Peter

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Tony había llegado cansado de su trabajo así que sin ánimos de nada se dirigió directamente a su cama.

Se deja caer boca abajo sobre su cama—Estoy muerto—suspira y cierra los ojos.

Un pequeño castaño entra a la habitación sin hacer ruido y se acerca él.

Lo acaricia con cuidado y deja un beso en su cabeza— Bienvenido papi—dice acostándose al lado del castaño mayor.

Tony al sentir el peso extra en su cama abre los ojos—Hola cariño—le sonríe.

Sonríe—Hola papi ¿Estas cansado?—se acerca más a él y acaricia su mejilla.

Cierra los ojos ante la caricia de su pequeño—Un poco ¿Dónde está tu papá?

—Haciendo la cena—se pega más a él.

—Ya veo—se acomoda y atrae más a el pequeño abrazándolo.

Se esconde en su pecho—¿Podemos jugar?

Hacia días que por su trabajo en la empresa no le dedicaba tiempo a su pequeño se sentía fatal—Claro mi amor ¿Ah que quieres jugar?

—Tengo un juego nuevo podemos jugar con el.

—Está bien cariño ve por el aquí te espero.

El pequeño se separa de su padre salta de la cama sale en busca de su juego nuevo

Tony suspira amaba a su hijo, pero cada vez le dedicaba menos tiempo.

Se quito el saco y espero a que el pequeño volviera cuando Peter regreso lo recibió con una sonrisa se dedicaron a jugar hasta que su rubio esposo lo llamo para bajar a cenar.

En la cena Peter le contó todo lo que había hecho en la escuela y sobre su nuevo amigo Wade eso a Tony no le pareció ya que ese niño era mayor que su pequeño, pero decidió no hacer mucho caso a si la cena termino y ambos esposos llevaron a su niño a la cama lo acostaron y entre besos y mimos le desearon buenas noches.

Ser padre era difícil entre el trabajo y sus responsabilidades, pero jamás cambiara un solo momento de su vida pues Tony tenia a la familia perfecta.


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