Capítulo 4

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Dasha elevó la bandeja con algo de magia donde llevaba uno de los tres pedidos que le habían pedido.

Las cuatro razas usaban siempre la magia, desde que aparecieron en Jüitah, solo que al avanzar los siglos apareció la tecnología y la magia se empezó a dejar de lado, aunque eso no le pasaba a todos, por ejemplo hay tribus muy alejadas de Neutria que se alejan de la sociedad, siempre dicen que todos habían traicionado sus orígenes y habría un punto donde las Diosas los castigaría, obviamente nadie los cree. Luego están los guardianes, usan una magia que Dasha no entendía, pero de cierta forma siempre llamaban la atención a las tres razas.

Dasha con un leve temblor de su magia dejó las bandejas con esfuerzo en las respectivas mesas, no estaba acostumbrada como varios de su generación a usar magia, pero lo hacía porque sentía que debía hacerlo por un respeto a sus antepasados y a la reina quien era el máximo estatus de los ciervos.

Dejando eso de lado Dasha volvió a seguir atendiendo la mayor gente que podía cubrir, la ventaja era que ya sus cuernas se habían soltado y un cintillo pañuelo cubría donde antes estaban, a veces se sentía pava al tener su cabeza tan liviana que a veces se tambaleaba de un lado a otro.

-Dasha despierta, te chocarás otra vez con la pared -Edward había entrado a la zona de empleados para descansar un rato al igual que Dasha -lo siento, pero cuando no tengo mis cuernas siento por un segundo que estoy en las nubes.

-ni que lo digas, solo has estado con una cara de estúpida toda la mañana y eso que recién van hacer las doce de la mañana -Dasha se rió y tomo su botella con agua -bueno no debes ser rudo tampoco jefe, ahora iré ayudar a tu mamá, que ya deben haber entrado más clientes.

Dasha por alguna extraña razón no quería descansar, sentía que debía estar atendiendo hasta que bajara un poco el fluido de gente. Las campanas de la iglesia sonaban con fuerza nuevamente mientras una mujer loba entraba sin llamar mucho la atención de los demás a excepción de Dasha.
Su cabello era un gris plateado que la daba un aspecto de sabiduría a su bella imagen, pero a la vez remarcaba su fría mirada, sin hacer ruido fue a una mesa que no estaba muy apartada de la entrada, específicamente donde las flores rodeaban el logo de la cafetería, Dasha se acercó y le sonrió.

-buenas tardes ¿que desea tomar? -Dasha espero pacientemente mientras la mujer sin sonreír leía el menú que ofrecía la cafetería Margot -no veo nada llamativo.

-bueno tenemos el día de hoy un pastel muy delicioso, podría traerle un poco para que lo pruebe -la mujer dejó el menú y miró a Dasha con una fría mirada que hizo temblar por sus adentros a la chica -solo deme un té con unas galletas y ya que me ofreció el pastel le agradecería que me trajera un pedazo.

Dasha anotó rápidamente el pedido y se fue rápidamente hacer un té, llevarle unas galletas de vainilla y llevarle un trozo de selva negra. Al ver nuevamente a la mujer pudo sentir que estaba muy tensa, por lo que decidió ordenar la bandeja y hacer la costumbre que se hacía en la cafetería. Al ser una mezcla de florería, siempre daban una flor a sus clientes cuando hacían un pedido, las flores eran como un mensaje indirecto a los clientes.

Por ejemplo si ellos estaban tristes les daban una flor que les diera ánimo, si estaban felices les daban flores llamativas y como en esta ocasión si estaban enojados oh tensos les daban una flor que les trasmitiera calma.
Dasha tomo una lavanda, según ella era la que más transmitía el mensaje de calma.

Cuando tenía todo listo se lo llevo a la mujer loba y se retiró del lugar, la mujer solo veía el exterior mientras tomaba su pedido con calma, como si el tiempo no estuviera encima de ella, incluso Dasha por un momento se sintió como si solamente ella existiera, que los que le rodeaban no estuvieran, solo la mujer loba y Dasha, pero en un abrir y cerrar de ojos se distrajo y perdió de vista a la mujer. Dasha pestañeo sorprendida, el pedido que había hecho ya no estaba ni si quiera la flor, solo estaban los dos platos con la taza vacíos y una buena suma de dinero que llegaba a ser más de lo que debía pagar.

Dasha sorprendida fue a la mesa y se quedó ahí parada por unos minutos ¿había sido su imaginación? Pero si fuera no le hubieran dejado tanto dinero y los platos estarían con el contenido que llevó, incluso la flor estaría ahí ¿alguien se aprovechó de su momento de vulnerabilidad? Pero entonces la jefa le hubiera avisado.

Sin que se diera cuenta Edward le tomó el hombro a Dasha.

-Dasha ¿Qué te pasa? ¿Te encuentras bien? -Dasha lo miro sin tener alguna respuesta a esas preguntas -yo estaba aquí y luego ella desapareció...

Edward la miro extrañada y en la misma mesa se sentaron para hablar, Dasha algo impactada por lo sucedido le explicó con lujo de detalles su historia que según ella era paranormal. Cuando concluyó la historia Edward sonrío.

-dime Dasha ¿las campanas sonaron a las doce en punto? -Dasha lo miró incrédula y algo molesta -¿Por qué mierda preguntas eso? ¿Qué diferencia seria si tocaran oh no?

-porque cabe la posibilidad de que hayas sido elegida para atender a la loba solitaria -Edward sonrió ampliamente mientras movía la cola de un lado a otro -¿la loba... solitaria?

-así es, es una leyenda urbana muy conocida en las cafeterías -Dasha lo miro de forma curiosa, jamás había escuchado esa leyenda -todo empezó en una pelea entre dos cafeterías que se encuentran en el país de los lobos, ambos se disputaban de que cafetería era la mejor, la que con más lujos tenía que mostrar oh la que con esfuerzo apenas podía pagar por el arriendo del local.

Se dice que un día, una mujer loba muy hermosa de pelo plateado se acercó a estas dos cafeterías, el primer día justo a las doce de la mañana la mujer le pidió un té con algo dulce para acompañar a la cafetería lujosa y al siguiente día con la que apenas se mantenía, al pasar los días siempre pedía el té y algo dulce, al cumplirse la semana los platos y tazas de la cafetería lujosa siempre que ella desaparecía dejaba menos dinero que la visita anterior eh incluso en su tercer visita rompió la taza, al contrario de la otra que dejaba cada día más y más dinero llegando a reemplazar la taza por una de porcelana. Cuando pasaron tres meses los papeles de las cafeterías se habían invertido, la cafetería que antes era lujosa se fue a la quiebra mientras que la otra tuvo éxito, incluso en la actualidad sigue activo. Después esto se repitió en otras zonas, independiente si tenían una riña oh ni se conocían, pero siempre se sabía que a las doce en punto ella aparecería.

Edward al terminar soltó un torpe suspiro de cansancio, el idiota contó la historia de forma apurada y sin pausar ni tomar algo de agua. Dasha no lo interrumpió, se veía tan motivado que creía que sería una falta de respeto hacerlo.

-entonces dices que nos visitó la loba de la historia -Edward se levantó junto a Dasha recogiendo el dinero con los platos -así es y con lo que nos dejó al parecer la atendiste razonablemente y nos dejó con una buena apuntación.

-estás loco por creer en una leyenda -Edward empezó a dejar todo en su lugar -si existe una leyenda es porque tiene algo de verdad.

Dasha dejó de escucharlo, solo recordaba a la mujer loba de semblante frío que ocultaba un pozo en su mirada.

Jüitah, el planeta del equilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora