xxxvi. el regia solis

546 71 26
                                    


ORDEN DE MUERTE,
capitulo treinta y seis: el regia solis!


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


          EL ALIVIO QUE JOY SENTÍA ALOJANDOSE EN SU CUERPO ERA INMENSO, simplemente por el hecho de continuar respirando luego de una situación tan estresante como lo había sido el casi morir ahogada en la sala de máquinas gracias a un fallo técnico. La rubia se soltó el cabello empapado para poder peinarlo en una cola de caballo alta, escurriendo el resto de agua que estaba entre el cuero cabelludo en el suelo, al menos quitándole un poco de humedad. Jill también escurrió su cabello en el camino, diciendo que al menos el agua podía quitar la suciedad que habían adquirido al enfrentarse a la forma infectada de Rachel Foley — quien había sido uno de los grandes obstáculos que podrían haberse enfrentado en el maldito barco en el tiempo que estuvieron vagando por el mismo. El trío de agentes SOA se movió rápidamente por los pasillos de la sentina, nadando en ellos ya que el agua se había desbordado y la inundación era más que inoportuna para la situación.

          En otras palabras, el barco se estaba hundiendo.

          (Tal como el propio Titanic, a sugerencia de Joy.)

          Sin embargo, lo más importante de todo era que ese barco se estaba hundiendo con un virus que podría contaminar la quinta parte del agua del planeta — y podía haber dos opciones que serían los posibles finales para Joy, Jill y Parker: neutralizar el virus de alguna manera o morir en el barco protegiéndolo y hundiéndose en los confines del mar. Joy realmente esperaba que la primera se manifestase como un deseo de cumpleaños, ya que todo terminaría simplificando su estrepitoso viaje al océano y todos volverían a tierra firme felices. Sin embargo, también había algo que los ataba a los tres a este barco: la pura necesidad de respuestas a muchas incógnitas que se fueron formando en el tiempo que permanecieron allí. Joy recordó lo que el tripulante del barco había dicho antes, que el Zenobia había sido usado para transportar aviones que se encargarían de provocar el Pánico de Terragigia.

          El rompecabezas seguía aún inconcluso.

          Y el tiempo parecía no estar de su lado, para nada.

          —Ya casi estamos—bramó Jill al frente—. A ver si logramos poner esto en marcha.

          A lo lejos se escuchó la alarma de un barco y Joy sabía que toda la embarcación estaba en muchos problemas, entonces deberían actuar rápido. Llegaron hacia la sala de control central, abriendo la puerta para encontrar la habitación completamente sola y con varias pantallas encendidas.

          —De acuerdo, la energía ha vuelto—dijo Joy caminando hacia la palanca—. Podemos usarlo.

          —Dame un minuto—añadió Valentine corriendo hacia la consola.

ENEMY ━━ Chris Redfield ¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora