¡Siete!

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El primer día fue increíble. Hablamos mucho con Craig. Recorrimos el pueblo. Tomamos café de una cafetería muy linda, luego fuimos al lago, estuvimos en el parque y comimos en un restaurante. (¡la comida estuvo muy buena!)

Volvimos a su casa. Cerró la puerta detrás de si y me abrazó por la espalda. Temblé ligeramente por la cercanía. Mi corazón latía fuerte, demasiado fuerte e intentaba no sonreir o soltar risitas tontas.

—Vamos a dormir... ¿si?—

Susurró en mi oido. Casi me derretí en sus brazos. Me mordí el labio emocionado y asentí, esperando a que mi rostro no estuviera tan rojo.

Acarició mis brazos y mi torso. Podía escuchar su respiración tranquila cerca de mi oido. Me sentí en el cielo. Sonreía por las caricias que me daba, tan cuidadoso, como si tuviera miedo de romperme.

Subimos las escaleras a paso lento y Craig daba suaves besos a mi nuca. Quería tirarme sobre él, quería besarlo, quería abrazarlo fuerte, quería decirle que tenía miedo de mis padres, que han estado todo el día llamando a mi celular, que van a golpearme cuando llegue a casa.

Pero no quiero arruinar el momento.

—Quiero dormir contigo... ¿si bebé?—

Dejé de pensar en mis padres apenas escuché sus palabras. Me giré y lo abracé con fuerza, escondiendo el rostro en su pecho. Él no dijo nada, sólo acarició mi espalda con suavidad.

Caminó conmigo a un cuarto y me recostó cuidadosamente en la cama, recostándose a mi lado mientras besaba mis mejillas.

—Mis padres van a matarme cuando vuelva...—

Murmuré cerrando los ojos, dejándome llevar por sus caricias y besos. Me sentía querido con Craig ahí. Me sentía bien.

No me quería ir.

—¿vas a volver?—

Fruncí un poco el ceño al escucharlo. Claro que debía volver, no podía quedarme ahí, ¡mis padres me matarían! ¡dejé mis estudios por venir hasta acá!

— Debo volver... no puedo quedarme aquí. Mi familia me espera en Mingon.—

Él detuvo sus caricias, abrí mis ojos para ver si ocurría algo. Craig me miraba muy serio.

Un escalofrío recorrió mi espalda a la vez que me alejaba un poco, pero él seguía atrayéndome a su cuerpo.

—No quiero que te vayas, bebé.—

Sus manos fueron a mis piernas y me asusté al pensar que quizás él estaba queriendo tener sexo.

Cuando apartó su mano, me fijé que me había quitado mi celular.

—¿Craig? ¿Qué haces?—

Me apresó por la espalda en un abrazo con un solo brazo, mientras con el otro, ocupaba mi celular, dejándome ver lo que hacía. Se salió del grupo que teníamos en común con Clyde y Token, y de paso, los bloqueó.

—¡Craig! ¿Qué ocurre?—

Comenzaba a desesperarme y me removí en sus brazos, intentando librarme de su abrazo, pero cada vez apretaba más el agarre, dejándome sin escapatoria. Mi respiración se agitaba cada vez más, las lágrimas no tardarían de salir de mis ojos. Mi cuerpo temblaba y me sorprendí a mi mismo rezando para poder volver con mis padres

—¡Craig, basta! ¡suéltame!—

Bloqueó a mis padres. Los eliminó, y a así con todos mis contactos. El único contacto que dejó fue el suyo, y soltó pequeñas risillas al ver el nombre que yo le había puesto.

—Eres muy tierno, cariño... yo también te tengo con un lindo corazoncito.—

Tiró mi teléfono y me abrazó ahora con sus dos brazos.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Craig había hecho eso?

Seguí removiéndome y las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. Mantenía mi labio mordido con fuerza. Y fue cuando lo vi.

Junto a la cama, colgado en la pared, un cuadro de dos personas.

No.

Una de las personas era Craig. La otra, era un rubio de cabellos desaliñados.

Sin ojos.

Marcas de golpes.

Sangre.

Craig sonriendo, como si nada pasara.

—¿Craig...?—

Las risas que soltó el pelinegro sólo ayudaron a aumentar el miedo y desesperación que crecía en mi interior.

Internet Friends / South Park.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora