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—Cuéntame, bonita. ¿En qué curso vas? —solo rodé los ojos y me concentré en hacer el mix.

—¿Ahora la cortejas? —pregunto Gata extrañada.

—Déjalo, quiere saber quién es la que sabe sus secretos —dijo riéndose Venado.

—Ja ja, muy chistoso —dijo Tigre rodando los ojos.

—Yo solo estoy esperando a que se harte y lo golpee —dijo Perro.

—Pues ya se tardó —dijo Calavera.

—Apuesto a que no va a poder descubrir quién es —dijo Calaverita riendo.

—Pues yo apuesto a que lo seguirá ignorando para el concurso —dijo Cebra.

Todos rieron, incluida yo, menos Tigre que ahora nos odiaba más que antes.

—Bueno ya. ¿Cómo va el mix?

—¿Te esperas? ¿O acaso quieres hacerlo tú? —pregunte desesperada, las perras canciones no se fusionaban como debían, todo por la mala señal que hay en el bosque—. Ya me harté, ¿alguien tiene datos?

—A ver eso.

Venado me ayudo con la conexión de la computadora y con la unión de las canciones.

—¿Cómo quedo? —pregunto Calaverita.

—Escuchen.

Le puse play y Gata empezó a hacer la coreografía y siguió creando pasos e indico el momento del break dance.

Decidimos irnos a casa después de ensayar lo que llevábamos de la coreografía.

—Por Dios, ¿ahora siempre se ira con nosotros? —pregunté cuando vi a Dan acercarse a nosotros.

—¿Te molesta? Pensé que querías conocerme mejor.

—Vete al diablo, Dan —voltee a ver a Finn y empecé a caminar junto a él—. Eres un maldito, ¿le dijiste que me gusta?

—Como broma, se lo deje en claro "No te creas, es broma" —dijo un poco nervioso.

—Se ve que tú y Raina hacen una estupenda pareja —dije rodando los ojos.

—Sé que estamos destinados —dijo con una sonrisa.

—En fin, ¿vienes? —pregunto Dan.

Rodé los ojos y asentí, me despedí de los hermanos y empecé a caminar.

—¿Y? ¿No vas a decir nada?

—¿Sobre cómo estuviste buscándome en la escuela? —pregunte, a lo que él asintió—. Solo diré que eres un idiota.

—Vamos, deberías de estar conmovida porque el chico más popular de la escuela te estuvo buscando.

—Sí, eso no sucederá.

—Así que chica difícil, aún más interesante

—Idiota —dije rodando los ojos, aceleré el paso y di vuelta en mi calle tratando de perderlo.

—Mínimo despídete —murmuró.

[•••]

—Así que, ¿cómo se consiguen las entradas? —Orson le estaba contando los detalles de la presentación a Carla mientras comíamos.

—Generalmente las venden en su página, pero también depende de dónde hagan la presentación.

—¿Entonces? Solo quiero saber cuánto pagaré.

—¿Pagar? No no no. Yo te estoy arrastrando hasta allá, yo las pagaré. Como decía, al parecer la presentación será en el House Dance así que tendremos que ir al bar por las entradas. Deberíamos ir después de clases, ¿tienes algo que hacer hoy? —preguntó, a lo que Carla negó.

—¿Y cuándo es? —preguntó Raina.

—Si no mal recuerdo, el sábado, ¿no? —contesto Carla, a lo que Orson asintió. Mierda, es cierto, faltan solo tres días.

—Hola chicos —saludo Finn—. ¿Les molesta si me la llevo un rato? —preguntó agarrándome los hombros, todos negaron así que me pare y fui con él.

—¿Hay algún problema? —pregunte siguiéndolo.

—Muchos en realidad —dijo.

Me llevo al salón de física, cuando entramos quise salir corriendo, los reconocí a todos, pero ellos a mí no.

—¿Qué hace la rata nerd aquí? —pregunto Briana.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunte nerviosa viendo a Maciel, quien no estaba muy cómodo de estar aquí—. ¿Finn? —voltee a verlo con preocupación

—Hay un problema, chicos, y sé que no deberían de enterarse así pero no puedo esperar hasta la noche —a nadie le importaba quien estuviera en el salón en este momento —. Los vestuarios, no los podemos mandar a hacer donde siempre, el negocio fue clausurado o algo parecido, pero eso no es lo importante. Al parecer alguien descubrió la identidad de cuatro de nosotros —mierda.

—¿Eso quiere decir que todos los que estamos aquí somos los que estamos en el club? —preguntó Edrea, viéndome.

—Así que, ¿Keira? —dijo Dan viéndome. No podía respirar, escuchaba las risas de todos mis ex compañeros, empecé a sudar.

—Terminemos esto, ¿de quienes sabe? —pregunto Maciel.

—Dan, Edrea, Maciel y —me vio con preocupación—. Keira —dijo casi en un susurro.

Yano aguantaba sus miradas, todos me veían, no escuchaba más que risas en todoslados, el aire no entraba a mi cuerpo. No sé cómo llegué a la puerta y salícorriendo, sin importarme que acababa de tocar el timbre, entre a los baños yme encerré en un cubículo. No podía pasarme, no de nuevo.

El clubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora