Capítulo IX
Los gritos que escuchamos cuando había desaparecido Lisie, vuelven una vez más a dejarse escuchar y penetran profundamente en la caverna donde nos instalamos pensando en pasar tranquilamente la noche. Pero no solamente son los gritos que me dejan consternada, sino también la persona o lo que sea que anda caminando fuera, bajo la lluvia acida en el bosque, Angie me mira con un poco de preocupación en el rostro, no se inmuta ni tiene miedo, todo lo contrario de Lisie en este tipo de situaciones, ella probablemente estaría acuclillada en el suelo aferrándose a una pierna mía para que no la dejase sola, ¿Por qué se fue? ¿Cómo es que decidió caminar sola por la noche en nuestra situación?, Lisie se apodera por un momento de mis pensamientos y olvido por un instante como no encontramos ahora mismo, Carl me susurra pero no escucho lo que me dice, solamente lo veo y miro como me hace gestos con sus manos mientras me habla. Al cabo de unos cuantos segundos vuelvo en sí, la lluvia acida se escucha caer más fuertemente y, ya no logramos ver más lo que caminaba placientemente bajo la lluvia acida. Los gritos se escuchan de nuevo, una vez más, pero luego no dejan de sonar lo que hace sentir un poco más tranquila tratando de imaginar que estamos a salvo, sin saber de qué. Solo recuerdo lo que el hombre calvo dijo, que cualquiera tenía una muerte asegurada con solo pasar una noche en este bosque, de ser así, ¿Qué tiene este bosque? ¿Por qué el hombre calvo con sus tatuajes dijo esto?
-Sshh – Carl se pone el dedo entre sus labios haciendo un gesto, nos indica que guardemos silencio – algo se acerca – nos dice, pero no logro sentir que nada se esté acercando, al contrario; hay mucho silencio.
-¿Estás seguro? – Le pregunta Angie – quizá estaba pensando lo mismo que yo – siento mucho silencio.
-Eso exactamente es lo malo, hay demasiado silencio – solamente se escuchan las gotas acidas caer y chocar contra el suelo, miro la camisa y la ahora agujerada chaqueta de Carl y pienso que, de no ser por haber encontrado esta caverna todos nos estaríamos derritiendo en estos momentos ahí afuera, bajo la lluvia, al menos lo que quedara de nuestros cadáveres.
-Vayamos más adentro, no me siento segura aquí, estamos muy expuestos – les digo a ambos, la cosa que caminaba bajo la lluvia acida con su capa verduzca venia camino a esta caverna, y si es así lo mejor sería que nos adentremos más para evitar que sienta nuestra presencia o nos encuentre. He tenido poca experiencia, pero si la suficiente para saber que no puedo fiarme de nada de lo que en este bosque nos pueda aparecer. Caminamos adentrándonos poco a poco en el frio húmedo y oscuro que encierra la caverna. Tratando de olvidarnos y de no recordar que algo nos podría perseguir si se entera de que estamos en la caverna en la que también ha entrado, o está por entrar.
Algo anda mal, Carl se detiene y nosotras dos hacemos lo mismo, la oscuridad es demasiado espesa y no logramos ver nada ni siquiera lo que Carl nos intenta decir, solo noto que hace muecas y gestos con sus manos. Pero nada más. Me acerco y luego de unos segundos entiendo lo que trata de decirnos, algo se está moviendo alrededor nuestro, me siento lenta; hasta el momento he puesto mi mente en otro lado fuera de la realidad, pensando en cosas que no son necesarias ahora, nos encontramos en peligro y es lo único que debo tener claro; no puedo darme el lujo de seguir perdiendo personas, de seguir haciendo cosas estúpidas, hace solo unos días era un chica normal, estudiaba en un colegio, de hecho estaba por terminar la secundaria, me gustaba leer, jamás me imaginé estar ahora aquí, en una caverna fría y húmeda, espeluznante quizá.
-Evee – me dice a mitad de un susurro profundamente escaso y casi inaudible Angie – creo que algo se mueve alrededor nuestro.
Giro mi cabeza y también mi cuerpo alrededor de nosotros, dirijo mi campo de visión dando un giro completo, siento pequeños goteos de agua que caen de arriba, constantes. Logro sentir lo que Angie y Carl trataban de hacerme entender, hay una presencia…no, varias presencias alrededor nuestro, una de las “criaturas” pisa algún charco pequeño que se encuentra donde goteaba el agua. Se escuchan algunas respiraciones fuertes y rápidas, como un perro olfateando en búsqueda de algo; solo que al parecer en este caso ese “algo” somos nosotros. Tenemos cuidado a la hora movernos, realmente no deberíamos siquiera de mover un musculo, pero debemos salir de aquí cuanto antes, es lo que pienso, aunque también nos espera algo en la entrada de la puerta, adentrarnos más en la cueva no es una opción. Angie deja escapar un grito y rápidamente algo la toma por los pies y la arrastra por el suelo, Carl le toma de las manos e intenta forcejear tratando de retenerla, impedir que se la lleven a rastras o de alguna otra manera. Le ayudo de igual manera, la tomo de una mano y estiro con fuerza, con la fuerza que me permiten mis débiles brazos, mi cuerpo que ya se queja por comida, y mi garganta que exige agua, algo que beber, lo que sea. Algo me ataca por la espalda y tira de un golpe fuerte y violento contra una pared de la cueva.
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Gritos en la Oscuridad.
General FictionEvee es una chica de 17 años que lleva una vida normal como cualquier otra chica de esta edad. Pero todo cambia el día que aparece un chico llamado Liam en su vida. De un pronto a otro se ve sumida en una serie de problemas. Ahora la única opción qu...