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Dos semanas después.

Luego del incidente todo transcurrió normal.
Algunas chicas pretendieron burlarse de la castaña pero solo bastaron un par de palabras por parte de ella para que las bromas cesaran. A decir verdad Victoria tenía una lengua muy filosa cuando quería.

Hoy, como cada mañana, ingresó al aula con calma. Pero ese día había una sonrisa diferente en su rostro. Parecía emocionada y poco podía contenerse.
Como de costumbre hizo una parada en el asiento de Norman antes de dirigirse al suyo propio.

-Buenos días. -saludó al chico albino el cual abandonó su lectura para verla a ella.
-Buen día Victoria. -respondió el albino con una sonrisa.
-Oh. Olvidé tu nombre -dijo fingiendo verdadera confusión. Norman sonrió divertido y expectante-. ¿Puedo llamarte mío? -indago coqueta. Norman negó apenado. La chica le guiño un ojo y sin más se marchó. Norman sonrió mientras negaba. Debía admitir que sus mañanas no serían iguales sin los cumplidos de Victoria.

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En la hora del descanso Norman se dirigía solo al aula exclusiva a la que tenía acceso como el presidente del consejo estudiantil.
Vincent había ido al baño y Barbara junto con Cislo había ido a la cafetería para comprar los caprichos de la chica.

-Norman. -le llamó alguien a lo lejos. Él se detuvo al reconocer la voz de Victoria. Al voltear pudo ver que su compañera caminaba hacia él con una libreta en sus manos.
-¿Qué sucede? -cuestionó curioso.
-¿Me puedes ayudar con algo? -preguntó la castaña mientras mostraba su cuaderno. Norman imaginó que tenía alguna duda de la clase de cálculo vectorial y asintió con la mayor disposición de aclarar las dudas que tuviera su compañera.
-¿Qué necesitas?
-Necesito que me expliques como entrar a tu corazón -dijo Victoria con una sonrisa coqueta y Norman sonrió divertido. Había logrado engañarlo, ella tenía talento como actriz. La castaña también sonrió y prosiguió hablando-. Pero cambiando de tema. En realidad si hay algo que quiero saber.
-¿Qué pasa? -cuestionó sorprendió ya que normalmente ella se iría sin esperar respuesta.
-Veras, en dos días es San Valentín y quiero saber que te gustaría para ese dia. -habló con tono afable.
-No necesitas regalarme nada. -aclaró él con un pequeño rubor en sus mejillas.
-Claro que no pero yo quiero hacerlo. Ese día se acostumbra darle un regalo a la persona que quieres -respondió con naturalidad la chica-. Sé que todas las chicas te regalaran chocolates y galletas así que quiero regalarte algo que tú quieras. Estaba pensando en un pie de manzana o alguna tarta. No sé, ¿tú qué dices? -preguntó interesada.
-Me gustan las fresas. -le informó con pena.
-Bien, unas fresas para esté dulce andante -le dijo pícara- ¿Y tú que me regalaras? -indagó curiosa.
-Bueno... yo no creo que... -Norman se había puesto nervioso y no sabía como decirle que no creía que regalarle algo fuera lo más correcto ya que no gustaba de ella.
-Oye, tranquilo. Ese el día del amor y la amistad. Me puedes dar algo como amiga. ¿O no me ves como a una? -indagó burlona.
-Claro que si. -respondió el albino algo cohibido.
-Ahí está. Me gustaría una rosa y una declaración de amor pero con un caramelo me conformo. Nada de chocolate, no me gusta. -advirtió ella mientras se daba la vuelta para marcharse. Norman sonrió, en verdad que Victoria era una gran chica. No lo presionaba a nada ni esperaba algo de él, sí, bromeaba con eso pero al fin de cuentas era eso, una broma.

Pick up lines (NormanxOc) The Promised NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora