Matteo.

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A finales del año de 1998, en un pequeño condado al sur de Roma, Italia vivía una alegre jovencita llamada Rebecca Andreuzzi. Vivía junto a su padre y sus cuatro hermanitos en una pequeña casa en el campo.

Su madre había fallecido al dar a luz al más pequeño de sus hermanos, así que desde ese momento su padre trabajaba incluso triple turno para poder mantener a sus hijos.

Rebecca no iba a la escuela como las otras chicas de su edad, prefería conseguir trabajo en alguna parte para ayudarle a su padre con algo de dinero.

La joven consiguió un empleo como ayudante de cocina en un restaurante, ahí conoció a Alessandro, un apuesto chico de 22 años que inmediatamente fijó su mirada en ella.

Un par de citas y lindas palabras bastaron para que la chica estuviese en la cama de Alessandro. Ella tan sólo era una niña inexperta que creía eso como una prueba de amor, mientras que el chico sólo buscaba aprovecharse de ella.

Tres meses después, Rebecca notó que hacía dos meses que su periodo no llegaba, y pensándolo detenidamente en los últimos días no se había sentido nada bien, la invadian los mareos y las náuseas.

Gracias a su mejor amiga, la joven italiana descubrió que tenía tres meses de embarazo. Su mundo se quebró en ese momento, ¿que haría con un hijo a tan corta edad?. Lo primero que hizo fue contarle a Alessandro, sin embargo éste la trató como una cualquiera y le aseguró que ese bebé no era suyo.

Su única esperanza era su padre. Lo esperaría hasta que volviese de trabajar para darle la noticia, tenía pensado desde ya trabajar todos los turnos posibles, o conseguir hasta tres empleos. Sabía que la llegada de ese bebé sería costosa, sin embargo ya lo amaba.

Los planes de Rebecca se destruyeron en menos de un minuto cuando al contarle a su padre, éste tomó una decisión demasiado severa; internarla en un convento de monjas.

Según el mayor, ellas "la corregirian por su pecado, y buscarían un hogar para ese niño que nunca debió de existir".

La joven le rogó a su padre que no lo hiciera, le prometió trabajaría a más no poder, sin embargo la decisión ya estaba tomada.

En un abrir y cerrar de ojos, Rebecca ya se encontraba en ese horroroso convento.

Las monjas que lo regían parecían dulces mujeres apegadas a la palabra de Dios, sin embargo con las internas eran como el mismo diablo.

Si una de las jóvenes estaba embarazada, la trataban como una pecadora por tener relaciones fuera del matrimonio. A todas las chicas las hacían trabajar demasiadas horas en terribles condiciones.

Rebecca con el paso de las semanas fue acostumbrandose al trabajo, pero a lo que no podía acostumbrarse era al enorme vientre que comenzaba a cargar.

Gracias a su carisma logró hacer un par de amigas ahí dentro, ellas sin duda le hacían más agradable la estancia ahí. Cierto domingo como cualquier otro, mientras escuchaba la santa misa, el pastor de la iglesia hablaba sobre la biblia, y un nombre en especial llamó su atención; Matteo.

Según el hombre, significa "Regalo del cielo" y que quien portara ese nombre sin duda sería un hombre que se haría destacar en todo lo que desempeñara.

La joven al momento sintió una conexión con ese nombre, si su bebé era un niño, definitivamente se llamaría Matteo.

Los meses pasaron no tan rápidos como a Rebecca le hubiese gustado,  pues cuando menos se dio cuenta el día del nacimiento de su hijo estaba en puerta.

Un cálido 10 de septiembre de 1999, nacía al sur de Roma, Italia el pequeño Matteo Andreuzzi. Para Rebecca, su hijo era lo más hermoso que sus ojos habían visto. Sus ojos eran color miel, sus labios tenian un tono rosado que lo hacia ver tan tierno. Sobre su pequeña cabecita lograban asomarse unos rulos. Sin duda Matteo era el bebé más hermoso de todo Italia, al menos a los ojos de su madre.

One shots lutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora