Capítulo 14: Congestión de tráfico

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Si la ciencia demuestre lo contrario
Y si el calendario nos contradiga
Si el destino insista en separarnos

Que se jodan las estrellas, los signos, los dogmas, los profetas, los espejos, los consejos
Tú serás mi amor




Antonieta y María del Carmen estaban desayunando cuando Victoria entró al comedor.

-Buongiorno, mamma! - saludó la muchacha.

-'Días - dijo desanimadamente la sirvienta - ¿Las viste? - preguntó, señalando las maletas de César que yacían en el suelo.

-Ahhh... ¿Es hoy que se va? ¿No era mañana? - fingiendo que no se acordaba.

-Sí... Se va a vivir con Chava - continuó Antonieta, jugando un poco con su comida - ¿Y tuvo que irse hoy, que preparé chayotes al gratín? A ver si el tal Chava cocina mejor que yo - conteniendo sus lágrimas.

-¿Será que se va por eso? ¿Crees que Chava me quiera hospedar a mí tambien? Aquí huele mal toda la casa - se quejó Victoria.

-Qué dices, él adora todas mis comidas... Es el único que come y no deja nada en la vajilla - no aguantando y comenzando a llorar.

-Buenos días - saludó César un poco triste, entrando al comedor.

-Buenos días, yo me tengo que ir, recordé que tengo un asunto urgente que resolver - respondió seca Victoria y se levantó de la mesa.

-Espérate, mamma - la detuvo María del Carmen - Despídanse.

-¿Qué?

-Despídanse, cuando regreses César se habrá ido.

-Ah sí, es verdad - miró a César y acercándose a él, le extendió la mano - Adiós, que te vaya bien y buena suerte a donde quiera que vayas - con voz cortante.

-A la casa de Chava iré - enfatizaba.

-Pues a donde sea, da lo mismo.

En ese momento Antonieta estalló en llanto otra vez y salió corriendo del cuarto, provocando que los tres la miraran extrañados.

-Gracias por tu hospitalidad - continuó César y le agarró de las manos.

-Fue un placer - le sonrió Vicky - Osea, placer de mi hija - quitando las manos velozmente.

-Y en general, gracias por todo lo que me ofreciste.

-Pero ¿qué te ofrecí? ¡Yo no te ofrecí nada! - alterándose.

-¡Ya basta con el drama! -  los interrumpió María del Carmen, bebiendo un poco de su jugo.

El joven miró a la morena intensamente por algunos segundos y salió corriendo, antes de que se pusiera más emotivo de lo que ya era.

La mujer de cabello azabache notó que su hija estaba distraída y se agachó para robar de la maleta de César su escobilla de dientes que sobresalía del bolsillo.

-¿Se despidieron? - preguntó Antonieta regresando al comedor, todavía llorando - Fue tan duro ver esa despedida, me hicieron romper en llanto.

-Sí, ya nos despedimos - respondió Victoria triste.

-No entiendo, ¿por qué tanto llanto? - se sorprendió Maria del Carmen.

-No sé, me da tristeza cuando alguien se va, no todos los días se va alguien bueno, guapo, alto y que huele delicioso - entre sollozos.

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2020 ⏰

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