50 first dates; Peter Parker [ES]

capítulo 10.2

capítulo 10.2

20 de octubre

—No puedes no eliminar a nadie, chico.

—Claro que puedo.

El señor Stark soltó una risa sarcástica.

—Claro que no. Tú no tienes ningún control sobre esto. Si hoy me dijeras que quieres que gane esa chica que te ha vuelto tan caprichoso, no lo aceptaría y listo.

Fruncí el ceño, indignado.

— ¿Acaso si eligiera a Liz cambiaría algo?

Negó con la cabeza.

—Dije que estarías aquí un mes, así que esto no termina hasta dentro de diez días —Dejó de mirar el trozo de armadura en el que estaba trabajando y me miró a los ojos a través de la pantalla—. Para esta tarde tiene que quedar una chica menos —Estuve a punto de interrumpirle—. No hay "peros".

Bufé y mordí mi labio. Me limité a mirar el suelo de la cocina del apartamento que me habían asignado, evitando el IPad que me esperaba sobre la mesada.

—Escucha, Peter —Volvió a hablar. El hecho de que utilizara mi nombre fue suficiente como para que volviera a subir mi mirada hasta la suya—. Sé que crees que soy el malo aquí. No es así —Pareció dudar un poco sobre qué decir después, mientras yo dudaba de lo que había dicho antes—. Ya sabes mi historia con chicas antes de Pepper. Era joven, inteligente, apuesto, tenía dinero y quería experimentar. Casi como tú.

—Excepto por la parte del dinero.

—Exacto, y la parte de apuesto —Alcé ambas cejas ante sus palabras, pero me ignoró—. El punto es que lo hice frente a todos. El mundo entero sabía lo que hacía, y constantemente hablaban a mis espaldas. Me tomó años eliminar esa imagen de la cabeza de los humanos que me confiaban su vida. No quiero que lo mismo te pase a ti. Todas esas chicas —Hizo un ademán señalando a su alrededor—, todas ellas, te quieren en sus vidas y te respetan. Están aquí para que juegues con ellas, y todas ya lo saben y lo aceptan. Aprovecha esta oportunidad. Haz todos los errores que quieras, pero que pase aquí adentro y no allá afuera. No quiero que pases por lo que yo pasé.

Mantuvo sus ojos en los míos por unos segundos más, hasta que desvié la mirada.

—Lo haré, señor. Gracias —dije—. Muchas gracias, en serio.

Tony Stark asintió.

—Crea tu propia prueba hoy. Haz lo que quieras. Las chicas te esperarán a eso de las siete en la sala común. Pásala bien.

Lo imité asintiendo.

—Lo haré.