crecer los dos juntos comenzó de una manera casi imaginable al ser tan perfecto, al pasar el tiempo la soledad y el temor a no encontrar alguien que te ame creo sentimientos el uno al otro, uno perdió el camino y se volvió tan dependiente asfixiando con sus sentimientos al otro, y bueno... el otro, no solo lo consideraba como su primer amigo verdadero sino también tenia sentimientos de amor verdadero... al empezar la relación, cuando todo se torno de una manera violenta y retorcida no pudo solucionarlo, no era capaz de dañarlo y dejarlo por el temor de que atentara contra su propia vida su mejor amigo y amante, así que solo lo soporto esperando que algún día el cambiara... pero no fue así.



Era como otro cualquier día de escuela, miraba con atención la clase prestando total atención a las palabras del profesor pero algo me distraía causando que me perdiera en mis pensamientos, el chico popular de mi clase no era como el típico cliché de las películas de Hollywood, no era especialmente hermoso o de imagen etérea casi inalcanzable, él era de apariencia promedio, no se hacia destacar por su físico o su cara sino por su forma de ser y su amabilidad, el primero de la clase que trataba de ayudar a los demás y en ocasiones daba las tareas que nadie podía resolver, para mi era perfecto  y tampoco yo era el cliché del chico tímido nerd que no es bueno hablando con los demás, me llevaba bien con mi salón y siempre peleaba con él para ocupar el primer puesto en notas de la clase, pero su actitud relajada y carisma lo hacían mas conocido por todo las clases, yo solo me quedaba en mi sección porque solo convivía por obligación no por que yo quisiera.

Sin darme cuenta las clases de las primeras horas ya habían terminado y comenzaba el receso, me acerque a su pupitre para almorzar juntos.

—Hola Josh... ¿Quisieras comer junto a mi hoy día?— me miro con esa característica sonrisa, tan amable y perfecta para mi.

—Claro Samuel, espérame un momento guardo mis cosas y voy a la cafetería, adelántate para que no ocupen nuestra mesa— guardaba sus cosa con sumo cuidado en su mochila.

Ese día había hecho mi refrigerio pero no solo mío, también había hecho el de Josh, era la primera vez que hacia esto para alguien, sabía que era raro que me gustará un chico y no una chica, al saber que tenia esos sentimientos por un compañero de mi clase me confundió y aunque sigo un poco confundido ahora solo tengo miedo de que alguien sepa de mis sentimientos,  siempre le hacia pequeños dulces como chocolates rellenos o bombones pero nunca había llegado a hacerle algo tan elaborado como algún refrigerio, seguí esperando hasta que lo vi acercarse pero no estaba solo, una chica estaba junto a el.

—¡Samuel! ella es Miranda, comerá con nosotros— la veía de una manera diferente a la que miraba a los demás, con una sonrisa que nunca antes había visto.

—Hola... Miranda, que gusto conocerte— los dos se juntaron frente a mi, estaban sentados uno cerca al otro, mi corazón empezó a sentirse como si lo estuvieran apretando con una fuerza descomunal.

7 Días Contigo [RUBEGETTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora