Capítulo 11: Santa Diabla

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Algunos pecados, es un pecado no cometerlos...






Para mi diamantita, Ross_31, que brilla y vale tanto, así como un diamante... 💎


Victoria había perdido la noción del tiempo y del espacio. Lo único que sabía era que dos labios hambrientos se estaban dando un banquete con los suyos. Y cuando la lengua de él pidió acceso a su boca, ella no tardó en darlo y corresponderle con las mismas ganas.

-Podría estarte besando toda la vida - le confirmó él, mordiéndole suave el labio inferior.

-Lo sé - dándole un pico - Pero ya te tienes que ir, todavía es temprano y cualquier persona puede entrar y verte - todavía con las manos apoyadas en su pecho.

-Que entren y se enteren que la mujer más hermosa me ama.

-Un día sucederá - poniéndose seria - Pero hoy no.

-Está bien - se rindió - Bueno, hablamos en unas horas - se separó de ella y se dirijo a la salida, pero antes de abrirla volvió otra vez para robarle un último beso.

La puerta se cerró y Victoria se quedó sonriendo como una boba. No se conformaba con ese pequeño beso, siempre quería más y más. Sí, estaba enamorada, y sí, se había lanzado al vacío sin paracaídas.

Dio la vuelta para servirse un poco de agua de la garrafa que yacía en la mesita de noche de su suegra, para apagar el fuego que le había dejado ese beso devorador.

-¿Lo amas? - se escuchó una voz de algún lugar y ella no dudó en responder "sí". Tardó unos segundos en darse cuenta.

Estaba sola en el cuarto. Camila estaba en su casa, Antonieta había salido corriendo. No había muchas posibilidades, o ella misma había hablado sin entenderlo o...

-¡MADRE MÍA! - gritó al dar la vuelta y encontrarse con los ojos abiertos de Alba, exactamente como los monstruos en las películas de terror.

Victoria dejó el vaso caer de sus manos y salió corriendo más rápido que Antonieta de aquel cuarto.

-Dios mío - repetía caminando en el pasillo - Llegó mi fin, ¡LLEGÓ MI FIN!

-¿Está usted bien? - le preguntó una enfermera que pasaba por ahí.

-No, ¡SÁLVEME! - gritó Victoria.

-¿Qué pasó?

-Qué le digo ahora... ¿Cómo le explico mi drama?

-Me lo explica rápido, porque tengo que ir al quirófano.

-¡Lléveme con usted!

-¿Al quirófano? - la miró sorprendida.

-¡Sí!

-¿Qué quiere hacer en el quirófano?

-Someterme en alguna euthanasia por ejemplo.

-Emmm... Yo me voy - trató de escapar la mujer.

-No, no se vaya, es que... ¡mi suegra resucitó!

-¿Cómo?

-Resucitó, no le miento, entre al cuarto para que vea - enseñándole la puerta del cuarto de Alba.

La enfermera entró y dejó a Victoria hablando sola en el pasillo.

-¿Querías romances? ¿Querías enamorarte estúpida? ¡Ahora paga las consecuencias! - se decía a sí misma.

Dolce VitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora