Especial 1

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Era medio día y Norman esperaba fuera del centro comercial.

Luego de pedirle una cita a Victoria nunca imaginó que planear una salida perfecta fuera tan difícil.

Como nunca había tenido una cita Victoria fue quien propuso los lugares y acordaron pasar una tarde juntos en un centro comercial. Paserían, comerían algún helado y tal vez verían una película.

Con los nervios a flor de piel miraba su reloj de muñeca cada quince segundos esperando a que llegara Victoria.
Él tenía por costumbre llegar diez minutos antes de lo acordado por lo que estar parado en medio de toda la gente mientras sostenía una rosa le parecía incómodo.

A las 12:04 llegó Victoria.

Cuando la vio llegar en la motocicleta acompada de su hermano se sintió aliviado.
Norman le dio la señal a su chófer para que se retirara y finalmente Victoria se encaminó hacia él con una sonrisa radiante.

Él también avanzó hacia ella.

Era la primera vez que la veía sin el uniforme de la escuela. Aquella ocasión en donde ella fue a buscarle en la madrugada no contaba ya que su mente estaba muy ocupada como para prestar atención a su vestimenta, además de que su chaqueta de cuero la cubría casi toda.
Pero ahora, a mitad del día y bajo la luz del sol pudo detallarla libremente.

Con un pantalón de mezclilla de tonalidad azul pálido, una camisa blanca ajustada de manga corta y sus tacones negros le parecía preciosa.

Ella se detuvo frente a él y le miro con una ceja alzada pero sin dejar de sonreír.

–Te dije que no hacía falta que me regalaras nada. –le regañó divertida.
–Mi tío me dijo que era de caballeros llevar una rosa para la primera cita. Y además yo quería hacerlo. –murmuró lo último con vergüenza.
–Esta bien. No puedo enojarme contigo. –respondió ella con sinceridad. En ese instante Norman le entrego la rosa y ella con un brillo en los ojos la recibió–. Gracias. Me encanta –dijo mientras sostenía la rosa con fascinación.
–Me alegra que te guste. –respondió Norman con una sonrisa en su rostro.
–¿Me creerías si te contara que nadie me había regalado una rosa antes? –cuestionó la castaña con una sonrisa apenada.
–No. –contestó con sinceridad el albino.
–Pues así es. –le contó sin dejar de sonreír–. Por cierto, mi hermano tiene práctica de básquetbol así que no podrá recogerme. ¿Te molestaría llevarme a casa? –cuestionó mientras comenzaba a caminar hacia el centro comercial.
–Para nada. –respondió el chico mientras caminaba a su lado.

Ambos chicos entraron y comenzaron recorriendo el lugar mientras hablaban amenamente y con naturalidad.
Norman se sentía tranquilo al lado de ella y le gustaba escucharla al igual que descubrir los gustos de ella.
Sin lugar a dudas el centro comercial fue la mejor opción.
Pasaron a una cafetería, probaron una tarta de fresas deliciosa y entraron en algunas tiendas de ropa donde él se divertía por las ocurrencias de la castaña.

Luego de un rato decidieron parar un momento y disfrutar de un helado.

–Esté lo invito yo. –dijo Victoria mientras se encaminaba al puesto de halados. 
Él se había quedado observando unos libros que estaban en exhibición mientras ella compraba los helados de vainilla para ambos.

Una vez que le entregaron su pedido Victoria regresó para buscar al albino pero Norman estaba a unos metros de donde lo había dejado.
Dos chicas hablaban con él y ella sonrió mientras negaba con su cabeza.
A paso decidido se acercó a ellos y antes de llegar llamó al albino.

–Ey, Norman –luego de eso él y las dos chicas voltearon a verla–. Tienes algo en el trasero. –Norman se sorprendió y avergonzado miro disimuladamente.
–¿Qué es? –cuestionó un tanto apenado.
–Mi mirada guapo. –le respondió mientras le guiñaba un ojo–. Lo siento chicas pero esté bombón viene conmigo. –habló dirigiéndose al par de amigas que se había acercado a Norman para pedirle su número.
Las chicas sonrieron divertidas por la situación y luego de disculparse se retiraron.

–¿En verdad mirabas mi trasero? –cuestionó rojo el albino mientras miraba como se marchaban las chicas en una excusa para no verla a la cara y que notara su sonrojo.
–Desde el primer día cariño –mencionó en broma para luego pasarle su helado– Vamos, el helado se derrite.
Norman sólo asintió y caminó a su lado. El color carmín no abandonaba sus mejillas al igual que su sonrisa divertida no abandonaba su rostro.

Luego de un rato continuaron paseando y Norman, un poco nervioso, habló.

–¿Quieres ver una película? –propuso con una sonrisa nerviosa.
–Sinceramente no. Estaríamos dos horas sin hablar y esa no me parece la mejor forma de pasar nuestra primera cita. –mencionó ella.
–Oh. Tienes razón. –concedió él con una mirada desilusionada.
–¿Sucede algo? –cuestionó Victoria al notar este cambio en él.
–En realidad yo quería ver una película contigo. –confesó el albino con sinceridad.
–Oh, ¿tienes alguna en mente? –cuestionó con total disposición de conceder el capricho del albino.
–Ninguna, solo quería sostener tu mano durante la película. –confesó sus planes con cierto rubor y Victoria se contuvo para no gritar de la emoción que le causaron las palabras de Norman.
–No hace falta una película para eso. Si quieres tomar mi mano solo hazlo. –respondió Victoria mientras tomaba su mano. Norman se sorpendio pero luego afirmó el agarre. Ambos siguieron el resto de su cita tomados de la mano.

Pick up lines (NormanxOc) The Promised NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora