One shots lutteo

Conexión [continuación] [3/3]

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Luna.

Juro que éste es el desayuno más tenso de toda mi vida. La mirada inquisidora de mi madre no me ha dejado de seguir ni un segundo, Matteo está como si nada pero sé que también lo ha estado mirando a él y todo por un malentendido gracias a mi querida prima.

Al término del desayuno mi padre se despide de mi para ir a trabajar, Matteo se ofrece a ayudar a mi abuelo con algunas cosas que necesita así que no me queda más remedio que ir con mi madre a la cocina para recibir aquella temida charla.

- Luna Valente, creo que sabes perfectamente qué fue lo que encontré en tu cajón y necesito que me des una explicación ahora. - sentencia cerrando las puertas para que nadie nos moleste y señalandome la mesa con la mano para que nos sentemos ahí. Genial, no hay escape.

- Mamá... es que te juro no es lo que parece. - muerdo mi labio sentándome frente a ella. En realidad no tengo nada que ocultar y no quiero que ella piense algo que no es cierto.

- Luna, a ver, creo que me di a entender de forma incorrecta. - toma mi mano sobre la mesa y me mira a los ojos siendo tan cálida como siempre. - ¿Ya tuviste relaciones con Matteo? - pregunta sin ningún tipo de anestesia y creo que ya sé de donde aprendí a ser tan directa. - Es decir, no tiene nada de malo, es algo que tarde o temprano iba a pasar. Estás creciendo y si es así me alegra que te estés cuidando, pero me pudiste haber contado mi niña.

Respiro más aliviada al saber que se ha puesto más comprensiva y que no recibiré un regaño por algo que ni siquiera ha sucedido.

- No mami, en realidad aún no pasa nada de eso entre nosotros. - siento como mis mejillas toman un color rojo de lo más intenso. - Es que verás, nosotros nos estábamos dando un besito muy chiquito en el pasillo porque ya nos íbamos a dormir cada quien a su habitación, pero pasó ámbar, malentendio las cosas y me dio eso que guardé ahí. - confesé más avergonzada y sonrojada de lo que pensé.

- Ay ámbar, no pierde su toque. - suelta una pequeña risa y luego acaricia mis manos para tranquilizarme al ver lo nerviosa que me encuentro. - Luna, no te voy a regañar. Sólo quiero que hablemos un poco, sé que esto puede ser algo pesado pero tu y yo siempre nos hemos tenido mucha confianza. Lo único que busco es cuidarte y que estés informada. - me acerco a darle un fuerte abrazo que ella no duda en corresponder.

Después de separarnos mi mamá comienza a hablarme acerca de cosas que en realidad si son importantes antes de dar ese paso con Matteo, como por ejemplo, el consentimiento por parte de los dos, lo importante que es utilizar ese preservativo que habia comenzando como un chiste de Ámbar, la buena comunicación que debe haber entre ambos antes y después de que ocurra y muchas otras cosas más que estoy segura el chico fresa y yo tenemos cubiertas para el momento en el que decidamos que eso pase.

Para ser sincera, esperaba que mi mamá me diera la regañiza del dia, pero fue todo lo contrarío. Se mostró tan cariñosa, abierta, comprensiva y buena onda como siempre lo ha sido conmigo.

En algún momento su plática toma un rumbo un poco diferente comenzando a hablar de un tema un tanto delicado; el embarazo.

Sé que hablar de ello es algo que aún le duele por el hecho de haber perdido dos bebés antes de tomar la decisión de adoptarme a mi. Recuerdo como una vez me dijo que ese tipo de vivencias no se superan de la forma que uno cree, solo se quedan ahí, dentro de tu corazón.

Debo confesar que al principio me costaba un poco entenderla en este tema, sin embargo, gracias a todo lo que he vivido en los últimos meses he podido ser más empática con ella y ponerme en sus zapatos. No logro imaginar del todo lo que yo sentiría al saber que después de planearlo mucho, estoy embarazada de mi Matteo, el pensar que ahora hay una vida creciendo dentro de mi que es una combinación perfecta entre el amor de mi vida y yo... y que de un día para el otro, ese pequeño ser ya no esté más y nunca lo pueda conocer.