Soy terriblemente solitaria y reservada.
Mis amistades las cuento con los dedos de una mano, y ni siquiera la completo.
Detesto equivocarme, y cuando lo hago detesto más admitirlo.
Nunca trates de abrazarme sin que yo te lo pida, pues seguramente recibirás un rechazo.
Mirada y sonrisa de un glaciar, pero sentimientos que chisporrotean como un incendio.
Me gusta que mi nombre solo sea un suspiro entre tus labios. Pocos son los que me llaman Carolina.
No me digas qué hacer, porque, aunque deba hacerlo, seguramente no lo haré.
Soy culera, mamona, una hija de la chingada, y solo a veces majadera.
Si pretendes hacerme una mamada, que sea entre las piernas, porque de otra forma no podrás.
Malencarada, caprichosa, mandona.
Ya no creo en los cuentos de hadas, en el príncipe azul ni en un felices por siempre.
Muerdo, araño y grito, y no precisamente en un enfrentamiento.
Canto como hurraca y río como hiena, pero lo sigo haciendo.
Y así como soy una de las peores personas con las que te puedes topar, cariño, puedo ser tu pase directo al cielo... o al infierno, si lo que buscas es arder a mi lado.
Ven, te invito a que lo confirmes todo y que añadas más adjetivos, porque me encanta ser tema de conversación.
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Una noche le conté a mi almohada...
De TodoNo busquen relación entre un escrito y otro, porque no la van a encontrar. Simplemente me levanto por la mañana, me siento por la tarde, o me acuesto en la noche, y comienzo a escribir.