capítulo 3.2

104 12 2
                                    




capítulo 3.2

30 de octubre

—Bien —comenzó James una última vez—. Como les dijimos ayer, hoy queríamos pedirles que representaran, de alguna forma, algo que el señor Parker les haga sentir. Ahora procederemos a ver qué trajo cada una. Señorita Liz, puede comenzar.

Sonó una canción lenta de Ed Sheeran, y Liz subió al escenario. Hizo un número complejo de baile contemporáneo, adueñándose del escenario y de mi atención por casi cuatro minutos. Se notó lo mucho que sentía la música, lo mucho que disfrutaba bailar, y me regaló varias sonrisas entre medio. Me demostró que merecía ser una finalista de este ridículo reality show en que se había convertido mi vida, con su carisma inigualable, sus movimientos maravillosos, y su bellísimo ser que me atraía tanto.

Cuando terminó, sonrió de manera espléndida mientras aplaudíamos y volvió a sentarse junto a mí.

MJ fue la siguiente. Dio un paso adelante, mientras que alguien acomodaba un micrófono para ella, y pareció dudar.

—Vamos —susurró Liz a mi derecha.

—Tú puedes —continuó Sun más allá.

La chica retomó la marcha, caminando con más seguridad. Llegó al centro del escenario en cuestión de segundos. Una canción lenta que no conocía comenzó, y MJ cantó en armonía con una pista de una guitarra. Enchanted, de Taylor Swift (según escuché a Liz decir), llenó la sala enorme en la que nos encontrábamos. Su voz era dulce y suave, atrapando mi atención por completo y obligándome a pegar mis ojos a ella hasta que la canción terminase. Sus ojos oscuros brillaban más que nunca, a pesar de que no hizo movimientos extravagantes, y no mostró mucha confianza. También me dedicó varias sonrisas en el medio de la canción, haciendo que me derritiera por ella.

Terminó con una sonrisa que fue creciendo mientras las dos chicas y yo le hacíamos una ovación de pie. Se sonrojó mientras bajaba y volvía a sentarse junto a nosotras.

—Siguiente —escuché a James, desinteresado.

Sun dio unos pasos adelante hasta subir al escenario. Apretaba firmemente una hoja de papel en su mano derecha. Pareció respirar hondo varias veces antes de voltearse y mirarme solo a mí.

— ¿Puedes subir? —dijo por lo bajo. Mi desarrollado oído me permitió escucharlo y asentir inmediatamente. Le dediqué una sonrisa sincera, intentando animarla e inspirar confianza en ella. Me detuve a su lado—. Quiero que te pongas de espaldas a mí, por favor.

Hice lo que ella me pedía, orientando mi cuerpo hacia un lado del escenario. Sentí su espalda contra la mía, un poco más abajo por la diferencia de altura, mientras ella se enfocaba en el lado contrario.

— ¿Qué vas a hacer? —murmuré.

—Voy a leer una carta —anunció en voz alta para todos. Su mano izquierda, oculta del público, buscó mi mano derecha. Entrelacé mis dedos con los suyos y presioné levemente su mano, deseando que comenzara—. Aquí voy.

Querido Peter,

Todavía me acuerdo del primer día en el que te vi de verdad. Hace unos años, cuando lloraba en un callejón oscuro por tener miedo y estar sola, apareciste. Entonces no sabía que eras tú, pero Spiderman se metió en mi cabeza como la mejor persona que había conocido nunca luego de que me llevaras a mi hogar, balanceándonos por las calles de Nueva York. Solo hablaba sobre ti durante meses.

Cuando pensaba que te había superado, tuve la oportunidad de ir por un mes a una de las escuelas avanzadas en ciencia de la ciudad. Fue en ese momento, mientras entraba a mi primera clase de Química Avanzada, que conocí a mi siguiente obsesión: Peter Parker. Nunca trabajamos juntos y probablemente nunca notaste que estaba ahí, pero se grabaron en mi memoria las dos palabras de agradecimiento que me dedicaste luego de pasarte un tubo de ensayo cuando rompiste el tuyo. Me costó casi un año superar eso.

Tragué saliva, intentando mantenerme fuerte. Si comenzaba a sollozar, no solo quedaría como un idiota, sino que pondría más nerviosa aún a Sun. Acaricié el dorso de su mano con mi pulgar, pero me arrepentí enseguida al notar que dejó de hablar. La escuché suspirar y la sentí tirar su cabeza hacia atrás hasta que estaba contra mi espalda. Se tomó unos segundos antes de seguir leyendo.

Pero entonces escuché de esta oportunidad sumamente loca, una idea disparatada que mencionaron unas chicas de mi universidad. Y decidí que no perdería nada en presentarme. Cuando me enteré que mis únicos dos amores verdaderos eran en realidad la misma persona, no sabía si ponerme a reír por la coincidencia, o a llorar por haberte dejado ir no una, sino dos veces. Claro que tú no lo sabías cuando entraste a esa habitación, donde cincuenta personas batallábamos silenciosamente por tener tu atención.

Juro que pensé que me mirabas. Juro que mi corazón ingenuo pensó que podía tener a alguien como tú. Juro que eres el chico más lindo que vi en mi vida. Lo juro.

La competencia empezó y me di cuenta de que me prestabas atención, sí. Me mirabas mucho, pero no me veías.

Te esperé en muchas tardes de aburrimiento en las que nunca llegaste. Me vestí intentando captar tu atención para muchas pruebas en las que te enfocaste en las chicas bonitas. A veces parecía que no existía para ti. Y sin embargo, otras veces me mirabas con tanta intensidad que pasó lo peor: pensé que no solo me mirabas, sino que me veías.

Pensé que recordabas a esa chica asustada y tan necesitada de alguien que la salvara. Pensé que veías en mi interior a la nerd que se sentaba siempre detrás de ti para poder observar tus torpes movimientos en el laboratorio de química. Pensé que creías que podía ganar esta competencia porque tenía algo que las demás no. ¿Qué, exactamente? No lo sé. Quizá no había nada. Pero quizá sí.

Desde el primer momento en que te vi supe que iba a sentir algo por ti.

El último mes fue mejor aún que mi mes de intercambio. Pasaron cosas que no sé describir, y sentí lo suficiente como para llenar libros enteros con historias sobre cómo me enamoraste sin darte cuenta. Me encantaría decirte que en cuanto salga por esa puerta, ganadora o no, voy a poder olvidarme de ti algún día. Pero estaría mintiendo.

No sé explicarlo, y quizá precisamente por eso sé que es verdad, pero te amo. En silencio y con cuidado. Durante el día y por las noches. Con cariño y con pasión. Dispuesta a recibirte y reacia a perderte. Por completo y con fallas. Con traje o sin él. Como Spiderman o como Peter. Porque ambos me enamoraron por separado, y luego al mismo tiempo.

Dicen que la tercera es la vencida, y por eso vine a buscarte una vez más. Pero no te dejes engañar por eso, porque vendría cincuenta veces. Tendría cincuenta primeras citas contigo y con cualquier otro de tus alter-egos si eso fuera suficiente para tenerte a ti y a todos ellos.

Dado que dejó de leer y dobló su hoja, supuse que había terminado.

—No la firmaste —susurré, aún sin voltearme. Nuestra pequeña audiencia, al igual que yo, había quedado sin palabras.

— ¿Acaso conoces alguna otra chica tan estúpida como para enamorarse de ti de esta manera?

Nos volteamos al mismo tiempo y la abracé con mucha fuerza. Enseguida nos rodearon también los brazos de Liz y MJ.

50 first dates; Peter Parker [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora