Septiembre 25. Viernes.
–María ¿Ves esa sección de allí? A un kilometro del edificio de siete pisos sin color. –Le señalé mientras veía por un telescopio casero, estaba tomando polvo en el cobertizo.
–Supongo, quieres que vayamos. –Centró el telescopio en el quinto piso. –Deberías ver esto.
–¿Qué pasa? –Tomé su lugar, en las paredes habían símbolos extraños y unas sombras moviéndose, de la nada el reflejo de un espejo dio directamente en el telescopio dejándome ciego de un ojo. –¡Ah! ¡Hay alguien allí! Acaba de apuntar con algo, coño. –Me tapé el ojo lloroso.
–No te lo creo, déjame ver… ¡Jajá! Enfocaste un espejo que estaba en el fondo de la habitación.
Ya no hay comida, debemos movilizarnos aunque tengamos miedo a lo que se oculta en la oscuridad de la noche, lo único que nos queda es unos cuantos litros de agua, no esperaba menos del apocalipsis, lo único con lo que podríamos defendernos eran cuchillos de cocina que se romperían al clavarse en algo, tendremos que avanzar rápido y escondernos en la ciudad, esa cosa que vimos al llegar no entra a la cabaña como si respetara nuestro espacio, lo mas probable que pasé cuando salgamos es que pierda este respeto.
Cuando el sol estaba en su punto mas alto tomamos el valor para salir, tenemos suerte que el único ruido es el de las hojas de los árboles, aunque por la explosión las perdieron estas crecieron de nuevo. María y yo no hablamos mucho, ella es difícil de tratar mientras que yo soy de pocas palabras, las únicas veces que hablamos es cuando estamos asustados por la noche rezando para que ese maldito acosador no entre en la casa, nosotros no tenemos nada en común mas que la necesidad por sobrevivir, estar con un acompañante tiene sus beneficios, no te vuelves loco del silencio y tienes alguien que te apoyará sin importar lo aterrado que estés. Escuchamos un gruñido venir de entre los árboles, lo primero que hicimos fue girar varias veces buscando de donde provenía, segundos después estruendosos pasos nos rodeaban, alguna jauría nos quería como su almuerzo, lo mejor que podíamos hacer es correr sin mirar atrás, los sonidos extraños aumentaban mas y mas conforme avanzábamos, llegamos al punto que sentíamos que nos respiraban en la nuca, logramos salir del bosque y saltar un muro que nos separó de aquello que nos perseguía, al parecer esas cosas chocaron el muro y empezaron a gruñir a la vez que morderse entre ellos, aprovechando el poco tiempo que ganamos nos escondimos en un restaurante, bloqueamos la salida y entrada con sillas, armarios y utensilios, entre los dos levantamos las mesas para colocarlas contra las ventanas, estábamos tan acelerados que al momento de terminar caíamos rendidos de rodillas llenando el suelo de sudor.
–Nota mental, alejarse de los bosques, hay cosas peligrosas allí.
–Mein Gott. –María se levantó para vigilar las ventanas. –¿Qué a caso esta ciudad no se puede poner peor?
–¿Hay mas monstruos en las calles?
–No, pero tenemos a un loco poniendo trampas en todas las calles, hay espejos en las esquinas e hilos con chatarra y otros con campanitas atados a hidrantes, semáforos y buzones, es estúpido… están todas a simple vista. –Me acerqué para comprobar.
–No son para las personas, esas cosas son para algo mas, si lo ves detenidamente notarás que los espejos están puestos para tapar puntos ciegos, la chatarra y campanas son una forma de localizar el objetivo, tenemos a un cazador en está ciudad. Ahora mismo no es un problema, busquemos algo para comer, los restaurantes tienen una bodega con vegetales y carnes congeladas, quizá no haya electricidad pero debieron mantenerse frescos.
–Pasaremos aquí la noche, no es cómodo pero es mejor que estar afuera, solo imagina que nos topemos con las cosas del bosque, con lo que el cazador busca o con el mismo cazador.
–Tienes razón.
Al anochecer intentamos conciliar el sueño, estábamos recostados en una cama hecha de manteles y cortinas cuando de pronto las campanas empezaron a sonar muy fuerte, sonaban en diferentes secciones señalando que habían muchas cosas accionándolas, con cautela nos asomamos por las ventanas, este momento hizo un agujero enorme en mi memoria, lo recordaré siempre, multitudes de cuerpo muertos murmullando, gritando e insultándose entre si caminaban hacía una misma dirección, algo los trajo de regreso a la vida y los está llamando, cuando uno de estos posó su mirada en el restaurante nos escondimos detrás del mostrador, si nos ve querrá entrar y será un desastre. Diario mío esta noche será otra sin dormir a gusto, si las siguientes paginas están en blanco significa que aquí mismo nuestra vida acabó.
Septiembre 26. Sábado.
La suerte nos ha sonreído, los muertos desaparecieron, nuestros estómagos están llenos y conseguimos una mariconera en uno de los casilleros, al menos podremos cargar mas cosas, salimos por la tarde a buscar mochilas y armas, nuestra situación lo amerita, ya sabemos que este nuevo mundo es hostil y tendremos que defendernos con toda la fuerza que tengamos, evitamos las calles con trampas para no llamar la atención, pasamos por mas de quince locales sin encontrar nada mas que polvo, cuando procedíamos a entrar al último local encontramos un par de cosas curiosas, hay una radio estropeado, unos documentos quemados a medias y un esqueleto sentado en una silla con ropa militar, mientras saqueábamos el lugar logré ver que María tenia una pistola alemana Mauser C96 en la parte trasera de su pantalón, al parecer la estuvo escondiendo todo este tiempo, esta vez no le funcionó porque al agacharse su camiseta se levantó un poco mostrando el arma, veo que no podré confiar en ella cuando la situación se ponga peliaguda.
Una campana sonó cerca, alguien acaba de caer en la trampa, tome un pedazo de concreto del suelo para lanzarlo como distracción o defensa, nos apagamos a la pared y esperamos, los escombros crujiendo bajo zapatos nos hizo entender que estaba cerca, vimos de reojo que por fuera un hombre caminaba tranquilamente con una pistola en la mano ¿Será él quien puso las trampas? Cuando el sujeto se alejó lo suficiente le lancé el escombro a la espalda, rápidamente corrí a su encuentro para someterlo, pero, él se dio la vuelta y disparó su arma, por mera suerte la bala no me impactó, antes de que lo golpeara cruzamos miradas, entonces lo reconocí… era Selvin.
–¿Bob? –Me detuve.
–¿Wade? –Sorprendido bajó el arma.
–¡Pensé que estabas muerto! ¡Haha!
–¡Yo pensé que tu estabas muerto.
–¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar encerrado en un bunker?
–Me aburrí de estar allí, conociéndote supongo que no duraste mas de dos semanas.
–Salí a dar un paseo, me encontré con una chica y quise llevarla conmigo, pero esos desgraciados me dejaron fuera, desde entonces nos quedamos en un cabaña y ahora estamos de paso por la ciudad ¡María¡ ¡Ven! ¡Es un amigo!
–Un gusto, mi nombre es Evi María. No te imaginas el susto que nos hiciste pasar. –Alegre estrecharon sus manos.
–Yo soy Selvin, el gusto es mío, tengo una duda antes de seguir ¿Ustedes también escucharon campanas por la noche?
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♤[ Amanecer Sin Nombre ]♤
HorrorSeguí mi camino sin ver atrás, viví sin deseos y sin metas, ahora que estoy enfermo a la par que corrompido veo al cielo deseando que el sol se apague un día, hay monstruos en cada rincón oscuro, abominaciones que hice me acosan, soy un sobrevivient...